México vive una paradoja económica muy singular. Por un lado, es el tercer país con mayor número de Tratados de Libre Comercio en el mundo, solo debajo de Chile e Israel. Tenemos 13 tratados con 52 países y por otro lado, vive con la contradicción de ser el país menos diversificado del planeta. Concentramos más del 85% de nuestro comercio con un solo país; los Estados Unidos.
Esta dinámica de crecimiento, se ha venido incrementando desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, (TLCAN) hace casi 30 años, en 1994. En un libro que escribí recientemente, (Tras la inversión Extranjera en México), abordo el tema de los comparativos entre el antes y el después del TLCAN.
Sin duda, la política económica impulsada por el presidente Salinas de Gortari, marcó un precedente en la historia económica de nuestro país. Posteriormente la reforma y el ajuste de las reglas de operación del TLCAN impulsadas por el presidente norteamericano, Donald Trump en el 2018, dieron origen al T-MEC (Tratado México- Estados Unidos- Canadá).
Afortunadamente, la dinámica comercial entre Estados Unidos y México ha crecido, principalmente, entre otras razones por la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Sin duda esto ha beneficiado enormemente el incremento de la Inversión Extranjera proveniente de China en nuestro país.
Recientemente, el fenómeno global de “Nearshoring”, ha enfocado la relocalización de las empresas globales, para tener y abastecer mercados regionales. Esto implica que estas empresas, principalmente de origen asiático, busquen continuar abasteciendo al mercado norteamericano y las “obliga” a relocalizar sus operaciones en Norteamérica.
Esto solo aplica para aquellas que realmente tienen un interés en abastecer el mercado principalmente de los Estados Unidos. Parte de la estrategia del presidente Trump, fue precisamente desincentivar la proveeduría proveniente de China, obligándolos a establecer operaciones -nearshoring- ya sea en los Estados Unidos y/o en algún lugar de la zona del T-MEC; es ahí precisamente en donde México ha capitalizado y se ha beneficiado de la guerra comercial entre China y los Estados Unidos.
Esto a su vez, ha originado, grandes oportunidades para las empresas proveedores de los distintos sectores industriales. Principalmente para las empresas mexicanas Tier 1 y Tier 2, del sector Electrodomésticos y Automotriz, que son los sectores más consolidados del país, principalmente en términos de exportaciones.
Si observamos, a pesar de que la balanza comercial entre México y los Estados Unidos, representan un superávit para nuestro país del 10%. Es decir, mientras importamos $4 dólares de Estados Unidos, exportamos $6 dólares de productos manufacturados, es importante mencionar que la competitividad para nuestro país continúa siendo muy baja.
Eso quiere decir que México continúa siendo un país “maquilador”. La balanza comercial de nuestro país, podría dar cifras un poco “engañosas”. Reflexionemos: ¿Quiénes son los principales sectores de exportación en nuestro país?
El sector manufacturero, representados principalmente por las ramas Automotriz y de Electrodomésticos. Ahora bien, ¿Quiénes representan a esos sectores de exportación? Es decir ¿Cuáles empresas con nombre y apellido están exportando hacia los Estados Unidos y representan el mayor porcentaje de las exportaciones mexicanas?
Por mencionar algunas empresas del sector automotriz: Ford Motor Company de México, General Motors de México, Chrysler de México, KIA Motors de México, Toyota Motors de México, Mercedes Benz, Volkswagen de México o del sector Electrodomésticos, como los son Whirlpool de México, Carriel, Samsung, Hisense, LGE, Siemens, Panasonic, todas son Sociedades Anónimas de Capital Extranjero; muchas de ellas de los Estados Unidos, como principal inversionista extranjero en México.
Es decir, que en realidad ese 10% de Superávit en la balanza comercial, si bien es cierto lo son “De Jure” no los son así “De Facto”, que como ya evidentemente se mencionó, en realidad las empresas exportadoras son empresas técnicamente mexicanas de capital extranjero.
El principal reto para muchas empresas mexicanas, es transitar de la manufactura a la industria del conocimiento, transitando simultáneamente por él ramo y/o “imput” de la inserción de la tecnología.
Si reflexionamos lo que pasó en Estados Unidos con la región del “Rust Belt” en la década de los 80´s, esto le pudiera pasar también a algunas regiones de nuestro país, sino se elabora una verdadera política industrial de crecimiento sostenible.
Si recordamos lo que sucedió en el Rust Belt, fue precisamente la caída del sector manufacturero industrial en las regiones del Norte de Nueva York, Ohio, Pennsylvania, Nueva Jersey, experimentaron prácticamente la desaparición de la industria manufacturera y precisamente el término “Rust” lo origina el impacto de la desindustrialización y la caída del desarrollo económico en la región antes mencionada.
Esto podría pasar en algunas regiones del país, como la región del Norte de México, desde Baja California hasta Tamaulipas. Es importante aprender de las experiencias ajenas y realmente observarlas como un área de oportunidad en nuestro país.
México se está convirtiendo en el lugar preferido para relocalizar la proveeduría asiática para continuar abasteciendo la industria norteamericana, principalmente.
Adicionalmente, en el mundo bipolar que han originado los conflictos armados, como la Invasión Rusa a Ucrania y el apoyo de algunas potencias como China a Rusia y la OTAN a Ucrania; esto ha originado el término del “Friendshoring” es decir, hacer negocios solo con aquellas empresas y/o corporaciones globales que coinciden con ideologías y desafortunadamente causan una mayor división que indirectamente afectan y benefician intereses de algunas corporaciones. Ejemplo: Rusia.
En conclusión, se vienen grandes áreas de oportunidad para las empresas mexicanas, tanto las Tier 1 como las Tier 2. Las reglas de los Tratados Comerciales como el T-MEC exigen y obligan el contenido regional de los productos ensamblados.
Por ende, las empresas mexicanas tendrán la oportunidad de incrementar su servicio de proveeduría a las empresas extranjeras que se verán obligadas a cumplir con la normatividad de los Tratados comerciales, así como también, muchas empresas extranjeras, se encuentran activamente desarrollando proveedores locales y regionales, representando un área de oportunidad para el desarrollo de la industria en nuestro país.
La realidad de la inversión extranjera actual en México, representa realmente una oportunidad para el desarrollo industrial de nuestro país. ¡Aprovechémoslo!
Vicepresidente de Hisense y catedrático de la Universidad de Monterrey (UDEM)
Twitter: @Samuel_Pena_G
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