¡No puedo respirar! ¡No puedo respirar! Era el grito de una joven que yacía tirada en el piso afuera de su escuela. Junto a ella, decenas más lloraban mientras eran atendidas por familiares y amigos. Náuseas, entumecimiento, dolor de cabeza son algunos de los síntomas que reportan las jóvenes luego de la intoxicación.

En distintas ciudades de Irán cientos de niñas y jóvenes están siendo envenenadas en las escuelas en una situación que lleva ocurriendo al menos tres meses, pero que ha ido en aumento en los últimos días. Tan solo el miércoles pasado se reportaban al menos 400 jóvenes envenenadas.

El régimen iraní mantiene, sin embargo, oculta la cifra exacta del número de jóvenes afectadas, cuántas de ellas han debido ser hospitalizadas, en cuántas escuelas y qué ciudades. Extraoficialmente, sin embargo, se señala que son al menos 15 ciudades donde se ha envenenado a niñas en las escuelas y se calcula que al menos 1200 han debido ser hospitalizadas. Las cifras, lamentablemente, no pueden ser confirmadas dado el desinterés de las autoridades por investigar el asunto.

Tampoco ha confirmado oficialmente que se trate de envenenamientos provocados o de que se conozca quién o qué ha causado los incidentes en las escuelas. La teoría de que se trata de envenenamientos provocados proviene del testimonio de las propias jóvenes que han dicho que antes de enfermar han visto caer objetos al ser arrojados a los patios de las escuelas o han percibido olores fuertes previo el momento de la intoxicación.

Ante la creciente ola de disturbios originados después del asesinato, la respuesta del gobierno ha sido de mano dura, haciendo uso de violencia y detenciones arbitrarias. Se han impuesto incluso, cortes de internet para evitar que los manifestantes se organicen. Todas estas acciones han sido duramente criticadas por diversas organizaciones de derechos humanos, sin embargo, desde el plano internacional, parece haber ahora un silencio cómplice.

A pregunta expresa, el vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos se ha limitado a responder que esperan que las autoridades iraníes “investiguen a fondo estos envenenamientos”, que paren y que detengan a los responsables. Sin embargo, una investigación originada desde el propio régimen iraní tiene poco de creíble cuando incluso hay voces que señalan a diversos sectores dentro del gobierno como los probables responsables.

Luego de meses de protestas, tras el asesinato de Mahsa Amini por supuestamente haber violado el estricto código de vestimenta que se establece para las mujeres en Irán, el envenenamiento de las jóvenes pareciera ser provocado para forzar al cierre de las escuelas y evitar que las jóvenes puedan seguir participando en las marchas.

De tratarse de ataques orquestados por el régimen o por simpatizantes del mismo, se puede sentar un precedente fatídico, pues recuerda los ataques de que fueron objeto las niñas y jóvenes en Afganistán hace unos años cuando en zonas bajo control Taliban se dieron ataques con bomba que terminaron con la vida de muchas personas incluidas estudiantes, justo en los meses previos a la atropellada salida de Estados Unidos del país.

Como entonces, la respuesta del departamento de Estado fue vaga, llena de retórica, pero carente de acciones. Mientras tanto en Irán, ante el miedo de que algo más grave pueda ocurrir a sus hijas, algunas familias han tomado la decisión de ya no llevarlas a la escuela.

Twitter: @solange_

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