El Liceo Francés de Praga me recibió hace dos semanas, en el contexto del programa de becas Erasmus. Objetivo: observar y practicar dentro de sus grupos, de preescolar a preparatoria.
Es un dispositivo educativo que llama mi atención, por la manera en que exporta el Sistema Educativo Francés a tan diversas partes del mundo. En efecto, dicho Liceo es sólo uno de los más de 500 centros del mundo que integran el AEFE: Agencia para la Educación Francesa en el Extranjero.
Desde 1990, este dispositivo ha evolucionado hasta recibir ahora más de 356 000 alumnos.
Los establecimientos de la red están destinados a conciliar la educación francesa y la enseñanza de nivel internacional, por lo que la promoción del francés es permanente, así como el inglés y la lengua materna del sitio.
Casi el 77% obtiene matrícula de honor.
En el caso de Praga, 780 estudiantes conforman el Liceo, así como 90 profesores checos, franceses, británicos, entre otros. En 1998, el primer ministro Lionel Jospin inauguró el nuevo edificio, ubicado en pleno corazón de Praga, ciudad con historia particular como todas, pero amenazada en su historia como muy pocas.
Por ello el Liceo Francés tuvo que cerrar en varias ocasiones, vulnerado por las guerras nacionales que presenció desde 1919, en el periodo de la aún Checoslovaquia. Ello vuelve aún más interesante la identidad del centro educativo y los alumnos que lo conforman. La sensibilidad de su pasado, con las oportunidades lingüísticas que el Liceo ofrece, aunado a sus infraestructuras y recursos de primera calidad, convierten esta oportunidad educativa en una vanguardia que otros países pudieran imitar. Llevar los Sistemas Educativos Nacionales a otras naciones del mundo… ¿por qué no?
Maestra de primaria en escuela pública en México. Licenciada en Educación Primaria por el Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima (ISENCO). Estudiante de Maestría en Educación Primaria en el Instituto Superior de Magisterio y Educación (INSPE) de París.