Fui invitado por el Dr. David Martínez, Rector de la Benemérita Universidad de Oaxaca para la ceremonia solemne de imposición del grado de Doctor Honoris Causa de José Agustín Ortíz Pinchetti. Por cuestiones de agenda, no me fue posible asistir. Por ello, decidí escribir estas líneas que agradezco a El Universal su publicación. La idea, que no pude transmitir, es que la biografía personal de mi amigo y Mtro., se va interconectando con la historia nacional de manera absolutamente sincrónica en tres tiempos: el autoritarismo priísta, la transición democrática y la Cuarta Transformación.

Primer tiempo: el autoritarismo priísta.

José Agustín Ortíz Pinchetti se formó como abogado en la Escuela Libre de Derecho, con una fuerte presencia en su desarrollo académico del profesor Jorge Castañeda (que me hace evocar ese lugar común que se cuestiona cómo es posible que un mismo nombre signifique dos cosas tan distintas con una sola generación de diferencia). El maestro participó en tal vez el único ejercicio real de democratización del PRI, apoyando a Carlos Madrazo. Ejercicio que evidentemente fracasó. Pero el fervor democrático había anidado en su pecho y nunca lo abandonaría. Por supuesto, marchó como toda su generación en Insurgentes, en la avenida Juárez, en el Zócalo capitalino, seguramente en Tlatelolco, en el marco de la protesta estudiantil de 1968. Es interesante esa visión retrospectiva. Una generación que no buscaba reivindicaciones cupulares o intereses particulares, sino derechos políticos y civiles, el derecho al voto confiable, la representación política que reflejara la pluralidad real de la sociedad mexicana y no una visión hegemónica de nuestra post revolución: la gestación de una democracia que a toda costa querían impedir los partidarios del régimen autocrático.

Abogado en una firma de Derecho Corporativo y maestro en Derecho Económico por la Universidad Iberoamericana, labró su nombre en el ejercicio de su profesión antes de iniciar su segunda época, el segundo tiempo, que se encuentra relacionado con ese momento histórico que llamamos la transición democrática. 30 años como docente, calculo al menos 60 generaciones que recibieron directamente su instrucción. Partidario de la economía mixta, fue testigo del encumbramiento del neoliberalismo, pero también de la construcción del Estado social de Derecho de la 4T

Segundo tiempo: del régimen de partido hegemónico al pluralismo político.

La transición democrática significó el fin del partido hegemónico y la constitución de un sistema de partidos plural. Ahí se encontró nuevamente la figura de José Agustín. Entre las características de la transición se encuentran precisamente conformar un sistema electoral sólido e independiente, reducir el presidencialismo, consolidar un congreso plural.

Fueron años maravillosos, pero para nada podemos decir que la década de los noventas fue fácil para nuestro país. El salinato, el movimiento zapatista, el homicidio de Luis Donaldo Colosio, la crisis económica, sumergieron a nuestro país en un proceso complejo de sobresaltos y angustias. Como intelectual escribía en La Jornada sus artículos para mostrar la ruta de la transición. La columna Despertar de la cuarta república, da muestra de esos tiempos. Impulsó los 20 compromisos por la democracia y el plebiscito del 21 de marzo de 1993 sobre la Ciudad de México. En 1994, fue designado consejero ciudadano del entonces IFE, al lado de Miguel Ángel Granados Chapa, Santiago Creel, José Woldenberg, entre otros. Ese Consejo General llevó a cabo el primer debate presidencial y las elecciones federales, incluyendo la conflictiva zona de las cañadas en Chiapas. Pero era claro que la transición requería algo más. Por eso, organizó y formó parte del Seminario de Chapultepec, que quería encontrar consensos entre la pluralidad, mostrando nuevamente que la democracia era más importante que cualquier posición personal. De los años noventa también emerge el haber sido presidente de la APN Causa ciudadana.

Resultado de esos esfuerzos colectivos, en 1996 vendría la reforma electoral que haría autónomo al Instituto Federal Electoral. La modificación constitucional que establecería que la CD MX sería una entidad federativa, que incorporaría la representación proporcional en el Senado, y la sobrerrepresentación del ocho por ciento, (por partido, no por coalición, por cierto) en el texto constitucional. Perdón por insistir en esto, la sobrerrepresentación es por partido, si la Constitución dice 8% por partido, no se puede reducir al 2.6% por partido integrante de la coalición mayoritaria, como la oposición se ha cansado de insistir.

