Sin muertos ni heridos y prácticamente sin daños materiales, así concluyó la intentona de Golpe Militar iniciada este miércoles por Juan José Zúñiga, excomandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia. Terminó con el presidente Luis Arce, vitoreado por sus simpatizantes ondeando la bandera nacional en el Palacio de Gobierno.

Un intento de golpe militar iniciado por un hombre que apenas hace unos días habría sido depuesto luego de haber hecho declaraciones contra el expresidente Evo Morales a quien acusó de “estar dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de volver al poder” y de quien señaló que no está habilitado [constitucionalmente] para postularse a la presidencia”.

Este miércoles por la tarde, soldados del ejército habrían comenzado a llegar a la Plaza Murillo en La Paz, capital de Bolivia con el supuesto objetivo de entrar al Palacio de Gobierno para derrocar al presidente Arce. Encabezados por Zúñiga quien habría declarado ante la televisión que buscaban “salvar la democracia”, “que el país no podía continuar como estaba” y que exigían la liberación de presos políticos, incluidos los opositores de derecha, Luis Fernando Camacho y Jeanine Añez.

La situación, sin embargo, no se deterioró más allá. Durante un par de horas, simpatizantes de Arce se reunirían en la Plaza Murillo, enfrentando gases lacrimógenos lanzados por los soldados y al general golpista atrincherado en una tanqueta.

Al ser detenido, el general Zúñiga hizo declaraciones ante los medios en las que daba a entender que se habría tratado de un autogolpe orquestado por el presidente Luis Arce. “El presidente me dijo que ‘la situación está muy jodida. Esta semana va a ser crítica. Es necesario preparar algo para levantar mi popularidad’ y entonces le pregunté ¿sacamos los blindados?”. Sácalos, le habría respondido Arce.

Por meses -diría incluso que por años-, el presidente Luis Arce y Evo Morales han estado en abierta confrontación. Una confrontación que se ha recrudecido en los últimos meses de cara a las elecciones presidenciales de 2025. Ambos estarían buscando el liderazgo del partido oficialista (el MAS, Movimiento Al Socialismo) y en consecuencia, la candidatura a la presidencia. Evo, sin embargo, se encuentra constitucionalmente impedido para volver a postularse. Recordemos que en la elección del 2019

A pesar de ello, Evo sigue empeñado en presentarse, pero para hacerlo necesitaría una nueva sentencia del Tribunal Constitucional (electo por voto popular) para anular la restricción y permitirle presentarse nuevamente. Esto solamente podría lograrse con una nueva integración del Tribunal para lo que sería necesario que Arce convocara a elecciones judiciales (las cuales debían realizarse desde diciembre), esperando que, con la popularidad de Morales, el nuevo Tribunal estaría integrado por partidarios de éste que podrían fallar a su favor. Arce, como es de esperarse, se ha negado a convocar a elecciones y de ahí la presión y movilización impulsada por Evo.

La disputa actual ha dejado al gobierno de Bolivia en una situación económica muy delicada. Incapaz de aprobar leyes, con una mayoría leal a Evo en la Asamblea Nacional, Arce no ha podido hacer frente a la acuciante crisis de reservas que cayeron de 1,000 millones de dólares en 2022 a sólo 166 millones a 2023. Bolivia, recordemos, tiene una importancia estratégica como uno de los países como mayores reservas de litio, parte del Triángulo de Litio (con 60% de las reservas mundiales) con aproximadamente 21 millones de toneladas en reserva.

Y mientras la economía de Bolivia se hunde, con ella también se ha hundido la popularidad de Arce. Esa popularidad a la que Zúñiga se refería al momento de su detención.

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