Prudencia política o precaución para evitar verse envuelto en una protesta de jóvenes universitarios, el caso es que, parafraseándolo a él mismo, “haiga sido como haiga sido”, Felipe Calderón Hinojosa, expresidente de México decidió declinar ayer a la invitación para asistir hoy como ponente a un Seminario de Derecho en el Tec de Monterrey, campus Monterrey, luego de las protestas y manifestaciones de rechazo a su presencia en esta universidad, en cuyas puertas fueron brutalmente asesinados en 2010 los estudiantes de excelencia, Jorge Mercado y Javier Arredondo, a manos de miembros del Ejército que participaban en la “guerra contra el narco” declarada por el expresidente en su sexenio.
Entre la dimensión que tomó el llamado de estudiantes a firmar en internet para rechazar a Calderón en el campus universitario, con más de 25 mil personas apoyando la petición, y la defensa que hizo la directiva del Tec, que mantuvo la invitación al expresidente bajo el argumento de la “libertad de cátedra” y el respeto a la “libre expresión de las ideas” en sus instalaciones educativas, lo que finalmente orilló al ex mandatario a cancelar su ponencia fue la declaración de la madre de Jorge, Rosa Elvia Mercado, quien apoyó abiertamente las expresiones de los estudiantes en solidaridad con su hijo y su compañero que fueron ejecutados por soldados mexicanos que los confundieron con presuntos narcotraficantes a las puertas de su universidad.
“Felipe Calderón no tiene memoria o ya se le olvidó lo que le hizo al país?”, se preguntó la señora Mercado en una declaración ante los medios en Monterrey. “Gracias a Dios los muchachos sí tienen memoria y están luchando. Aunque no conocieron a Jorge y Javier; me sumo a la petición de los muchachos que no quieren la visita de Calderón al Tec de Monterrey”, declaró Rosa Elvia Mercado.
Después de los comentarios de la señora, el expresidente mandó una carta a la directiva del Tec de Monterrey donde le agradece la invitación, pero anuncia su decisión de no presentarse hoy al seminario que se realizaría en la Facultad de Derecho. “Su parecer, en mi opinión, es razón más que suficiente para que se suspenda mi visita al Tec. Para mí es fundamental respetar ese dolor, independientemente de que haya quien utilice esa circunstancia con propósitos mediáticos y políticos”, argumentó Calderón en su cancelación.
Las incursiones en territorios universitarios han sido históricamente difíciles para los políticos mexicanos. Desde la pedrada en la huida de Luis Echeverría Álvarez en Ciudad Universitaria, el 14 de marzo de 1975, después de dar un discurso en el Auditorio “Salvador Allende” de la Facultad de Medicina, en medio de gritos de “Fuera asesino de la UNAM”, hasta la otra huida en 2012 del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, de la Universidad Iberoamericana, en donde tuvo que ocultarse en el baño ante la persecución y los gritos de estudiantes que darían pie al movimiento #Yosoy132, pocos políticos en México salen bien librados de los foros estudiantiles.
Apenas hace unas semanas Ricardo Anaya tuvo que cancelar su participación en un Seminario de “Política Contemporánea” en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, luego de que los estudiantes se amotinaran y pararan las clases para impedir la presencia del ex candidato presidencial del PAN.
Así que Calderón tal vez se ahorró un mal momento o tal vez prefirió no exponerse a las muestras de rechazo que pudieron haberse generado en el campus de Monterrey por su presencia. Desde que dejo el poder, en 2012, el expresidente ha defendido su polémica decisión de declararle la guerra al narcotráfico en diciembre de 2006, como una “medida obligada ante la amenaza que representaba para el Estado el avance de los grupos criminales”, sin reconocer necesariamente las miles de muertes, la descomposición y la violencia que se desató en el país con su estrategia de seguridad.
Ayer mismo, en su carta al Tec, dice que sobre la muerte trágica de estos jóvenes a manos del Ejército “había versiones imprecisas y algunas verdades a medias que es necesario aclarar”, además de quejarse de “propósitos mediáticos y políticos” detrás de la polémica en torno a esta ejecución extrajudicial que incluso dio pie al premiado documental Hasta los Dientes, del director Alberto Arnaut, que narra la historia de Jorge Mercado y Javier Arredondo, asesinados aquel 19 marzo de 2010 por los militares, en lo que se reportó oficialmente como “un enfrentamiento entre sicarios y soldados del Ejército”.
Ya se verá si lo de Calderón, en momentos en los que está buscando obtener el registro para su nuevo partido político “México Libre”, junto con su esposa Margarita Zavala, fue prudencia o mero cálculo político. Por lo pronto, lo más rescatable de la carta de cancelación del expresidente es que pide reunirse próximamente con los padres y familiares de Javier y Jorge “para poder dialogar con ellos, escucharlos de viva voz y precisar también alguna de la información que se ha divulgado”. Será muy interesante ver ese encuentro entre el presidente que dio la orden al Ejército de salir a las calles a librar una “guerra sin cuártel” contra el crimen, en la que hubo miles de vidas de civiles mexicanos inocentes, considerados “daños colaterales” por su gobierno.
Y la gran incógnita que surge es si en ese encuentro con los padres de Jorge Mercado y Javier Arredondo, Felipe Calderón tendrá la humildad de disculparse por el brutal asesinato de los dos estudiantes de excelencia a manos de soldados comandados por él y de reconocer que fue su decisión y su política de seguridad la que metió al país en una espiral de violencia, muerte y dolor que todavía hoy, en plena Cuarta Transformación, no puede resolver el presidente López Obrador y su gabinete de seguridad. Si el Estado mexicano ya se disculpó y reconoció ante sus familiares la ejecución brutal y extrajudicial de esos dos jóvenes estudiantes a manos del Ejército mexicano ¿por qué no lo haría Felipe Calderón?
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