Hace 6 meses llegué a París, y en 50 días regresaré a Colima, mi estado. El 20 de septiembre de 2021 bajé al aeropuerto Charles de Gaulle, por cuarta ocasión en mi vida. He sido muy afortunada, no sólo por los viajes, sino porque París ha sido siempre para mí la ciudad de mis sueños.
Crecí siguiendo el “Cliché” de la niña enamorada de París. Yo era esa niña. Sin conocerla, ya hablaba de vivir en esta ciudad, de subir la Torre Eiffel, de comer baguette, vestirme “chic”, ver la “Vida en Rosa”, y en resumen, descubrir a carne viva las promesas e ilusiones de la Ciudad del Amor.
No imaginaba que mi sueño se cumpliría, y por ello quiero compartir lo que me trajo aquí.
Diría que lo primero fue ese gran deslumbramiento mío. Quizá todos tenemos uno. Para mí siempre fue París. Siempre fue, inocentemente, lo máximo.
Pero quizá lo que después me acercó fue estudiar Francés. Cuando tenía 14 años comencé con el idioma, y para mí era algo tan romántico de escuchar, tan desafiante de pronunciar; tan bonito de estudiar.
Cuando cumplí 19, comencé a ser maestra de Francés. No me sentía preparada, pero fui buscada para el trabajo, y mi pasión por la lengua me hacía prepararme todos los días, y por ende, a mejorar mucho más mi nivel.
A los 20, gané una beca para estudiar tres meses en Rennes, al noroeste de Francia. Y a los 24, regresé nuevamente becada, pero en esta ocasión a la capital, para impartir clases de Español en una escuela primaria, en el “vingtième arrondissement”.
Después de vivir aquí ya algunos meses, deseo compartir mi experiencia, para todas y todos aquellos que, como yo, pudieran interesarse.
Francia ofrece una oportunidad excelente para vivir temporalmente en sus tierras. Se llama “Programa de Asistentes de Idioma”, y lo mantiene con más de 70 países, desde hace varias décadas. Con México, son ya 20 ediciones efectuadas. De hecho, nuestro país tiene la ventaja de ser la nación de América Latina con el mayor de los acuerdos en este específico programa.
Francia envía a varios ciudadanos a impartir su lengua al exterior, pero sobre todo, recibe a muchos, muchos extranjeros cada año para que impartan sus idiomas maternos, lo que revela su interés en el intercambio y engrandecimiento cultural.
Los extranjeros que venimos, trabajamos siete meses en nivel preescolar, primaria, secundaria o preparatoria. Cumplimos de 12 a 15 horas semanales, lo que nos permite descubrir y permearnos culturalmente de donde temporalmente vivimos, que puede ser en cualquier sitio de Francia.
El sueldo no es gigantesco, pero sí suficiente para vivir cómodamente, e incluso viajar en las extensas vacaciones que se otorgan: ¡Dos semanas de “congés”, por cada seis semanas de trabajo!
Vivir esta experiencia es increíble, como quizá resulta fácil de concluir. Pero hoy, que sólo me restan 50 días de este hermoso sueño, inicio este espacio para compartir un poco más lo que percibo.
Por lo pronto, espero que el Programa de Asistentes de Idioma sea más difundido (los hay con más naciones), que postulen quienes lo deseen, y que incursionen en el mundo de lenguas extranjeras todo aquel y aquella que sienta atracción por alguna. Nunca sabemos hasta dónde nos llevará el, simplemente, comprender un poco más otra cultura.
Gracias por leerme, y gracias a todos los que me motivan y apoyan siempre.
Maestra de primaria en escuela pública. Licenciada en Educación Primaria por el Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima (ISENCO).