El brutal asesinato de Dante Emiliano, un niño de 12 años, ha conmocionado a todo México. El desgarrador video que circuló en redes sociales muestra cómo le arrebataron la vida a balazos mientras suplicaba por su vida, intentando defender a su madre. Este acto atroz expone la alarmante ola de violencia que azota al país, especialmente en el estado de Tabasco. La muerte de Dante es un recordatorio desgarrador de que la inseguridad ha alcanzado niveles insostenibles y que es imperativo tomar medidas urgentes para proteger a nuestros niños y a toda la sociedad de esta tragedia que se repite día tras día.

El caso de Javier Modesto, un chiquito indígena de 3 años de edad que desapareció sin dejar rastro, sumiendo a su familia en la angustia. Sin embargo, la realidad resultó aún más desgarradora cuando sus restos fueron encontrados en una fosa en Guanajuato, revelando que había sido brutalmente atropellado. La imagen de este chiquito, lleno de vida, siendo arrebatado de manera tan despiadada, estremece hasta lo más profundo.

Nuevamente en Tabasco, Misael, de 17 años, y su hermanito Darwin, de tan solo 7 años, fueron brutalmente asesinados en su propio hogar. En un acto de amor y valentía, Darwin se interpuso entre su hermano y los asesinos, sacrificando su vida para protegerlo. La idea de unos niños enfrentándose a asesinos armados es un testimonio desgarrador de la inocencia perdida y de la crueldad sin límites que envenena nuestra sociedad.

Estamos llegando demasiado tarde, una vez más. ¿Hasta cuándo vamos a entender que tenemos que prevenir y fortalecer la protección de nuestros niños y niñas?

No podemos seguir permitiendo que se pierdan vidas inocentes mientras nos quedamos de brazos cruzados. Poner el peso sobre una estrategia punitiva exhibe la ineptitud de las autoridades por salvar las vidas.

Estamos hablando de que en México hay 2 asesinatos diarios de menores, cifra superior a la de países en guerra como Afganistán, Ucrania e Irak. (Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y Redim)

Es evidente que hemos sido indiferentes en prevenir el delito con estrategias puntuales que atiendan la realidad de la normalización de la violencia que cada día se impregna más en la cultura. Es indispensable la creación de las políticas públicas con conocimiento puntual de quiénes son los nuevos grupos criminales, cómo operan y bajo qué “códigos” se rigen.

No podemos seguir pensando que en México los grupos delictivos cumplen y respetan el famoso lema de “mujeres y niños no”. Hoy, necesitamos una estrategia integral donde se haga inteligencia criminal y penitenciaria y donde la información e investigación trascienda a la creación de políticas públicas y llegue a los espacios de la materia para que las infancias estén realmente protegidas en todos los niveles.

Hoy velamos a Dante, Javier, Misael y Darwin, porque una vez más le fallamos a la infancia en el país. ¿Hasta cuándo México? ¿Hasta cuándo?

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