En las investigaciones financieras del caso Odebrecht, el gobierno federal investiga a varias empresas que tuvieron vínculos y tratos comerciales con la compañía brasileña acusada de sobornar con 12 millones de dólares a la campaña de Enrique Peña Nieto. Para rastrear la actividad de esas empresas y su vinculación con la trama de corrupción de Odebrecht se revisan los “gastos suntuosos” de algunos de sus dueños y accionistas, cuyas cuentas y gastos están siendo revisados por la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda.
El mecanismo, similar al que se utilizó para seguirle la pista al dinero público desviado por Javier Duarte en Veracruz, consiste en revisar las compras y gastos realizados por los empresarios en cuestión en agencias de autos de lujo, joyerías de alta gama, bienes raíces, viajes al extranjero, etc. Y en esa labor minuciosa, casi obsesiva, que se dirige desde la oficina del titular de la UIF, Santiago Nieto, en coordinación con el SAT, se están revisando a detalles los gastos y operaciones reportados tanto por personas vinculadas a las investigaciones de Odebrecht como por algunos de los negocios donde se realizan esos gastos y compras de lujo.
Las investigaciones, en ese sentido, según nos confirman fuentes muy cercanas a Hacienda, están llevando al SAT y a la UIF a hacer una compulsa en las principales joyerías de México, en concreto en dos de los negocios más exclusivos de ese sector que están ubicados en la Avenida Masaryk, en Polanco. A estos dos negocios que venden joyería de alta gama se les está abriendo un expediente para verificar los gastos de algunos de sus clientes, sobre todo cuando éstos estén vinculados a alguna investigación federal, ya sea que se trate de personas políticamente expuestas o de empresarios.
Al mismo tiempo se revisa la facturación que los establecimientos realizan en torno a los productos que venden para detectar posibles prácticas de evasión fiscal, tanto de los clientes y compradores como de los propios negocios, pues se presume que en algunos casos se emiten facturas de relojes más sencillos para ocultar la venta de un reloj de marcas más caras y lujosas.
Veremos en qué termina esta búsqueda de “gastos suntuosos” y qué nombres salen a relucir en las investigaciones que realizan la UIF y el SAT vinculadas a indagatorias y expedientes federales en proceso. Por lo pronto, los propios dueños de algunos de los negocios en donde se realizan esas compras de lujo deberían estar poniendo sus asuntos al día, especialmente un par de joyerías de la zona de Masaryk, donde empezarán a hacer las compulsas las autoridades financieras y hacendarias.
NOTAS INDISCRETAS…
A propósito de investigaciones federales, nos dicen las fuentes consultadas que las indagatorias contra el empresario más importante del outsourcing en México ya están en manos de la Fiscalía General de la República y que pronto podría haber noticias al respecto. Por cierto que en la Concamín, el organismo cúpula de los industriales mexicanos, cuentan que ese mismo empresario hace algunos años se acercó a ellos con la intención de registrarse, pero los dirigentes de la Confederación de Cámaras Industriales, después de revisar el caso y los antecedentes, le respondieron cortésmente pero con una negativa al empresario, que finalmente terminó afiliado a una Cámara de Comercio. ¿Pues qué verían en la Concamín para negarle el registro?… Apenas un día después de que el presidente López Obrador se enojara en Tabasco por lo que llamó “grillas y polítiquerías”, ante el reclamo de sus seguidores, ayer se produjo una renuncia en su gabinete que parece tener eco con los temas tabasqueños. Javier May, paisano tabasqueño de López Obrador, renunció a su cargo como subsecretario de Evaluación de la Secretaría del Bienestar y coordinador del Programa “Sembrando Vida”, uno de los más importantes para la 4T. Lo más fuerte no fue la renuncia, sino la carta con la que lo anunció y en donde culpa a la secretaria María Luisa Albores de “abrogarse unilateralmente las facultades que me corresponden para coordinar ese programa”, es decir, que siguen las “grillas y polítiquerías” que tanto molestan al presidente en el propio gabinete… A Napoleón Gómez Urrutia parece que se le están enfriando las cosas con la 4T. Primero fue el revés a su iniciativa del outsourcing, que fue modificada y sometida a Parlamento Abierto por el líder morenista en el Senado, Ricardo Monreal, por instrucciones directas del presidente tras las quejas de los empresarios porque se quería criminalizar la práctica de la subcontratación, y luego, el pasado 22 de febrero, cuando estaba de visita en Sinaloa, al presidente le salieron mineros de la mina de Cosalá que le denunciaron que desde finales de enero el yacimiento está bloqueado por personas vinculadas al senador Gómez Urrutia, lo que no les permite laborar desde entonces. Ante la queja, el presidente preguntó “¿Quién tiene el contrato colectivo de trabajo de la mina, Napo?” a lo que los obreros le respondieron: “No, lo tiene Javier Villarreal que es de la CTM”. La cara del presidente fue de molestia. Y si a todo eso se suma que recientemente López Obrador acudió a darle un espaldarazo abierto a Pedro Haces, líder de la CATEM en el 10 aniversario de su central sindical, y que unos días después fue también con los líderes de la CTM encabezados por el sempiterno Carlos Aceves del Olmo, la lectura es que a Napoleón Gómez Urrutia se le esfuma la posibilidad de ser el líder sindical de la 4T ¿Será?...Los dados mandan Escalera doble. Subimos.
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