El último acontecimiento alrededor de Bitcoin (el “halving”) disparó las búsquedas de Google en todo el mundo y especialmente en América Latina. Aunque se trata de un tema relativamente técnico, es un claro indicador del creciente interés por la criptomoneda más famosa y, particularmente, por su evolución dentro de un ecosistema financiero mayor.

Las criptomonedas, denostadas en algún momento por figuras de la talla de Paul Krugman, tienen cada vez menos detractores y su resistencia retrocede de manera inversamente proporcional al avance de la educación financiera. El analista Jeff Roberts lo ha sintetizado así: “El número de personas que quieren luchar contra Bitcoin está disminuyendo rápidamente, hasta tal punto que es difícil saber quién es David y quién es Goliat”.

En México, el entusiasmo convive con la cautela y, alejados completamente del “no” rotundo, la mayoría de los ciudadanos -casi un 75%- desea . Esta demanda sintoniza, además, con la necesidad de contar con fuentes de información confiables y conocimientos que permitan comprender con más nitidez los riesgos, ventajas y oportunidadesdel ecosistema cripto.

No todo lo que brilla es Bitcoin

El escenario actual, tanto en México como en el resto de América Latina, muestra indicadores sólidos sobre el creciente interés de una parte de la población en las criptomonedas pero también desorientación a la hora de dar el primer paso. Si tuviéramos que traducirlo en una frase simple, es como si los potenciales criptoinversores hubieran pasado del “no sé” al “sí pero cómo” o al “sí, pero cuáles (criptomonedas)”.

Para despejar esas y otras inquietudes, es esencial avanzar en iniciativas de educación financiera que abran el abanico de activos digitales mucho más allá de Bitcoin. Las cotizaciones récord de la criptmoneda más famosa suelen deslumbrar a los medios y al público pero también inhiben a muchas personas a la hora de incursionar en el futuro del dinero.

En este sentido, que la gran mayoría de los mexicanos apoye la necesidad de algún tipo de regulación debe ser leído como un dato fundamental en dos sentidos. Por un lado, se busca cierta protección ante la volatilidad intrínseca de Bitcoin y por otro, es una señal para que otras criptomonedas “entren en el menú” de inversiones.

Este cambio de página en la breve pero vertiginosa historia de las criptomonedas (¡Bitcoin tiene sólo 15 años!) necesitará dosis consistentes de educación y regulación. Las decisiones financieras no pueden sustentarse a partir de búsquedas circunstanciales en Google ni sostenerse sin ningún tipo de reglas de juego para quiénes decidan invertir en activos digitales.

En abierto contraste con el anonimato y la volatilidad -características de la primera generación de criptomonedas- cualidades como el respaldo y la regulación deben entrar en escena para que más personas puedan ser parte del futuro del dinero a partir de estrategias basadas en la mejor educación financiera disponible.

CEO de Unicorns Inc y Fundadora de Unicoin Inc

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