Entre los resultado tangibles de la transición fue que la izquierda, a la cual se acercó Ortíz Pinchetti en esos años, gobernara la Ciudad de México. El Maestro entrelazaría su vida poco antes, en la era de “las pandillas maderistas”, con un hombre venido de tierras lejanas, de Macuspana, Tabasco, Andrés Manuel López Obrador. Sería el segundo gobernante de izquierda, impulsado por el PRD, en gobernar la ciudad de México. A su lado, José Agustín se convertía en Secretario de Gobierno, impulsando el cambio de rumbo de la capital de la República. En ese equipo, como Secretaría del medio ambiente estaría Claudia Sheinbaum. Como procurador el maestro Bernardo Batiz. En 2003, sería electo diputado federal. Mientras que los panistas pedían: “quítale el freno al cambio”, el galardonado fue electo precisamente por el electorado mexicano que no quiso bajo ninguna circunstancia hacerle caso a los panistas y prefirió fortalecer los frenos para controlar al gobernante superfluo oriundo de Guanajuato. Desde esa trinchera Ortiz Pinchetti sería testigo en ocasiones y actor principal en otras, de los contextos del desafuero, la mezquindad de Fox, las elecciones presidenciales, el plantón de reforma, el reconocimiento de la violación de la equidad en las elecciones por parte del Tribunal Electoral aún que sin ningún resultado práctico (mejor, hay que reconocerlo, que el silencio absoluto de 2012 por parte de la misma autoridad electoral frente a la compra masiva de votos y el financiamiento ilícito a las campañas electorales entre otros por el gigante brasileño Odebrecht). Se percató, y lo dice, del pacto implícito entre el PRI y el PAN para mantener las reglas del sistema. El cambio para no cambiar nada. Algo no terminaba de funcionar en la transición. El crecimiento económico no se dio, el combate a la corrupción fue inexistente, la simulación de hizo cargo de todo el andamiaje institucional. Tenía que venir una transformación y esa fue precisamente el tercer tiempo del maestro.

El tercer tiempo: la 4T.

La canción de El necio del cantautor cubano Silvio Rodriguez resulta perfectamente aplicable. Porque de esa necedad germinó la 4T en nuestro país. Era necesario cambiar las cosas. Frente a la simulación (Corte sumisa al ejecutivo, procuradurías que no procuraban justicia, sentencias electorales redactadas desde la Consejería Jurídica como la que impidió que Marcelo Ebrard fuera candidato en 2015), había que crear una transición de verdad. Por ello, el hoy Doctor Honoris Causa por la BUO estuvo presente en todo el proceso de constitución de MORENA. Fue Secretario para el fortalecimiento de ideas y valores morales del partido. Escribe la biografía de López Obrador. Me consta, porque caminé con él durante meses en la construcción del proyecto de la 4T. Estuvimos en las concentraciones masivas del zócalo y en el cierre de campaña de 2018 en el Estadio Azteca. En la transición gubernamental, acudí a su casa en múltiples ocasiones, en perjuicio de la paciencia de la Ministra Loreta Ortiz, para conversar sobre mi experiencia en FEPADE. En el gobierno me tocó verlo redactar la Constitución Moral, así como la revisión de la moral de Alfonso Reyes, de la cual tengo un ejemplar en mi despacho.

EN 2019 fue designado Fiscal Electoral. Le correspondió dar el salto de FEPADE A FISEL. Consolidar lo que me tocó iniciar: el tránsito del sistema inquisitivo al sistema acusatorio, siendo los únicos fiscales electorales impulsados desde la izquierda. Hoy, participa en el proceso de transformación de nuestra patria. Encabeza el cambio que permite transformar una institución a las nuevas realidades del México de la 4T, en donde siguen existiendo fuerzas que pretenden condicionar programas sociales o comprar votos.

Al autor de la democracia que viene, reflexiones privadas y testimonios públicos, AMLO con los pies, en la tierra, mi admiración y mi respeto. Una disculpa a la Ministra Loretta Ortiz, al homenajeado y a la Universidad por mi inasistencia. Al maestro, con cariño.

Santiago Nieto Castillo.

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