Hay un gran entusiasmo por el triunfo de Biden y por supuesto es de celebrarse. Sin embargo, una vez pasada la euforia hay que analizar la situación con un poco más de calma. Recordemos que el sistema electoral en Estados Unidos es complejo, cada Estado tiene sus propias reglas para contar -y recontar- votos. No hay una autoridad central que pueda hacer una declaración “oficial” del ganador.

Los resultados en Pensilvania son tan cerrados que se quedan en el margen de 0.5% que obliga a un recuento obligatorio de votos en cuyo caso, los resultados finales tendrían que presentarse en máximo 3 semanas.

Esto quiere decir que los 20 votos electorales de Pensilvania que hacen ganador a Biden entrarán a un proceso judicial que seguramente terminará en su favor pero que aún tomará tiempo. El reconocimiento de los Jefes de Estado del mundo es sumamente positivo y otorga legitimidad al triunfo de Biden, lo mismo la reacción de los medios de comunicación.

Hay que tener claro que el riesgo de seguir el proceso en las Cortes no estriba en que Biden pueda perder la elección, eso es prácticamente imposible. El riesgo es la polarización que genera la espera y la incertidumbre, particularmente si Trump continúa azuzando a sus seguidores con sus alegatos de fraude. Trump difícilmente dejará la Casa Blanca sin antes patear la puerta y eso pasa por el uso que puede hacer de los poderes que aún tiene como Presidente antes de dejar el poder.

Google News

TEMAS RELACIONADOS