Una revista especializada en turismo, publicó en días pasados una nota según la cual Cancún presenta un “histórico” lleno hotelero. El presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres, dijo que se podrá alcanzar incluso un 100% de ocupación en las vacaciones decembrinas.

Hay otras noticias igual de optimistas: una según la cual están llegando muchos vuelos a su aeropuerto (algunos días más de 500) y otra según la cual prevén que la ocupación hotelera seguirá estable: “No se vislumbra una caída sino todo lo contrario”, ha señalado el director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo, quien considera que se superarán los 12 millones de visitantes.

Los mismos días en que se dieron a conocer estas alegres noticias, se dieron también otras: la de una nueva balacera en la zona hotelera de Cancún y la de una en Puerto Morelos, en plena playa llena de turistas. Apenas en octubre, dos turistas murieron en una balacera en Tulum.

La violencia ha venido ocurriendo reiteradamente en esa zona. Y esto ha seguido así con todo y que el gobierno federal envió a decenas de militares, elementos navales y guardias nacionales para reforzar la seguridad en los principales focos turísticos del estado.

Lo sorprendente sin embargo, es que mexicanos y extranjeros siguen visitando esos y otros lugares turísticos. En mi novela Demasiado Odio digo: “Las personas van a sus escuelas trabajos gimnasios restoranes iglesias parques centros comerciales mercados palenques cines; celebran bodas bautizos quince años; compran y pasean como si la tragedia no estuviera aquí mismo, encima de todos”.

Pero ¿qué podemos hacer? ¿Quedarnos encerrados en nuestra casa un día por la violencia y otro por el virus? No, eso ya no es posible. Los humanos somos seres sociales, necesitamos de los demás y queremos salir. ¿Qué culpa tenemos de que el gobierno no pueda darnos las seguridades para hacerlo? ¿Qué culpa tenemos de que no cumplan las promesas que nos hicieron?

Porque la verdad es que los años pasan sin que ningún gobierno pueda resolver esto, aunque siempre digan que ya saben cómo hacerle y siempre informen que los delitos disminuyeron, como hizo recientemente y a pesar de los sucesos en esa entidad, el secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo y como dicen reiteradamente la secretaria de Seguridad Pública federal y el secretario de Defensa, aunque sus datos de “disminución” sean de menos del 2%. No encuentro otra palabra más que cinismo, para definir lo que afirmó hace unos días Rosa Icela Rodríguez de que “México está en la ruta de la pacificación”.

Cuando uno escucha los informes de las autoridades, los proyectos de los empresarios hoteleros y los planes de las personas, parecería que vivimos en otro país. Es evidente que todos voltean (volteamos) al otro lado y fingen (fingimos) no darle importancia a esos hechos, para así poder vivir la vida.

Así que felices vacaciones a quienes irán a las playas de la Riviera Maya, Veracruz y Guerrero, a los balnearios de Morelos, a las ciudades coloniales de Guanajuato y Zacatecas, a los pueblos de Michoacán y Chiapas. Que disfruten nadar en los mares, visitar vestigios prehispánicos o iglesias coloniales, comprar artesanías, caminar por calles y mercados, probar los platillos de cada región. Les deseo que regresen con bien a sus hogares y que tengan un feliz año.

Escritora e investigadora en la UNAM.
sarasef@prodigy.net.mx
www.sarasefchovich.com