La aprobación unánime del Presupuesto de Egresos 2025 para la Ciudad de México evidencia entendimiento de las necesidades ciudadanas por encima de voluntades partidistas, colocadas centralmente en movilidad, programas sociales y seguridad, aun frente a las reservas expresadas por la oposición en temas de recaudación.
El gasto programado para el próximo año es histórico en cuanto al aumento de 8.8 por ciento en términos generales, así como en la actualización del Código Fiscal y el incremento de tres a cuatro por ciento al Impuesto Sobre la Nómina que no había sido reformado desde el 2012.
Estos ajustes están vinculados, como lo llegó a explicar el secretario de Finanzas, Juan Pablo de Botton, con la asignación de recursos a proyectos estratégicos relacionados con agua, seguridad y movilidad, en beneficio directo para empresas y población. Una visión de largo plazo.
En un contexto donde los debates partidistas suelen polarizar el panorama legislativo, el consenso alcanzado en las partidas presupuestarias refleja, por ejemplo, una prioridad compartida: la seguridad pública como base del bienestar ciudadano, con una asignación de 600 millones de pesos para cámaras.
“Una inversión histórica en seguridad, movilidad, obra pública y bienestar social, bajo los principios de austeridad, eficiencia en el gasto”, definió la Jefa de Gobierno, Clara Brugada. Una forma de garantizar recursos en beneficio de la población.
Este presupuesto no solo garantiza recursos para mejorar la infraestructura en el año previo al Mundial de Futbol, también pone en evidencia el reconocimiento colectivo del impacto de la tecnología en la reducción del delito. El objetivo es llegar a 100 mil cámaras del C5 el próximo año.
Los sistemas políticos pueden fomentar consenso o exacerbar la confrontación, y los parlamentos cuando logran acuerdos amplios en temas clave demuestran un grado de madurez democrática, capacidad de los actores políticos para anteponer los intereses colectivos a las agendas partidistas.
La aprobación del Presupuesto 2025 rompe con la dinámica habitual de confrontación y refleja, en el caso de la seguridad, un entendimiento compartido sobre la relevancia de la videovigilancia como herramienta para prevenir el delito, proteger a la ciudadanía y mejorar la percepción ciudadana.
Un entorno más seguro fomenta comercio, inversión y turismo, mientras reduce los costos asociados al delito, como el daño a la propiedad, y tiene un efecto positivo en el bienestar de las y los ciudadanos, indicador clave de desarrollo humano.
Con esta inversión, la Ciudad de México refuerza su liderazgo en estrategias basadas en tecnología. Las uvas de la seguridad llegaron antes de la noche de fin de año.
@guerrerochipres