La obsesión enfermiza con la que Andrés Manuel López Obrador intenta aniquilar o neutralizar al INE , para volverlo un órgano inoperante, sin dientes y sumiso ante el poder político, revela algo más que deseos de venganza y revancha contra el órgano electoral, como muchos piensan. Pareciera que, más allá de los resentimientos que lo mueven –en este como en la mayoría de las decisiones de su gobierno--, también hay miedos y temores ocultos del presidente que, aunque no confiesa públicamente, lo mueven en su enfermiza animadversión hacia las instituciones electorales autónomas y ciudadanas.
Ese miedo inconfesable de un mandatario que, en el discurso se dice aclamado por el pueblo, todo poderoso y con un partido político que se ha vuelto una maquinaria de Estado, pero en los hechos actúa como un presidente inseguro y temeroso de que Morena y su 4T no puedan ganar las elecciones de 2024 ni mantenerse en el poder. Y por eso insiste, tan desesperadamente, en que su mayoría legislativa apruebe, rápido, a ciegas y sin chistar, una reforma electoral a leyes secundarias con las que intenta debilitar y someter al árbitro electoral para que sus candidatos puedan hacer lo que les dé la gana, incluso violar la ley sin ser sancionados, mientras él puede darles vida eterna a sus partidos satélites y vuelve al INE inoperante, sin personal ni recursos suficientes, para garantizar la legalidad y certeza de las elecciones.
A nadie, más que al partido en el poder y al presidente, les conviene una reforma tan regresiva y autoritaria como la que están aprobando en el Senado de la República. Porque con árbitros débiles y recortados en sus funciones y presupuesto (tanto el INE como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación) se asegura que en un escenario de un resultado cerrado en los comicios del 2024, incluso en una elección dudosa o en la que se hayan utilizado recursos públicos desde el aparato gubernamental, se pueda imponer un triunfo del partido gobernante, en este caso de Morena, al más puro estilo del “haiga sido como haiga sido”, que el mismo López Obrador dice que le aplicaron en el 2006.
Ese parece ser el miedo y la verdadera motivación por la que el mandatario insiste en modificar al instituto ciudadano que, según su retórica, le “robó” la Presidencia en 2006, aunque al final es el mismo instituto que en 2018 le reconoció, legitimó y anunció el triunfo inobjetable por el que hoy gobierna. Porque si se sintiera tan seguro como tanto se ufana y si creyera que Morena va a arrasar con cualquiera de sus tres “corcholatas” en la elección presidencial dentro de año y medio ¿cuál sería la necesidad de estar presionando al Congreso y atropellando todos los procesos parlamentarios junto con la dignidad del Poder Legislativo para imponer a como dé lugar una reforma que amenaza la certeza y seguridad de nuestras elecciones y de paso pone en riesgo a la democracia mexicana?
Bien dicen que detrás de un fanfarrón se esconde un gran cobarde y un miedoso e inseguro y así se está comportando el presidente con sus adefesios de reforma electoral impuesta y sin consenso de todas las fuerzas que participan en el juego democrático.
Sin que suene exagerada la comparación, López Obrador está actuando en materia electoral y democracia como los agresores de mujeres y feminicidas, con el mismo nivel de crueldad y cobardía: como no pudo matar al INE ni desaparecerlo con su fracasada y rechazada reforma a la Constitución, ahora lo que hace es tratar de desfigurarlo y dejarlo dañado y afectado con sus reformas secundarias que recuerdan al acto vil y despiadado de los poco hombres que le lanzan ácido en el rostro y el cuerpo a mujeres a las que quieren dañar porque los dejaron. Así de resentido, inseguro, miedoso y, sobre todo cobarde, actúa el presidente que dice estar “transformando” al país.
NOTAS INDISCRETAS … Hasta el cierre de esta columna y con el rechazo del bloque opositor, las protestas y presiones de grupos de la sociedad civil, y todas las alertas de académicos, analistas y expertos en materia electoral, la mayoría de Morena y sus aliados del PVEM y el PT se aprestaban a aprobar, de madrugada, los cambios a más de seis leyes secundarias en materia electoral para cumplir con el capricho y la orden del presidente. Si bien el coordinador morenista Ricardo Monreal y varios senadores de su bancada insistieron y lograron varios cambios a diversos artículos contenidos en esta reforma, al final las modificaciones logradas no fueron suficientes para convencer a los opositores de la viabilidad y, sobre todo, de la constitucionalidad del llamado Plan B electoral de López Obrador que quedó aprobado por mayoría simple y seguro será promulgado y puesto en vigor de inmediato, aun en plenas vacaciones decembrinas. Pero lo que también saldrá rápido, serán las controversias, amparos y acciones de inconstitucionalidad que se presentarán ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para impugnar esas reformas y señalar violaciones constitucionales que invalidarían los cambios legales aprobados en el sistema electoral.
Y lo que no se sabe qué tan rápido ocurrirá, será el análisis, votación y fallos de la Corte sobre esos recursos de inconstitucionalidad, primero porque los ministros y el pleno de la Corte se van de vacaciones el día de hoy y regresan en enero, por lo que las quejas e impugnaciones a la reforma electoral las recibirá una guardia y se revisarán hasta enero del 2023, y segundo porque justo ahora la Corte y sus 11 ministros están inmersos en la disputa interna por la sucesión en la presidencia del Poder Judicial que se define también en el mes de enero. Así que, por lo pronto, el adefesio de reforma electoral se convertirá en ley y entrará en vigor, con todo lo que eso significa… Mañana viernes el doctor Óscar Vidal Gutiérrez asume la dirección de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL). Hasta ahora Jefe del servicio de Oncología del Hospital Universitario llega al cargo con el reto es mejorar los programas educativos para generar una educación de excelencia con enfoque humanista. Vidal Gutiérrez tiene un doctorado en Medicina por la UANL y una maestría en Métodos Alternos de Solución de Controversias por la Facultad de Derecho y Criminalística de la misma universidad. Además de la especialidad en Ginecología y Obstetricia y una Sub-Especialidad en Ginecología Oncológica. Su gestión concluirá hasta el 2025... A justo un año de haber llegado a la Presidencia Municipal, el alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui, rindió ayer su primer informe de gobierno.
Lo primero que dijo el munícipe es que recibió una alcaldía “quebrada, sin recursos y con graves denuncias de abusos y corrupción” de sus antecesores en el cargo. Luego, enumeró algunas de las acciones que se han puesto en marcha para mejorar temas como la seguridad pública, los servicios urbanos y el cuidado del medio ambiente en la llamada “Ciudad de la Eterna Primavera”. Según su informe, Urióstegui dice haber mejorado ya la percepción de los cuernavaquenses sobre la inseguridad en su ciudad, que recibió en un 89% y ya ha disminuido hasta un 60%, además de una serie de mejoras en pavimentación, alumbrado y servicios urbanos. Todo en medio de una relación nada fácil con el complicado y cuestionado gobernador Cuauhtémoc Blanco. Veremos si los números y cifras de Urióstegui, el alcalde que llegó al cargo apoyado por una alianza del PAN y del PSD, corresponden a la realidad de los cuernavaquenses que son sin duda los que definirán las próximas elecciones para la gubernatura de Morelos en 2024… Los dados mandan Serpiente Doble. Caída libre.
Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, planes para el fin de semana, Qatar 2022 y muchas opciones más.