Conocí a Marcelo Ebrard desde el inicio de mi Posgrado, por alguna razón coincidimos. Después cuando fue Jefe de Gobierno y yo magistrado electoral regional. Sin embargo, mi verdadera relación con él inició cuando Luz María Rodríguez me contactó para que Marcelo y yo nos tomáramos un café después de la sacudida que para mi vida fue la ilegal destitución de la Fepade. Marcelo me invitó a la 4T, y me presentó al presidente López Obrador. El resto es de sobra conocido.

El Camino de México es la visión retrospectiva, introspectiva y prospectiva respecto a la vida del Canciller. En la primera parte, se relata su ambiente familiar, particularmente la abuela feminista y vasconcelista, va a forjar una parte importante del desarrollo y pensamiento que tendrá Marcelo Ebrard en su futuro. El paso en la preparatoria y los primeros movimientos políticos para poner frenar el avance de grupos conservadores (MURO, por ejemplo) y, por otro lado, corregir injusticias que eran frecuentes es esos años y hoy en día en los centros educativos y en el mundo rural mexicano, son algunos ejemplos de su formación social.

Creo que también es importante la referencia a su trayectoria en el gobierno del entonces Distrito Federal, ahora Ciudad de México, y la resolución de crisis. En el libro se da cuenta de la reconstrucción de la Ciudad después del sismo de 1985; el ataque a la contaminación en 1991, que había generado la muerte masiva de aves incluyendo la afectación a la salud de las personas en el Valle de México; y las crisis de seguridad que tanto en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, como cuando él fuera Jefe de Gobierno de la Ciudad, enfrentó para reducir, como hizo, la incidencia delictiva en la capital. En ese sentido, el libro muestra un rostro humano, pero también la eficacia gubernamental de Ebrard.

Como Canciller, en la parte introspectiva de su actual encargo, destaca la capacidad para sobreponerse nuevamente ante una crisis como la pandemia del Covid-19, a partir de la acción de la Secretaría de Relaciones Exteriores para la compra de vacunas que permitió que México no se endeudara y fue el primer país latinoamericano en tener dosis de vacunas, además de colaborar como intermediario para trasladar vacunas a otros países de la región que no tuvieron la misma visión para poder enfrentar el fenómeno.

El libro también relata las tensiones con el gobierno de Trump y los acercamientos con el presidente Biden que no han supuesto un reto menor, de hecho, fue Marcelo Ebrard quien negocia satisfactoriamente el T-MEC y consigue eliminar la amenaza de Trump de aumentar los aranceles a México. Consigue con ello defender la soberanía, eliminar la idea de tercer país seguro, y mantener un camino al desarrollo económico al formar parte del bloque que representa el 18% del PIB mundial. Pero, sobre todo, la idea de hacer las cosas diferentes, como el hecho importante en la presentación de las demandas en Tucson, Arizona, y Boston, Massachusetts, contra las armerías y los vendedores de armas, tomando en cuenta que el 70% de las armas decomisadas en el país provienen de alguna serie de condados de Estados Unidos, nos habla de un perfil de servidor público comprometido con el cambio que poco se ha visto en el escenario político mexicano.

Finalmente, la tercera parte es una visión prospectiva: ¿cuál es el futuro que requiere México?, y ese está pensado desde una postura de izquierda, una izquierda que permita vencer las enormes desigualdades, mantener la soberanía en diversos puntos como lo ha impulsado el actual gobierno, pero pensando también en la inversión extranjera, en la inversión privada, en la generación de fuentes de empleo y en aprovechar las coyunturas que en este momento tenemos como país. Primero, el crecimiento demográfico; segundo, el hecho de la fortaleza del peso, que por primera vez se ha convertido en una moneda de referencia global; y, tercero, el nivel de industrialización y manufactura que es el 62% de América Latina, las exportaciones récord en Estados Unidos y el equilibrio fiscal. Por supuesto, un área de oportunidad prioritaria es mejorar la educación en México; en este momento, el país tiene 9.7 años de educación y debemos pensar en aumentarlo a 12 años en los próximos 6 años para poder tener la viabilidad y el desarrollo que se necesita.

Hoy como nunca, el país debe profundizar las reformas que el presidente López Obrador ha implementado para reducir las desigualdades sociales y para atemperar y disminuir el gasto superfluo que tuvo y tiene el Estado mexicano en algunas áreas. Para profundizar esto se requiere alguien radical que pueda dar los siguientes pasos en el proyecto de la 4ta Transformación pública de México. Quién mejor que quien ha sido un radical que ha impulsado y conseguido cambios en todos los temas, incluyendo los derechos de las mujeres y de las minorías, incluyendo el colectivo LGBTIQ+. El libro ayuda a definirse, sin ambigüedades, sin ambages, cuál es la mejor propuesta para continuar el camino de la 4T y de México.

Procurador en funciones de Hidalgo

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