Excelente la razón del presidente López Obrador para negarse a asistir a la Novena Cumbre de las Américas, que tendrá lugar próximamente en Los Ángeles, California. Dice que se debe invitar a todos los países del continente, sin importar su régimen político, económico, social o jurídico ni su relación con cualquiera de los otros que componen este conglomerado llamado América: “Quiero hacer valer la independencia y la soberanía y manifestarme por la fraternidad universal. No estamos para confrontación, estamos para hermanarnos", manifestó el Mandatario.

Y es que allí, en esa reunión (y en los varios organismos continentales como la OEA), es donde se tienen que plantear las diferentes ideas y modos de gobernar que ha elegido cada nación, pues no tenemos por qué todos pensar ni actuar de la misma manera, y la democracia consiste en respetar y debatir las diferencias.

Por eso, y esto no se ha dicho, en esa reunión (y en los varios organismos continentales como la OEA) se deberá también poder criticar, y los asistentes tendrán que aguantar lo que se les diga, incluyendo a los poderosos y a aquellos que no soportan la crítica ni la oposición dentro de sus países y hasta encarcelan a quienes las hacen.

Porque si bien es cierto que no se le debe negar a nadie el derecho a exponer su punto de vista, tampoco se le debe negar a nadie el derecho de oponerse y criticar si no está de acuerdo. Solo de esta manera se completaría la propuesta del Presidente de México.

Y eso inevitablemente me lleva a la pregunta de ¿por qué no vale lo mismo para nuestro país? ¿Por qué aquí no se permite que todos expresen su punto de vista, sea cual sea? ¿Por qué aquí no se quiere escuchar a los críticos y a los opositores? ¿Por qué aquí se les excluye y solo reciben descalificaciones e insultos que van desde malandros hasta hampones, desde farsantes hasta hipócritas, lambiscones, chayoteros, demagogos, vendidos y muchos adjetivos más? ¡Se les acusó de traidores a la patria a quienes no estuvieron de acuerdo con la propuesta de reforma eléctrica! y se los linchó en plaza pública siguiendo el ejemplo maoísta, se propuso meterlos a la cárcel siguiendo el ejemplo de Nicaragua y Cuba y hasta se dijo que sería mejor fusilarlos! De ese tamaño es la incoherencia.

La valentía del Presidente para enfrentarse a los poderosos vecinos del norte por una cuestión de principios, es digna de aplauso. Pero… es la misma valentía, y es también digna de aplauso, que tienen los medios, analistas, estudiosos y comentaristas para enfrentarse al poderoso gobierno por maneras distintas de entender las cosas y de considerar que se las debe manejar. No que tengan necesariamente razón, pero merecen ser escuchados, cualquiera que sea su ideología política y económica, su situación social y cultural, su opinión respecto a la seguridad, a la salud, a las demandas de las mujeres, a la educación y en general a las acciones del gobierno. Ya es tiempo de dejar de atacar y de pretender acallar, pues como dice el Presidente: “No estamos para confrontación, estamos para hermanarnos".

Es hora de que el presidente López Obrador haga en relación a los mexicanos, lo mismo que él le pide al presidente Biden de Estados Unidos que haga en relación a todos los países de América: Incluir a todos y respetar las diferencias.


Escritora e investigadora en la UNAM
sarasef@prodigy.net.mx


 

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