Angélica se siente agotada, triste, deprimida. Las actividades diarias en su hogar la tienen agobiada: cuidado de su hija y de su esposo, limpieza de la casa, cocinar... Ya ha intentado llegar a acuerdos con su pareja para dividir las tareas, pero él solo lo hace por un tiempo y vuelve a sus hábitos. Incluso, el hombre la acusa de exagerar su agotamiento.

La joven, de 23 años y originaria de Hidalgo, buscó contención emocional en el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, en la Línea Mujer y Familia (55 5533 5533) que brinda atención a todo el país. En ese momento sentía que no era una buena madre, porque estaba cansada de atender todo el día a su hija.

Las mujeres, de acuerdo con datos del INEGI, dedican en promedio 30 horas semanales a labores en el hogar, y la mayoría lo hace sin un reconocimiento o remuneración, y se agudiza con el cuidado de las hijas o los hijos.

Durante muchos años y producto de una cultura machista, a la mujer —incluso cuando desarrolla también una actividad remunerada externa— se le ha considerado responsable del cuidado del hogar y la familia, mientras que la visualización del hombre como proveedor le quita responsabilidades en las tareas domésticas o de la crianza.

Como ciudadanía del siglo 21, con una creciente participación e interés hacia los asuntos que ocurren fuera del hogar, debemos también impulsar la deconstrucción de un sistema que ha violentado a las mujeres desde el espacio privado.

El trabajo institucional, como el impulsado en la Ciudad de México por la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, para enfrentar la violencia de género, debe ser acompañado desde el ámbito doméstico con un cambio en la forma de pensar.

De acuerdo con la OCDE, las mujeres mexicanas llevan a cabo más del 75% de los quehaceres del hogar, y en el caso de mamás trabajadoras son propensas a padecer de Síndrome de Burnout, que describe una sensación de fracaso y experiencia agotadora resultado de una sobrecarga, que conduce al agotamiento, ansiedad, depresión y desmotivación.

Las madres suelen tener este síndrome cuando llevan una gran carga en la crianza de las y los hijos, las responsabilidades domésticas y el trabajo remunerado. Y las probabilidades de sufrir depresión o ansiedad son de un 70%, en contraste con el 30% en los hombres, según datos de la Organización Mundial de la Salud.

La construcción de la igualdad y la equidad demanda de la ciudadanía un trabajo enfocado a las responsabilidades compartidas entre hombres y mujeres, desde nuevas masculinidades que las acompañen y les hagan saber que no están solas ningún día del año, no solo el 10 de mayo.

@guerrerochipres

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