Cada año, miles de niños son reclutados como soldados. De acuerdo con un informe de la organización Save the Children , dos terceras partes fueron reclutados en África, algunos en edades tan tempranas como los seis años.
“Cuando el miedo se instala en tu corazón eres capaz de hacer lo que sea para defenderte” así es como Tahir comenzó su relato sobre su paso por el Ejército de Resistencia del Señor (LRA por sus siglas en inglés), el ejército de rebeldes de Uganda, acusado de terrorismo y de cometer crímenes terribles incluida la mutilación de mujeres y la utilización de niños soldado. Tahir fue uno de ellos.
Fue secuestrado cuando tenía doce años, un día los soldados llegaron a su aldea y se llevaron a todos aquellos que se veían suficientemente fuertes. Tahir tenía tres hermanos más pequeños que él pero no se los llevaron a todos “nos dijeron que no podíamos ir juntos; a los más pequeños de ocho y nueve años los ataron y los golpearon hasta morir, a mi y a mi otro hermano de once nos obligaron a estar ahí y verlo todo, los dos murieron”.
Tahir, como miles de niños no sólo en Uganda sino en muchas otras partes del mundo, fue entrenado como soldado y obligado a matar “a sus enemigos” enemigo que para el LRA es el ejército del gobierno ugandés que también secuestra y recluta niños para convertirlos en combatientes.
“Me entrenaron para matar a cualquiera que se pusiera en nuestro camino; para evitar que el miedo nos invadiera nos daban cocaína y otras drogas que mezclábamos para no sentir y no estar asustados, nos daba fuerza para olvidarlo todo”. Convertido en drogadicto a su corta edad, fue obligado a cometer masacres inimaginables. Baja la cabeza cohibido cuando recuerda que muchas veces quemaron aldeas enteras, arrasando con hombres, mujeres y niños por igual.
Las amenazas de matar a sus padres o de matarlos a ellos si intentaban escapar eran la razón por la que la mayor parte de los niños se quedaba, si alguno era sorprendido intentando huir el castigo era la muerte “una vez uno de mis amigos dijo que estaba cansado de esa vida y se fue antes del amanecer, alguien lo delató y lo atraparon, al amanecer nos hicieron formarnos y ver como lo golpeaban y después lo degollaban ante nuestros ojos”.
En Uganda se calcula que más de 20,000 niños han sido utilizados como soldados o como esclavos sexuale s, más del 50% de los combatientes de la LRA son niños algunos incluso de ocho años de edad; la mayoría de las familias vive hoy en campamentos de refugiados que también suelen ser “visitados” por soldados de la LRA dispuestos a secuestrar a más niños, por ello cada noche pueden verse en las carreteras a cientos de niños, a veces con sus padres, caminando en busca del refugio relativo que ofrecen las ciudades sólo para volver a sus aldeas la mañana siguiente.
“No quiero volver nunca a eso, me asusta pensar en todos aquellos a los que hice daño cuando fui soldado, a veces pienso que no tengo excusas para lo que hice y me dan ganas de pegarme un disparo y acabar con las pesadillas que llegan cada noche a atormentarme”.
Los niños que como Tahir logran escapar o son rescatados de los campos del LRA padecen graves trastornos físicos y psicológicos y deben pasar largo tiempo en rehabilitación para superar el miedo, la ira y las drogas. Muchos lo han perdido todo, su familia y amigos han muerto y no les queda nada más que la guerra. Cuando logran escapar, su reincorporación a la sociedad se vuelve difícil dados los severos traumas que traen consigo. “Mi mayor deseo -dice Tahir- es poder dormir sin soñar, sin recordar la pesadilla; que se vayan los muertos”.
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