“Serás una princesa, sí, pero de las que construyen su propio castillo”. Cada vez que recuerdo estas palabras de mi padre en alguna conferencia, noto inmediatamente que se dibujan sonrisas entre las mujeres presentes. La frase es simple pero poderosa y resuena en los oídos de generaciones enteras de mujeres que crecieron bajo el paraguas de la dependencia financiera.

Más allá de las palabras que cada una haya oído en su niñez, hablar de castillos y princesas me ha permitido motivar a unas y hacer reflexionar a todas. Lo cierto es que para construir el “castillo propio” hay que empezar ladrillo por ladrillo y esto significa, antes que nada, poner bajo la lupa nuestra relación con el dinero.

Aunque el poder financiero de las mujeres ha crecido en las últimas décadas, todavía hay demasiados castillos a medio construir y muchos tabúes alrededor del merecimiento y las metas con las que, en teoría, deberíamos conformarnos. Incluso muchas mujeres todavía creen que su desdibujada relación con las finanzas es un asunto individual y no el reflejo de un arraigo cultural de larga data.

Que es un laberinto demasiado complejo en el que podríamos perdernos. Que sus reglas no son amigables para nosotras. Que es demasiado complejo o que simplemente no es “para nosotras”. Algunos de estos prejuicios respecto de las mujeres y el dinero han sobrevivido hasta hoy y la consecuencia es que, incluso quienes son exitosas en sus profesiones, todavía se sienten en una cuerda floja al momento de negociar su salario o decidir una inversión.

“Del ladrillo al castillo”

En este escenario, para que todas las mujeres lleguen al castillo propio, no basta con el impulso individual. Es necesario que haya una educación financiera consistente que enseñe a invertir, a ahorrar y, en definitiva, a tomar decisiones informadas y acordes a las metas de cada una. En otras palabras, que ayude a las mujeres a multiplicar la riqueza potencial de los ladrillos que ya tienen entre sus manos.

Sé que no es fácil. Muchas mujeres no tuvieron la suerte de escuchar a alguien como mi padre ni fueron incentivadas con la idea de crear riqueza. Afortunadamente, algunos paradigmas van quedando atrás a medida que el avance de las herramientas digitales derriba las últimas barreras técnicas. Hoy existe un enorme abanico de aplicaciones, plataformas y recursos en línea que les posibilitan a las mujeres diseñar itinerarios de aprendizaje personalizados sobre economía y finanzas.

Entretener, educar y mostrar

En medio de este escenario en transformación es fundamental democratizar el acceso a la inversión y al emprendimiento para aquellas mujeres que no pudieron o no supieron desplegar su todo potencial financiero, además de derribar aquellos mitos sobre la educación financiera que obstaculizaron por tanto tiempo sus carreras.

La generación de riqueza, que antes parecía únicamente reservada a quiénes tenían conocimientos financieros sofisticados, hoy se presenta como un desafío perfectamente posible en iniciativas tales como Unicorn Hunters, una plataforma que matchea las ideas innovadoras con la financiación para realizarlas. Para millones de mujeres, el acceso a este tipo de herramientas les brinda un potencial sin precedentes para transformarlas en arquitectas de su propio futuro financiero.

CEO de Unicorns Inc y fundadora de Unicoin

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