La falta de un encuentro directo y de frente (aunque fuera virtual en esta época) entre el presidente López Obrador y los gobernadores está tensando cada vez más las relaciones entre la Federación y los estados de la República. Como el Ejecutivo Federal no quiere que lo presionen pidiéndole recursos económicos extraordinarios para la emergencia del Covid, ha evitado convocar a un encuentro urgente que piden la mayoría de los mandatarios locales y ha provocado que, ante la insuficiencia del diálogo con la Secretaría de Gobernación, cada gobernador busque formas de mandarle mensajes al inquilino de Palacio, algunos propositivos y otros francamente desafiantes y de abierta rebeldía.
Tan sólo en esta semana hubo varios mensajes de gobernadores no sólo de la oposición sino también de Morena, que acusaban de distintas maneras a la Federación de desatender y menospreciar a las entidades federativas y las necesidades de su población. Desde el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, que acusó de “mentir y manipular” a los “expertos” federales del subsecretario Hugo López-Gatell por no dar cifras reales y actualizadas de los fallecimientos por Covid en su estado, hasta el también morenista gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, que cuestionó la llegada de un avión con insumos médicos comprados a China como “una leyenda urbana” porque a su estado y a los poblanos, dijo, “no nos han mandado nada de esos materiales”.
Y si los de casa cuestionan fuerte, los opositores de plano están desafiando el liderazgo del gobierno federal, con propuestas como la de Jaime Rodríguez “El Bronco”, Francisco García Cabeza de Vaca y Miguel Riquelme, que proponen cambiar el convenio fiscal de la Federación por tratarse de un pacto injusto y anquilosado para la distribución de los dineros públicos en la República Mexicana. O está también el panista Javier Corral que, en un tono más respetuoso, pero no menos directo, le pide a López Obrador que “no cancele pero sí posponga sus obras y proyectos (Tren Maya, Dos Bocas y Santa Lucía) para destinar ese dinero a rescatar a la economía del país y a los mexicanos”.
Pero el que de plano se declaró en rebeldía, fue el gobernador perredista de Michoacán, Silvano Aureoles, quien anunció que su estado dejaba de acatar y atender las recomendaciones federales sobre la pandemia, porque no creía en las “mentiras” del subsecretario López Gatell, coordinador de la estrategia nacional nombrado por el Presidente: “Esas medidas que usted está anunciando, Michoacán no las va a acatar porque vamos a cuidar la salud de nuestra gente. Si ustedes quieren engañar a la población, háganlo, pero no todos estamos con los ojos vendados ni nos vamos con los comentarios poco responsables que han hecho ustedes durante la crisis que estamos viviendo, que siempre han tomado a la ligera. O les gusta mentir a ustedes, no lo creo, o nos obligan a mentir, pero dejen de mentirle a la sociedad mexicana”.
Más políticos, los 9 gobernadores de Acción Nacional, que forman el GOAN, le mandaron esta semana dos cartas al presidente López Obrador para pedirle, en la primera, que les mande a todos los estados del país “recursos extraordinarios” para enfrentar la crisis sanitaria por coronavirus, pues aunque dijeron haber recibido el presupuesto normal de salud incluso de manera adelantada, aclararon que esos recursos no alcanzarán y están destinados a atender padecimientos normales de la población y no una pandemia mundial que en todas partes están reconociendo como la más grave de la historia reciente.
En su segunda carta, los mandatarios panistas de Guanajuato, Aguascalientes, Tamaulipas, Querétaro, Baja California Sur, Quintana Roo, Yucatán, Durango y Chihuahua, le piden al Presidente modificar y ampliar su programa de rescate económico y destinar recursos al rescate y apoyo de pequeñas y medianas empresas para proteger el empleo de millones de mexicanos, además de recomendarle otorgar prórrogas y descuentos en impuestos y contribuciones federales como las del IMSS, CFE e Infonavit, con el fin de evitar la quiebra y el cierre de empresas que agravarían la recesión económica que ya se anticipa por el coronavirus.
A todo eso hay que añadir que la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha tomado distancia evidente en su estrategia para enfrentar la pandemia de Covid en la capital y ha tomado medidas y hecho anuncios que ya en varias ocasiones se contraponen con lo que dicen tanto López Gatell como el mismo Presidente. Como ejemplo, está el dato de personas intubadas, que Sheinbaum ha actualizado en más de 300 en la Ciudad de México, mientras en las conferencias de Salud siguen hablando de menos de 200, o el día que el Presidente decía que le gustaría “levantar ya esto de la emergencia el 10 de mayo”, mientras la secretaria de Salud de la CDMX, Oliva López, anunciaba el 10 y el 25 de mayo como las fechas más críticas de hospitalización por coronavirus en la capital del país.
