El tráfico y la Trata de Personas son delitos que tienden a relacionarse y convertir la difícil travesía de los migrantes en una experiencia de terror.
La tragedia ocurrida en Texas, la mayor en la historia, es resultado de las condiciones infrahumanas con que miles de personas son trasladadas por grupos delictivos organizados, amparados en esquemas de corrupción que facilitan el ingreso ilegal a Estados Unidos.
La esperanza por acceder a mejores condiciones de vida lleva a las personas migrantes a pagar a las mafias de “polleros” sumas que rondan los 15 mil dólares y aceptar viajes en cajas de tráileres —uno de los medios más empleados— que se convierten en trampas mortales.
Asfixiados, sin agua y sometidos a condiciones de calor extremo, los más de 50 migrantes que murieron en el vehículo abandonado en San Antonio enfrentaron la más cruenta situación, tan solo un mes después de que Estados Unidos registrara uno de los picos de inmigración con más de 239 mil personas detenidas.
Quienes deciden transitar de manera ilegal de un país a otro —en América generalmente hacia Estados Unidos—, además de los riesgos por las condiciones de traslado, enfrentan mayores probabilidades de ser víctimas de otros delitos, como la Trata de Personas.
De acuerdo con el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas de la Agencia de la ONU para los Refugiados, por su condición de indocumentadas, las y los migrantes tienen miedo de buscar ayuda de las autoridades y ser deportados, lo que favorece la impunidad de los tratantes.
Los reportes recibidos de todo el país en la Línea y Chat Nacional contra la Trata de Personas, 800 5533 000, del Consejo Ciudadano —un canal de atención jurídica y psicológica 24/7, gratuito y confidencial—, indican que los migrantes pueden enfrentar explotación sexual o laboral y trabajos forzosos, y también está latente el riesgo de ser captados por grupos del crimen organizado para realizar labores de siembra de enervantes.
Datos de la Organización Internacional para las Migraciones revelan, además, que son vulnerables al secuestro y extorsión, y durante la pandemia por COVID carecieron de acceso a tratamientos y cuidados sanitarios.
Lo ocurrido en Texas evidencia la terrible forma en la que se presenta el tráfico de personas, que debe ser atendido de manera integral y global, pero también los riesgos ante la Trata, ante los cuales los reportes de la ciudadanía pueden ayudar a salvar vidas.
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