Desgarra el video tomado a un niño mientras hurga entre una cubeta de basura, aparentemente en busca de comida. La situación se torna tan inverosímil como indignante tras conocer el destino del menor: asesinado a golpes por su padrastro y eventualmente por la indolencia de su madre.

La violencia familiar es un problema más frecuente de lo denunciado. La protección de las cuatro paredes es un muro a derribar por una sociedad empática, consciente de su capacidad para transformar el entorno.

En un contexto como el de la segunda ola violencia detonada por la guerra al narcotráfico —iniciada irónicamente por quien esta semana fuera sentenciado en Estados Unidos a más de 38 años de prisión por proteger a grupos criminales, el súper secretario de Seguridad en el sexenio de Felipe Calderón, Genaro García Luna, y siendo la primera ola la del establecimiento de los cárteles—, resulta indispensable y más cercano a nuestras voluntades cotidianas la erradicación de las agresiones en el hogar.

Los delitos denunciados a números de emergencia son apenas una minúscula proporción de un fenómeno lamentablemente normalizado y poco visibilizado probablemente hasta antes de la pandemia.

De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los primeros ocho meses de este año en el país se iniciaron 190 mil 960 carpetas de investigación por violencia familiar, un incremento de 35 por ciento respecto a 2019. En la Ciudad de México fueron 25 mil 221, un 48.5 por ciento más.

El incremento no refleja necesariamente una mayor violencia familiar, indica un aumento en la disposición de las víctimas para denunciar, revelador de la necesidad de romper con las agresiones en la mayoría de los casos perpetradas por hombres.

La revelación del video del niño de 10 años, quien vivía en Iztacalco, demuestra la oportunidad que tenemos para transformar esos espacios de dolor en sitios seguros, de los cuales el agresor debe de salir.

El planteamiento de la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, para contar con un sistema público de cuidados busca el bienestar de niñas y niños, el apoyo a mujeres violentadas para la construcción de entornos seguros y el goce pleno de sus derechos.

Desde la ciudadanía podemos apoyar con reportes oportunos a números de emergencia operados desde el Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5).

Este año en el 911 se han recibido 121 mil 500 reportes por violencia contra la mujer o intrafamiliar; 265 en el 089 para denuncias anónimas, y 2 mil 886 en la Línea SOS Mujeres *765 por agresión física en proceso, ocurridas en otros momentos o amenazas de muerte.

Víctimas indirectas o testigos pueden activar un mecanismo de protección para mujeres, niñas y niños que ayude a evitar muertes, y ser poderosos guardianes vecinales y, por extensión, comunitarios.

@guerrerochipres

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