El 11 de diciembre Rusia y México celebran una fecha memorable, el 130º aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas . En 1890 se abrió un capítulo nuevo en nuestra historia compartida. En los decenios pasados los vínculos bilaterales, basados en los sentimientos de una simpatía mutua de pueblos y entrelazamiento de culturas, fueron enriquecidos por una estrecha cooperación económica, la aspiración recíproca para construir una asociación de respeto mutuo e igualdad en derechos con fundamento en la cercanía de intereses políticos, referencias morales y valores.
Sin embargo, nuestra interacción práctica inició mucho más antes. El Imperio Ruso , que poseía territorios en América del Norte, desarrolló un interés activo por México, que formaba parte de Nueva España, aún en los albores del siglo XIX. La Compañía Ruso-Americana que comerciaba en aquel entonces realizó varias expediciones a la región. En 1812 casi a la entrada de las posesiones españolas quedó fundado Fort Ross. Aunque los primeros contactos con los mexicanos eran esporádicos, esa vecindad consolidó la aspiración de entendernos mejor, depositó los cimientos para seguir acercándonos.
Otra etapa se inició en el transcurso de la lucha del pueblo mexicano para liberarse de la opresión colonial. Después de que México obtuvo su independencia en 1821 nuestras naciones a lo largo de dos decenios, en esencia, tuvieron una frontera común trazada por la línea de la bahía Rumiantsev (hoy día, la Bodega), al norte de la cual hasta 1841 se extendían las posesiones de Fort Ross.
A finales de los años 20 – a inicios de los años 30 del siglo XIX representantes de Rusia y México llevaron a cabo una serie de negociaciones respecto a la posibilidad de celebrar un acuerdo comercial e intercambiar misiones. La emigración rusa a la región en gran medida contribuyó a que se profundizaran los contactos entre ambos pueblos. Para muchos connacionales rusos que se fueron al Nuevo Mundo para construirse una vida nueva, México se convirtió en la segunda casa.
Simbólicamente los destinos históricos de Rusia y México comparten muchos rasgos similares. En algún sentido incluso navegamos por rumbos paralelos. Nuestros países vieron grandes revoluciones sociales (en 1910 en México y en 1917 en Rusia). México fue el primer país del continente americano en reconocer el joven Estado soviético y establecer relaciones diplomáticas con la URSS en 1924.
Una gran influencia fue ejercida por el arte de la vanguardia y revolución rusa sobre el muralismo mexicano. El poeta Vladimir Mayakovsky visitó México y era amigo de Diego Rivera. El director de cine Sergei Eisenstein, cuyas películas se admiran por el espectador mexicano hasta hoy, estuvo en el país latinoamericano rodando la cinta ¡Qué viva México! El país azteca se convirtió en la segunda patria para el pintor Vladimir Kibalchich. Hoy en la ciudad de Mérida funciona el Centro de Estudios Mayas que lleva el nombre del científico Yuri Knórozov quien inventó la llave para descifrar la antigua escritura maya.
Este año se celebra el 75º aniversario de la terminación de la Segunda Guerra Mundial y la fundación de la Organización de Naciones Unidas. Guardamos con esmero la memoria de que en los años arduos de la violenta lucha contra el nazismo México nos apoyó. El escuadrón 201 de la Fuerza Aérea Mexicana, más famoso como los Águilas Aztecas, batalló en el teatro de combates del Pacífico contra el Japón. Después de la Victoria laboramos junto con México para construir un mundo de la posguerra cuyo fundamento fue cimentado por la Carta de la ONU.
En este periodo las relaciones bilaterales se ampliaron notablemente. Se produjo una activación sustancial de los intercambios culturales y científicos.
La terminación de la guerra fría, la desintegración de la URSS y los dramáticos cambios en el ámbito internacional en los 1990 han sido una prueba de resistencia para los vínculos ruso-mexicanos. Hoy se puede decir con seguridad que nuestros países pasaron esa prueba con éxito, fortaleciendo su papel como importantes centros de política mundial.
En el siglo XXI Rusia y México intervienen como socios naturales en los asuntos globales. Vemos en México un actor fuerte y con iniciativa en los niveles regional e internacional, que tiene una voz independiente a la hora de resolver problemas de mantenimiento de estabilidad y seguridad global. Estamos unidos por ser comprometidos firmemente a la supremacía del derecho internacional y fortalecimiento del papel protagónico de la ONU en la resolución de problemas mundiales, el rechazo de enfoques unilaterales, la opción a favor de las vías políticas y diplomáticas del arreglo a las crisis y los conflictos.
