El martes pasado a las 2 pm, cuando el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea decretaba un “receso” a la sesión donde se discutía la constitucionalidad de la Ley de la Industria Eléctrica , para continuarlo y votar hasta hoy jueves, en apariencia se cumplía lo que el mismo ministro había anticipado a sus pares desde el inicio de esa sesión: que terminaría dos horas después del mediodía; pero en el fondo lo que estaba ocurriendo es que en el momento que el ministro Juan Luis González Alcántara perfiló su voto en contra del proyecto que declara constitucional esa ley, se encendieron todas las alarmas de la 4T porque sin el voto de González Alcántara, el proyecto iba a ser rechazado por 8 votos y la ley automáticamente sería inconstitucional.
Ya habían adelantado sus posiciones la ministra ponente (y militante) Loretta Ortiz, y el ministro Javier Laynes Potisek que iba en contra, con lo que, a partir de ese momento los números ya no le daban al bloque “ pro4T ” para llegar a los 4 ministros necesarios para que se validara el proyecto de constitucionalidad del nuevo modelo eléctrico estatista del presidente López Obrador . Porque sin el voto del ministro Juan Luis, sólo quedarían 3 votos seguros a favor del proyecto: el de la ministra Lo retta, de la ministra Yasmín Esquivel y muy probablemente el del ministro Zaldívar, y eso abría la puerta a que una mayoría de 8 ministros desechara el proyecto de constitucionalidad e invalidara definitivamente la Ley de la Industria Eléctrica, lo que sería un revés en toda forma al Presidente.
Por eso desde la tarde del mismo martes y ayer, en la víspera de la sesión que hoy se reanuda, las presiones desde Palacio Nacional en contra de los ministros, sobre todo los propuestos durante este gobierno, arreciaron con todo y se sumaron a las otras presiones que también están enfrentando los máximos juzgadores del país desde la oposición a la ley eléctrica e incluso desde gobiernos extranjeros que defienden las inversiones de sus empresas en ese sector.
El mismo presidente López Obrador lanzó ayer todo su aparato de poder y de presión política para tratar de “convencer” a los ministros que considera afines para que no le rechacen su ley eléctrica ni se la tachen de inconstitucional, porque de lo contrario, con el negro panorama que se ve en la Cámara de Diputados para la reforma constitucional en materia eléctrica, se le cerrarían todas las puertas al modelo eléctrico estatizador que para el Presidente es de máxima prioridad. Primero el mandatario se lanzó contra los ministros de la Corte a los que acusó de actuar como “abogados patronales” y de ver más por las empresas eléctricas privadas que por el interés del “pueblo”.
Luego fue el secretario de Gobernación, el operador personalísimo del Presidente, quien tenía tanta urgencia de llegar a la Suprema Corte para “cabildear” con los ministros, que hasta se subió al metro. Y cuando los reporteros que lo siguieron hasta los túneles del transporte subterráneo le preguntaban para dónde iba, Adán Augusto López , con su acento tabasqueño, no atinaba a decirles el destino, y soltaba un apurado: “Voy a Cuatro Caminos”. En realidad el tabasqueño había salido del Palacio de Justicia a donde llegó por la mañana y se reunió a “dialogar” sobre el tema eléctrico al menos con dos ministros varones a los que les pidió apoyar la constitucionalidad de la ley.
Luego fue la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum , siempre presta para apoyar y complacer al Presidente, quien improvisó su mítin en el Monumento a la Revolución con miles de “personas movilizadas” (vulgo acarreados) que llegaron desde las colonias más remotas de la ciudad para “expresar su respaldo a la Reforma Eléctrica, aunque de paso los “movilizados” con los recursos del gobierno capitalino que puso decenas de camiones, aprovecharon para violar la ley y sacaron sus pancartas con la leyenda “Que siga AMLO”, la propaganda ilegal con la que desde el gobierno han promovido la “ratificación” del presidente en la próxima Consulta de Revocación de mandato que se lleva a cabo este domingo.
Y aunque la operación y el cabildeo de la 4T con los ministros fue la más visible, no fue la única. Ayer mismo y a lo largo de los últimos días, varios integrantes de la Corte nos confirman que han desfilado por sus oficinas los dos bandos que se disputan la guerra por el control eléctrico: lo mismo legisladores de oposición y del oficialismo de las dos Cámaras del Congreso, que empresarios, inversionistas y personas de la Consejería Jurídica de la Presidencia y de la Segob, todos tratando de “convencer” a los juzgadores de la Suprema Corte de que su posición en el tema eléctrico es la que más le conviene al país.
Anoche una fuente cercana al gobierno federal nos aseguraba que “hoy van a sacar la constitucionalidad de la ley” y que los 4 votos que necesita la 4T para que su Ley de Industria Eléctrica quede vigente, “ ya están amarrados ” para la sesión de este jueves. Hoy expondrán sus posiciones los 7 ministros que quedaron pendientes de hacerlo el martes: Jorge Pardo, Norma Piña, Luis María Aguilar, Margarita Ríos Farjat, Yasmín Esquivel, Alberto Pérez Dayán y el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz, de acuerdo con el orden en el que se inscribieron. El último posicionamiento y voto será del propio ministro Arturo Zaldívar.
Así que llegó la hora de la verdad en el debate eléctrico, convertido ya en una guerra política e ideológica en la que incluso el gobierno de los Estados Unidos mueve sus tentáculos de poder y cabildeo para tratar de influir en las dos votaciones que definirán el tema de fondo en todo este asunto: si el sistema eléctrico nacional vuelve al control monopólico estatal, a través de la CFE, o si se mantiene el modelo mixto de inversión pública y privada en la generación de energía eléctrica . Y detrás de todo ello están los temas más sensibles como son el uso de energías fósiles y contaminantes o la apuesta por energías limpias, junto con el asunto que más le importa a los ciudadanos y del que menos se compromete en este debate: las tarifas justas y accesibles para que todos tengan acceso a energía barata, limpia y eficiente.
NOTAS INDISCRETAS…
El silencio del embajador Ken Salazar , al salir ayer de Palacio Nacional, a donde acudió de emergencia para hablar con el presidente López Obrador, lo dijo todo. El diplomático estadounidense, siempre afable y presto a responderle a la prensa mexicana, ayer emprendió la huida por la calle de Moneda, sin decir ni una palabra, ni contestar a las preguntas que le lanzaban los reporteros sobre su encuentro con el mandatario mexicano. Y es que el embajador de Washington llegó temprano, antes del mediodía, justo un par de horas después de que López Obrador acusara desde su conferencia mañanera que el gobierno de Estados Unidos, según le consta, ha hecho cabildeos en contra de su Reforma Eléctrica y que se han reunido con grupos de la oposición mexicana. “El gobierno de Estados Unidos, me consta, porque han venido a eso, a decirnos que no están de acuerdo, incluso a insinuar que se viola el tratado, cuando no es cierto. Y hay reuniones de opositores con el gobierno de Estados Unidos”, dijo ayer el Presidente. Ya un día antes, López Obrador había acusado también al gobierno de Joe Biden de financiar y pagarles a grupos ambientalistas que se oponen al Tren Maya , por lo que no es difícil deducir que la presencia de Ken Salazar de último momento ayer en Palacio Nacional tuvo que ver con las acusaciones de injerencia de Washington en los temas de la política interna mexicana. Y a juzgar por el silencio y la cara con la que salió el embajador de Palacio, el diálogo no fue del todo terso. Hay ocasiones que el silencio habla más que las palabras… Ruedan los dados. Segunda Escalera de la semana.