Sentado en una mesa disfrutando de una tabla de quesos y una copa de vino, rodeado de gente en plena celebración cuando afuera las calles estaban vacías luego de que su gobierno había declarado un confinamiento estricto. Boris Johnson , Primer Ministro del Reino Unido ha desatado un gran rechazo en su contra luego de que admitiera haber asistido a una fiesta en mayo de 2020, justo en el pico de la pandemia y en abierta violación a las reglas establecidas por su propio gobierno.
En una crisis que inició hace ya varias semanas cuando los ingleses supieron que, mientras Johnson les pedía con cara de tristeza, que cancelaran sus reuniones de fin de año, tanto él como integrantes de su gobierno llevaron a cabo numerosas fiestas en el número 10 de Downing Street, la residencia oficial del Primer Ministro . Justo por aquellos días, el Ministro de Salud urgió a los ciudadanos a respetar las reglas de confinamiento y no socializar con más de una persona ajena a su familia.
Por varias semanas el silencio fue la respuesta ante los múltiples cuestionamientos que se hacían a su gobierno ante las revelaciones dadas a conocer por la prensa. Pero las fotos de la fiesta en el jardín de la casa del Primer Ministro, que prueban su asistencia y de su esposa forzaron a Johnson a presentarse al Parlamento a asumir su responsabilidad ahora que se ha iniciado una investigación para explicar lo sucedido.
“Me quiero disculpar” dijo Johnson frente a un Parlamento reticente “Conozco el enojo que siente la gente conmigo y con mi gobierno cuando piensan que en Downing Street las reglas no se respetan por quienes hacen esas reglas”. El Primer Ministro se excusó aduciendo que se trataba de una reunión de trabajo y no una fiesta.
Una disculpa que llega muy tarde en un momento en el que Johnson tiene los más bajos niveles de aprobación de todo su mandato. Con apenas el 23 por ciento de aprobación de acuerdo con encuestas levantadas los primeros días de este enero, pudiera parecer que el controversial Primer Ministro tiene los días contados. Pues las reacciones y enojo han ido en aumento al grado en que miembros de su propio partido consideran también pedir su renuncia .
En un régimen parlamentario como el inglés, las acciones del Primer Ministro están supeditadas al control político ejercido por el Parlamento, el cual puede llamarlo a rendir cuentas, explicar sus acciones y hacerle responsable por ellas forzándolo incluso a renunciar. Aún tratándose de decisiones que quizá no sean ilegales pero que políticamente hablando pudieran ser reprobables, como la fiesta a la que acudió Johnson en plena pandemia.
El proceso interno para activar una moción de censura que obligue a Johnson a dejar el cargo exige 54 votos de su partido (el 15 por ciento del total de la bancada). Hasta el momento se sabe de apenas 3 parlamentarios que han enviado su carta para retirar la confianza al Primer Ministro. El resto no ha hecho aún pública su intención. El tiempo corre y habrá que esperar para saber si el mecanismo de destitución puede iniciarse.
Sin embargo, los parlamentarios probablemente esperarán los resultados de la investigación interna que quizá se den a finales de la siguiente semana. El Primer Ministro se ha convertido en un lastre mas que en un activo, pero hasta el momento no hay una figura clara que pueda sustituirlo. Con elecciones locales por celebrarse en mayo próximo, el futuro de Johnson dependerá de los cálculos políticos dentro de su propio partido.