El marco de nuestra interacción en la etapa contemporánea está determinado por la Declaración sobre los principios de las relaciones y cooperación, firmada en 1997. Los lazos ruso-mexicanos se construyen a partir de una filosofía política compartida con base en un entendimiento de que no hay alternativas a un orden multipolar, protección y consolidación de la soberanía nacional, respeto al equilibrio de intereses en las relaciones internacionales. No intervenimos en los asuntos internos y no imponemos actitudes, trátese del diálogo bilateral o formatos multilaterales.
Partiendo de esos entendimientos básicos, avanzamos mucho en consolidar el tejido de nuestros lazos, de importancia medular, para los cuales se tienen los contactos al nivel más alto. En los últimos 20 años, el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, visitó México en dos ocasiones, mientras que los mandatarios mexicanos realizaron tres visitas a Rusia.
Un diálogo constructivo y franco entre nuestras Cancillerías permite resolver problemas emergentes y coordinar nuestros enfoques en el ámbito internacional. Rusia y México cooperan fructíferamente en la ONU, el G20, la APEC y otros foros y organizaciones internacionales y regionales. Esperamos que nuestros contactos sean aún más substanciales, teniendo en cuenta el trabajo conjunto que nos espera en el Consejo de Seguridad de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Apreciamos la contribución de México al fortalecimiento de los procesos de integración en la región de América Latina y el Caribe. Quisiera destacar su papel proactivo en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde México mantiene su presidencia pro tempore en 2020-2021. Estamos dispuestos a reanudar los contactos regulares entre Rusia y CELAC.
Un componente importante del diálogo entre nuestros Estados son los lazos interparlamentarios por conducto de los Grupos de Amistad en ambas Cámaras de nuestros parlamentos, así como vínculos en el formato multilateral, en el marco de la Unión Interparlamentaria, el Foro Parlamentario de Asía-Pacífico y el Foro Consultivo de Presidentes de Parlamentos de los países miembros del G20.
Colaboramos de manera exitosa sobre los problemas que afectan a toda la humanidad: la seguridad global y regional, la lucha contra el terrorismo internacional, el cambio climático y el desarrollo sostenible. Nuestros socios mexicanos nos apoyan en carriles tan importantes como las medidas de transparencia y fomento a la confianza en el espacio, la iniciativa de no ser primeros en desplegar armas en el espacio ultraterrestre, la seguridad informática internacional, la no glorificación del nazismo.
Las relaciones entre nuestros países, y eso es de suma importancia, nunca han sido empañadas por divergencias profundas. Por supuesto, podemos diferir en cuanto a ciertas cuestiones de la agenda internacional actual. Pero lo esencial es que uno respeta la postura del otro, si esta postura es independiente, consecuente y se basa en un análisis de la situación real, si está abierta al debate. Continuaremos con interés el diálogo sobre las perspectivas de desarme nuclear y el Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares, sobre los enfoques relativos al problema mundial de drogas y el tema de derechos humanos.
A Rusia y México, nos une la cooperación multifacética en las esferas económico-comercial y de inversiones. El país latinoamericano es uno de nuestros socios principales en la región que a lo largo de muchos años ocupa el 2º lugar en términos de intercambio comercial (2.58 mil millones de dólares estadounidenses en 2019).
Nuestras economías no compiten sino que se complementan. Se están desarrollando proyectos de inversiones e infraestructura grandes, aunque por ahora “focales”. Una aportación ponderable la hacen empresas como Rosatom y Lukoil. Con la participación de Rusia fueron construidas las centrales hidroeléctricas Aguamilpa y Huites, fue suministrado el equipo para las hidroeléctricas La Yeska y El Cajón. Los helicópteros de fabricación rusa que se utilizan en las operaciones de rescate, así como en la lucha contra el crimen organizado y narcotráfico, adquirieron buena reputación en el mercado mexicano. Entre ejemplos de las inversiones mexicanas en la economía rusa se puede mencionar la compañía NEMAK, que abrió en 2015 una planta de autopartes en Rusia, así como Gruma International Foods que lanzó en 2017 una planta de elaboración de productos alimenticios.
