En un mundo cada vez más globalizado y competitivo, el fortalecimiento de la transferencia tecnológica se ha convertido en un pilar fundamental para fomentar la innovación, proteger la propiedad industrial y potenciar la economía nacional. La transferencia tecnológica, entendida como el proceso de difusión de conocimiento y habilidades entre diferentes sectores, actores y regiones, se erige como un factor clave para la modernización de las industrias y la creación de ventaja competitiva en el mercado global.
Las economías que impulsan la investigación y el desarrollo suelen experimentar un crecimiento más robusto. Sin embargo, el simple avance científico no garantiza su éxito económico. La transferencia efectiva de esos avances tecnológicos hacia el sector productivo es esencial para convertir el conocimiento en productos y servicios comercializables. Este proceso no solo permite a las empresas mejorar su eficiencia y competitividad, sino que también contribuye al desarrollo de nuevos sectores industriales.
Para maximizar los beneficios de la transferencia tecnológica y la protección de la propiedad industrial, es necesario implementar diversas estrategias que involucren a todos los actores del sistema nacional de innovación, como realizar programas de formación sobre la importancia de la propiedad industrial y la transferencia tecnológica, dirigidos a empresas, investigadores y emprendedores; establecer vínculos más estrechos entre universidades, centros de investigación y empresas para facilitar el intercambio de conocimiento y tecnología; desarrollar políticas públicas que ofrezcan incentivos fiscales o financieros a las empresas que invierten y en la protección de sus innovaciones; y, desde luego, implementar políticas que promuevan la innovación a través de la cooperación internacional, el uso de tecnologías emergentes y la promoción de startups tecnológicas.
El fortalecimiento de la transferencia tecnológica no solo es crucial para fomentar la innovación y la competitividad de las empresas, sino que también juega un papel vital en la protección de la propiedad industrial, lo que, a su vez, estimula el desarrollo económico de un país. Ante el contexto global actual, es fundamental que gobiernos, empresas y centros de investigación trabajen conjuntamente para superar los desafíos existentes y construir un ecosistema innovador que impulse el crecimiento sostenible y la prosperidad nacional. La transformación del conocimiento en valor económico es un reto que, si se aborda de manera colaborativa, puede traer enormes beneficios para toda la sociedad.
El Consejo Consultivo que se está conformando en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) tiene entre sus propósitos impulsar la transferencia tecnológica con los sectores económicos, de acuerdo con lo que ha propuesto el secretario Marcelo Ebrard. Asimismo, para el IMPI es de vital interés el acercamiento con las universidades, centros públicos e institutos de investigación para fortalecer la protección de sus creaciones e invenciones y en generar nuevos incentivos para la comunidad académica. Los acercamientos que se han tenido hasta el momento, con la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación; con la Universidad Autónoma de Querétaro o con el Tecnológico de Monterrey, se orientan hacia ese primer objetivo, así como en coadyuvar activamente en su transferencia desde el proceso de patentamiento o registro con empresas de base científica tecnológica como segundo objetivo.
Detonar la innovación en nuestro país es posible si sumamos todos.