Así, en menos de ocho días, desde distintos estados le mandan todo tipo de mensajes al Presidente y se percibe una República agitada por cuestiones políticas. Como si los mexicanos no tuviéramos suficiente con el dolor, la muerte y el miedo, además de enfrentar los impactos sanitarios y económicos de la pandemia del coronavirus, encima tenemos gobernantes divididos, confrontados y que ni se comunican ni pueden ponerse de acuerdo para hacer un frente común y unificado en defensa de los mexicanos.
Mientras el Presidente siga escondiéndose en Palacio Nacional y tenga más tiempo para sus largas alocuciones en sus conferencias mañaneras —las más de las veces polarizantes e intrascendentes— que para reunirse y acordar con los gobernadores y con otros sectores estratégicos del país, seguiremos caminando hacia el caos en la total descoordinación y la confrontación entre los distintos niveles de gobierno.
Reza una frase atribuida al arquitecto tapatío Ignacio Díaz Morales, que se repite tanto en el frontispicio del Teatro Degollado como en Los Arcos de Guadalajara: “Que nunca llegue el rumor de la discordia”. Y hoy, justo en medio de la peor pandemia que el mundo haya conocido, esa que todos los países y estudiosos califican como el mayor desafío de la historia reciente después de la Segunda Guerra Mundial, la discordia se está asomando entre los mexicanos, entre el Presidente, los gobernadores, los empresarios y muchos otros sectores que se están fragmentando en vez de unirse en la República.
Notas indiscretas
Lamentablemente las diferencias y las grillas políticas no solo se dan entre los poderes ejecutivos federales y estatales. También en el Congreso de la Unión, en plena pandemia afloran diferencias y golpeteos entre los senadores. Primero fue el plan de austeridad del Senado de la República, anunciado por el líder de la mayoría, Ricardo Monreal, que contemplaba ahorros y descuentos a las dietas y aguinaldos de los senadores y de los trabajadores del Estado, que fue duramente cuestionado por el senador de Morena, Germán Martínez, quien en un artículo periodístico le dijo a Monreal que el Senado era un Poder del Estado mexicano y no tenía por qué imitar en todo al presidente López Obrador. Germán cuestionó que no era con “colectas ni como damas de la caridad” que los senadores debían responderle a los mexicanos, sino diseñando y aprobando leyes para enfrentar la pandemia con apoyos directos a pequeñas y medianas empresas, estatizando los servicios privados de salud durante la emergencia y con diversas medidas que se podían legislar desde el Senado para atender la grave problemática por el coronavirus. Luego fue la bancada del PAN que con una propuesta de Ley de Emergencia Económica, que propone el pago de un “ingreso básico universal” a todos los mexicanos, consistente en 3,200 pesos mensuales durante la emergencia sanitaria y una serie de apoyos obligatorios del gobierno federal a las empresas pequeñas y medianas, presionan para que la bancada de Morena acepte discutir su iniciativa en el pleno o los panistas no se presentarían a la sesión convocada este lunes para discutir la Ley de Amnistía que les envío el Presidente. “Cómo es posible que Morena y el Presidente le den prioridad a una ley que propone liberar reos, narcomenudistas, rateros y otro tipo de delincuentes y no quieran discutir una ley que apoye a los mexicanos para superar esta crisis”. Anoche Monreal les respondió tanto a los panistas como a su compañero de bancada Germán Martínez, con un video en redes sociales en donde aclara que “al único que le corresponde crear planes de emergencia y definir qué apoyos se otorgan a sectores sociales y económicos con el presupuesto público es al Ejecutivo federal. El Senado no tiene facultades para ordenar la aplicación de recursos en planes de rescate económico”, comentó el coordinador de Morena tratando de poner fin a la polémica. Veremos cómo se pone la sesión presencial de este lunes y si aun con la ausencia del PAN, se aprueba la polémica Ley de Amnistía, que ahora quieren sacar urgente con el pretexto de usarla para liberar las cárceles sobrepobladas ante el riesgo de coronavirus, aunque hay expertos que dicen que para eso, para sacar presos, el Presidente puede otorgar indultos y liberaciones anticipadas, beneficios que ya están en las leyes actuales y no se necesitaría una Amnistía que más bien es un tema político desde la campaña de López Obrador…Los dados mandan Escalera. 40 días más de cuarentena. Ánimo a todos los lectores.
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