Son unas iniciativas ambiciosas e interesantes, las respaldaremos por todos los medios posibles. El potencial para el comercio e inversiones es considerable. Hay perspectivas prometedoras en la industria energética, automotriz, aeronáutica, de construcción naval, química y farmacéutica, en el transporte ferroviario, la agricultura, así como en los sectores de alta tecnología y de innovaciones. Estamos avanzando y tratamos de mantener el ritmo incluso durante la pandemia.
Un papel importante en la consolidación del marco de la colaboración material tiene la Comisión Mixta Ruso-Mexicana para la Cooperación Económico-Comercial, Científico-Técnica y Navegación Marítima copresidida por el Ministro de Trabajo y Protección Social de la Federación de Rusia, Antón Kotyakov, y la Secretaria de Economía de los Estados Unidos Mexicanos, Graciela Márquez Colín.
Consideramos como tareas principales la diversificación del comercio bilateral, el fomento a las inversiones y a los contactos directos entre los círculos empresariales de ambos países. Bajo el auspicio de la Cámara de Comercio e Industria de Rusia funciona el Comité de Empresarios Rusia–México, encabezado por el Presidente de la empresa United Aircraft Corporation, Yuri Slyusar. Se distingue la organización de misiones de negocios de las empresas rusas y mexicanas líderes en los ámbitos de maquinaria, tecnologías de información y comunicaciones, energía y medicina.
La cooperación cultural sigue siendo nuestro legado común. Entre los eventos de los últimos años se destaca una exhibición a gran escala de los cuadros de Wassily Kandinsky en la Ciudad de México. Las muestras de las obras de Frida Kahlo y Diego Rivera en Moscú y San Petersburgo (2018–2019) provocaron un gran interés del público ruso. En el marco de los programas de cooperación cultural se celebran regularmente las jornadas de la cultura de Rusia y México, actuaciones de célebres artistas, muestras y presentaciones de los museos de ambos países, conferencias científicas y festivales de cine. En el año en curso Rusia participó como país invitado de honor en la 33ª edición de la Feria Universitaria del Libro en Pachuca, que se celebró de manera digital.
Apreciamos mucho el interés de la Parte Mexicana por los intercambios estudiantiles y académicos con Rusia. Cada año nuestro país ofrece becas para que ciudadanos mexicanos puedan estudiar en universidades rusas. Con mucho gusto accederíamos a las peticiones de nuestros amigos de aumentar las cuotas de dichas becas para la formación de médicos mexicanos en nuestras universidades.
Estamos trabajando para perfeccionar la base legal de las relaciones ruso-mexicanas. Rusia está interesada en la firma de un acuerdo comprensivo sobre la supresión de visas para los viajes mutuos de ciudadanos de ambos países, lo cual sería un compromiso emblemático ante los crecientes intercambios turísticos y empresariales.
El carácter plurinacional de los dos Estados habitados por múltiples pueblos indígenas, así como la existencia de territorios remotos y poco accesibles en ambos países fomentan el interés de las ciudades y regiones por establecer lazos directos. Está en vigor el Acuerdo de cooperación entre los gobiernos de San Petersburgo y Guadalajara, en diciembre de 2019 se firmó el nuevo Programa de Cooperación entre Moscú y la Ciudad de México para 2019–2022.
La interdependencia de Estados en un mundo globalizado y las nuevas realidades relacionadas con el brote de coronavirus han subrayado el valor de ayuda mutua, la disposición de tender una mano. La intensa cooperación con México en la lucha contra la pandemia ha sido testimonio elocuente de que nuestros países están unidos por el deseo de tender puentes en vez de erigir muros, enfrentar nuevos desafíos hombro con hombro.
La gloriosa historia de los lazos ruso-mexicanos nos ha ayudado a echar un cimiento sólido para el futuro. Vemos con optimismo el porvenir de nuestra cooperación. Estamos listos a garantizar la continuidad en los ámbitos tradicionales y avanzar en direcciones nuevas. Existen tanto la voluntad política como la base material para hacerlo. Los 130 años de las relaciones diplomáticas inspiran la certeza de que los objetivos planteados serán cumplidos y los lazos mutuamente ventajosos entre Rusia y México se fortalecerán por el bien de nuestros Estados y pueblos, en aras de la paz y estabilidad internacionales.