Las que fueron bautizadas por el presidente López Obrador como las “lacras de la política”, las mismas que dijo que iba a desterrar de la vida pública mexicana, están más vivas que nunca. Nepotismo, amiguismo e influyentismo son vicios históricos engendrados por el sistema priista, replicados y adaptados por los gobiernos panistas, y retomados y exacerbados por el nuevo régimen morenista. Conforme nos aproximamos a las elecciones de 2024, un fenómeno que sobresale es el de los familiares de políticos y personajes del actual régimen que están siendo postulados como candidatos a cargos de elección para los que no necesariamente están preparados ni tienen una trayectoria que avale su nominación.
Pero el nepotismo está muy lejos de ser una novedad ni mucho menos una práctica exclusiva de Morena y más bien refleja una tendencia arraigada en la política mexicana. La dinámica familiar en los cargos públicos tampoco es exclusiva de México y se puede observar en muchas otras democracias; en todo caso lo que está cambiando es que en el partido gobernante están surgiendo nuevas familias políticas, dinastías y linajes que buscan desplazar a los antiguos apellidos y castas de la era priista y panista, para terminar de instaurar una nueva clase gobernante vinculada no sólo por los compromisos ideológicos y políticos, sino por lealtades familiares y hasta consanguíneas.
Si se revisan las listas de candidatos que han hecho públicas a nivel federal y en los estados todos los partidos, es muy fácil detectar a las familias políticas de la 4T que están emergiendo y buscando consolidar nuevas dinastías políticas, pero también se pueden ver apellidos de otras familias del PRI y el PAN que llevan décadas enquistadas también en las posiciones de poder público. Y aunque no se trata de descalificar a nadie por su apellido o por su origen familiar, ni en el fondo están violando ninguna ley con la postulación de familiares, el tema cae en un problema moral, además de la incongruencia con el discurso presidencial, aunque al final todos los candidatos de cualquier partido, independientemente de su apellido, enfrentan el reto de demostrar su valía más allá de la herencia política.
Una revisión de las candidaturas partidistas, realizada por el portal digital de Animal Político, muestra por ejemplo que los hijos de varios personajes de la 4T obtuvieron posiciones privilegiadas en las nominaciones de Morena y sus aliados. Julio Javier Scherer Pareyon, hijo del exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, aparece como candidato plurinominal del Partido Verde, en el primer lugar de la Tercera Circunscripción; Felipe Miguel Delgado Carrillo, hermano del dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, ocupa el primer lugar de la Cuarta Circunscripción también en listas del PVEM, mientras que Carlos Ignacio Mier Bañuelos, hijo del diputado y candidato a senador Ignacio Mier, va por un distrito de Chalchicomula, Puebla. También aparece Manuel Cota Cárdenas, hijo del exgobernador Leonel Cota, quien es candidato a diputado federal por el distrito de La Paz, Baja California Sur.
Alejandro Pérez Cuéllar, hermano del alcalde de Ciudad Juárez y exsenador Cruz Pérez Cuéllar, es el candidato en un distrito de esta ciudad de Chihuahua. Teresita de Jesús Ruiz Anchondo, hermana de la exprocuradora social de la CDMX y actual embajadora en Colombia, Patricia Ruiz Anchondo, busca una diputación.
Pero no sólo apellidos de familias morenistas aparecen en las listas de la coalición “Juntos Seguiremos Haciendo Historia”. Por ejemplo, Roberto Albores Gleason, hijo del exgobernador priista Roberto Albores Guillén, es candidato del PT al distrito de Comitán, Chiapas; José Luis Durán Reveles, hermano de la alcaldesa morenista de Naucalpan, Patricia Durán, también va por un distrito de ese municipio, los hermanos Durán fueron panistas de toda la vida que emigraron a Morena. Otro apellido de origen priista, que ahora aparece como candidato de la 4T es el de Luis Enrique Miranda Barrera, hijo del exsecretario de Desarrollo Social en el gobierno peñista, Luis Miranda Nava, quien va como candidato por un distrito de Toluca.
De ascendencia panista, también aparece José Antonio Gali López, hijo del político Antonio Gali -exmano derecha de Rafael Moreno Valle-, que ahora es candidato en el distrito 9 de Puebla. También en Puebla María del Rosario Orozco Caballero, viuda del ex gobernador Miguel Barbosa, será candidata por el distrito 15, con cabecera en Tehuacán. Mario Miguel Carrillo Cubillas, primo del dirigente nacional Mario Delgado, aparece como candidato en el distrito de Atlixco.
En un distrito de Hermosillo, Sonora, se postula a Diana Karina Barreras, esposa de Sergio Gutiérrez Luna, representante de Morena ante el INE y candidato a la reelección en la Cámara de Diputados. De ganar ambos, la pareja ocupará dos curules en la próxima Legislatura. José Braña Mojica, sobrino del presidente Andrés Manuel López Obrador, es candidato en el distrito de Ciudad Victoria, Tamaulipas. Su madre, Lucía Mojica Obrador, es prima del presidente.
Juan Carlos Hank Krauss, hijo del ex alcalde priista de Tijuana, Jorge Hank Rhon, y nieto del santón de la era priista Carlos Hank González, será candidato del PVEM en Tijuana, Baja California. El PT postuló en el tercer lugar de la Quinta Circunscripción a Claudia Yáñez Centeno, hermana de César Yáñez, excolaborador del presidente López Obrador y actual coordinador de agenda y giras de la campaña de Claudia Sheinbaum.
En las listas del Senado también hay candidaturas familiares: Cecilia Guadiana Mandujano, hija del fallecido ex
candidato de Morena al gobierno de Coahuila y senador Armando Guadiana, va en la segunda fórmula en esa entidad. Saúl Monreal Ávila, hermano del actual senador Ricardo Monreal y del gobernador David Monreal, va en segunda fórmula en Zacatecas. Mientras que Ricardo Monreal se postula en un lugar preferente a la Cámara de Diputados.
Miriam González Silva, esposa del gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, va en el número dos de la Lista Nacional del Partido Verde al Senado. Rosalinda López Hernández, hermana del exsecretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, va en primera fórmula por el estado de Tabasco. El propio Adán Augusto es cabeza de la Lista Nacional, por lo que es muy probable que ambos hermanos convivan durante la LXVI Legislatura en el mismo grupo parlamentario.
La aparición de todos estos candidatos con apellidos y vínculos familiares supone un desafío para la democracia mexicana. Por un lado, la familiaridad de estos nombres puede evocar en el electorado una sensación de continuidad y estabilidad; por otro, suscita interrogantes sobre el nepotismo y la meritocracia. ¿Están estos candidatos realmente preparados para asumir los cargos a los que aspiran, o su ascenso es meramente el resultado de su linaje?
Esa pregunta, al final, tendrá que responderla el electorado, que con su voto decidirá si los apellidos, los juniors, y los familiares de políticos que están ganando postulaciones por sus relaciones consanguíneas merecen la oportunidad de demostrar si son o no capaces o si solo obtuvieron una candidatura por sus papis, tíos, hermanos o primos. Y para cerrar nada mejor que aquella frase del gran comediane mexicano Pompín Iglesias, que hoy parece describir al pie de la letra las nuevas glorias del nepotismo morenista: “¡Qué bonita familia!, ¡Qué bonita familia!”. Batimos los dados. Capicúa y se repite el tiro.