El proceso de consulta para el juicio político contra Donald Trump , Presidente de Estados Unidos, dio ayer un giro bastante inesperado que podría llegar a cambiar el curso de los acontecimientos en el país del norte. Hasta hace unos días, en este mismo espacio adelantábamos que el proceso de impeachment podría incluso resultar beneficioso para la reelección de Donald Trump.
Sin embargo, el testimonio de Gordon Sondland , embajador en la Unión Europea echó una cubetada de agua fría al optimismo con el que se veían hasta entonces las audiencias en la Casa Blanca. Sondland fue muy claro en vincular a Trump con un plan que buscaba presionar a Ucrania para forzar una investigación en contra de su opositor Joe Biden y su familia.
Sondland
no tuvo empacho en vincular a distintos miembros del gobierno federal incluido el propio presidente Trump, pasando por Rudolph Giuliani , con quienes aseguró incluso haber tenido una llamada con una conversación “poco convencional” y en donde habría recibido instrucciones específicas en torno a la relación con el presidente Zellinsky .
El testimonio de Sondland es muy importante, pues admite abiertamente haber recibido órdenes directas de Donald Trump en los asuntos que correspondían a la relación con Ucrania y que aun cuando él y otros funcionarios no estaban de acuerdo con las instrucciones recibidas por la vía de Giuliani siguieron esas órdenes.
El reconocimiento expreso de trabajar en un quid pro quo entre Trump y el presidente Zellinsky pone el dedo en la llaga pues el propio presidente ha venido negando desde hace tiempo que se haya tratado de algo así, es decir, que nunca se presionó a Ucrania con negar ayuda militar a cambio de una investigación contra los Biden. Lo dicho por Sondland ayer apunta en la dirección contraria y contradice, no sólo los dichos presidenciales sino también otros testimonios presentados en las audiencias ante el Congreso.
Lo hecho por Trump encaja dentro de la descripción de soborno, uno de los tres supuestos establecidos por la Constitución de Estados Unidos para enjuiciar y remover a un presidente, el segundo sólo después de la traición.
Destaca lo dicho por el embajador en la Unión Europea: “Para el Presidente de Estados Unidos lo más importante era que las autoridades ucranianas anunciaran el inicio de una investigación contra los Biden , sin importar si esta finalmente se llevaba a cabo o no”. Esto es importante pues devela el carácter puramente electoral de todo el asunto, la intención de Trump no era descubrir si en verdad los Biden habían cometido una ilegalidad sino simplemente generar el suficiente ruido mediático para manchar la reputación del expresidente de Estados Unidos.
La posición de los republicanos, luego del testimonio de Sondland está ahora bastante comprometida. Por supuesto, los representantes del partido del presidente esperaban que el embajador lo protegiera, lo cual no ocurrió. Esto podrá convertirse en una pesada losa para los representantes republicanos a la hora de intentar seguir defendiendo a Donald Trump y así evitar el tan temido juicio político.
Si bien con los testimonios previos había materia suficiente para considerar el juicio político, lo dicho por Sondland ayer se puede convertir en la gota que derrame el vaso. Paradojas del destino que sea un partidario de Trump quien, al parecer, dé el empujón final a un juicio que, luego de esto, ahora sí parece inevitable.
Hoy, luego del testimonio de Sondland, parece imposible negar la responsabilidad de Trump . El presidente usó un ejercicio abusivo de su poder en la Casa Blanca al sobornar a las autoridades de Ucrania en su propio beneficio. Ambos temas sólo pueden juzgarse por la vía de un juicio político.
Gordon Sondland se ganó
, el día de ayer, un lugar en los libros de historia.