La pandemia profundizó la incertidumbre de las y los jóvenes: ahora la preocupación por el desempleo habitual es agravada por la ansiedad generada ante la nueva realidad.

De lo que se pensó que sería una adaptación prevista como sencilla para este sector de la población, pasamos a secuelas evidentes en su salud mental.

Lo rescatable de estas circunstancias es la capacidad mostrada por ellas y ellos para solicitar ayuda sin temor ni vergüenza.

Pocas son las adversidades que hasta antes de la pandemia les acechaban. El arribo del COVID-19 modificó ese escenario.

Las personas de entre 18 y 25 años de edad, grupo considerado como la Generación Z, han enfrentado la enfermedad de integrantes de su familia, la muerte de alguno o algunos de ellos, dificultades económicas, pérdida de empleo de los responsables de la manutención del hogar, violencia familiar o las dificultades para insertarse en el mercado laboral.

Datos del INEGI indican que al primer trimestre del año la tasa de desocupación en entre la población de 15 a 29 años fue del 7%, que equivale a 1.2 millones de personas desocupadas y representan más del doble en comparación con la tasa en la población mayor de ese rango.

La pandemia desaceleró el desarrollo natural de los jóvenes para la inserción en el mercado laboral. En algunos casos frenó o retardó el proceso educativo y ha hecho más larga y compleja la transición hacia el empleo.

La angustia por no tener un proyecto laboral es uno de los efectos experimentados entre ellos. Las circunstancias reclaman mayor atención en este grupo etario. Ahora sabemos de las afectaciones en su salud mental.

El reporte “Generación Z frente a la pandemia”, elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justica de la Ciudad de México, a partir del análisis de más de 14 mil llamadas de este sector de la población a la Línea de Seguridad y Chata de Confianza revela un incremento del 159% en las atenciones en lo que va del año, en comparación con el 2020.

El apoyo psicológico por problemas de pareja o familiares, la violencia, ansiedad o depresión son las principales razones por las que los jóvenes buscan apoyo.

La Generación Z enfrenta momentos difíciles. Su concepción educativa y laboral ha cambiado, y aunque muestra resiliencia también evidencia afectaciones.

Las y los jóvenes saben pedir ayuda y externar sus problemas. Es momento de responderles adecuadamente como ciudadanía.

@guerrerochipres 

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