Cual Napoleón del siglo XXI que sale airoso rumbo a Rusia, con la seguridad de conquistar la nación de los Zares, así se lanzó ayer el presidente López Obrador, al mando de su ejército de diputados y senadores incondicionales y sumisos, a la guerra por conquistar el nuevo modelo eléctrico nacionalista. Y como primer disparo de Palacio Nacional publicaron el proyecto de dictamen que discutirán las Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y de Energía, en el que modifican dos artículos transitorios, pero dejan intacto el modelo de control estatal con la CFE como monopolio de la generación de electricidad en el país, y la cancelación de contratos a las empresas de autogeneración.
Con ese dictamen como disparo inicial de la guerra eléctrica en la que AMLO y su 4T se enfrentan a un enemigo de varias cabezas: la de los opositores de PRI-PAN-PRD que ayer dijeron que van unidos y con todo en contra de la iniciativa presidencial; la otra cabeza es de la Casa Blanca, que desesperada ante la terquedad del mandatario mexicano que se negó a cambiar su reforma eléctrica, decidió preparar a su ejército de abogados para demandar al gobierno mexicano en el marco del T-MEC; y la de otro ejército, el de los cabilderos y lobistas de las grandes empresas de energía de los Estados Unidos, que han intentado con todo tirar la reforma constitucional del sector energético.
Hasta ahora es claro que los enemigos de la reforma eléctrica tienen de su lado el número de votos necesarios en el Congreso para rechazar un cambio a la Constitución, pero aun así López Obrador manda a sus tropas a pelear a una guerra que se ve muy difícil para los morenistas y sus aliados que matemáticamente no pueden alcanzar una mayoría constitucional de dos terceras partes del total tanto de la Cámara de Diputados como la de Senadores. Y si sabe que van a perder ¿para que los manda? ¿Acaso el presidente tendrá bajo la manga un as que nadie ve y que le daría los votos de priistas suficientes para sacar su reforma constitucional?
Pero aun así el inquilino de Palacio decidió lanzar el primer ataque con el citado dictamen y anunciar que las batallas definitivas arrancarán el 11 de abril, lunes de Semana Santa, con la votación y aprobación en Comisiones, para que el 13 de abril, miércoles Santo, se libre la batalla central en la que todo se define en el Pleno Legislativo de San Lázaro, donde el bloque de Morena y sus aliados enfrentará al bloque opositor de priistas, panistas y perredistas, que si no se rompen y se dividen con traiciones de diputados, tiene los votos suficientes para meterle freno a la reforma lopezobradorista y rechazar el dictamen al que le hicieron cambios más cosméticos que de fondo.
Y en ese choque frontal entre la bancada oficialista y la bancada del bloque opositor, una de las incógnitas es hacia dónde se van a mover los 22 diputados de Movimiento Ciudadano. Hasta ahora se sabe que iban en contra de la reforma lopezobradorista, pero en el arranque de esta guerra legislativa no se habían pronunciado y eso deja la incógnita sobre ¿de dónde vendrán, si es que las hay, las traiciones de diputados que se vendan o se dejen cooptar por los ofrecimientos políticos de la 4T? ¿serán de los priistas que son de los que más se desconfía, serán del PAN en donde también hay los que pueden chaquetear, o serán de los escasos perredistas o de plano de algún legislador de MC?
Porque salvo que López Obrador y Morena ya tengan apalabrados y cooptados los 57 votos que les hacen falta para aprobar la reforma eléctrica, no se entiende cómo o por qué lanzaron su ofensiva para someter al pleno la propuesta de cambios constitucionales al sector eléctrico, si saben que se van a estrellar contra un bloque opositor que no va a cederles ni un voto para sacar su reforma. ¿Se está lanzando a perder el señor presidente que sostiene que los presidentes, como Jalisco, “nunca pierden” y cuando pierden arrebatan, a pelear una guerra que sabe de antemano perdida? Parece muy suicida para quien ha probado ser un astuto estratega político.
A menos que, imbuido del mismo espíritu de grandeza que tenía el general Napoléon Bonaparte, en el momento que se lanzó a pretender conquistar a la imperial Moscú, el presidente López Obrador haya decidido que podrá vencer el frío invierno en las estepas legislativas, el mismo frío que le espera a una reforma constitucional que sea rechazada por no tener la mayoría calificada y sea mandada a la congeladora. ¿Será que esta guerra eléctrica —casi guerra santa— que ha iniciado el mandatario tabasqueño termina como aquel retiro vergonzoso de Napoleón del territorio ruso, después de conquistar una Moscú en llamas y teniendo que salir en retirada, ante el debilitamiento de sus tropas por el frío invierno y la escasez de suministros en 1812?
Tres años después de aquella fallida campaña en Rusia, el emperador Napoleón al que el mundo entero había visto huir en retirada de los cosacos rusos, sería enfrentado y derrotado por los ejércitos de Prusia y Gran Bretaña, quienes derrotaron al ejército napoleónico, con Bonaparte al mando, en la batalla de Waterloo y de ahí saldría vencido y preso a la Isla de Santa Elena. ¿Ir a una guerra que no se ve segura y más bien parece perdida por su reforma eléctrica, no terminará siendo un Waterloo para AMLO?
NOTAS INDISCRETAS…
Ninguna hoja del árbol de la 4T se mueve sin que lo sepa el Supremo de Palacio. Esa nueva máxima cuatroteísta quedó plenamente demostrada ayer cuando López Obrador, a pregunta expresa sobre el proselitismo de su secretario de Gobernación, que violó la veda electoral y utilizó recursos públicos para trasladarse a Sonora y Coahuila en un avión de la Guardia Nacional, el presidente mintió con una sonrisa en los labios al decir que no era verdad que Adán Augusto López, el mismo que el fin de semana se mofaba del INE y del Tribunal Electoral y decía que “ya se van a ir todos, con la cola entre las patas”, anduviera haciendo campaña por su Revocación de Mandato. "(Adán Augusto) está visitando los estados para cumplir con su responsabilidad, no para promover la consulta, no va a mítines", dijo ayer el mandatario en una mentira flagrantemente desmentida por las “malditas redes sociales” que difundían varios videos donde se ve al tabasqueño, titular de Segob, en plena arenga y ataques a los órganos electorales. Y si López Obrador puede mentir con esa calma chicha, de frente a todos los que siguen su conferencia mañanera, entonces ya sabemos quién ordenó que el aparato de Estado, incluidos secretarios del gabinete, gobernadores, alcaldes, servidores de la Nación y dirigentes de Morena, se volcará aun usando recursos públicos a promover su consulta de Revocación de Mandato. ¿Así o más claro?... Ayer estalló la guerra sucia en la campaña por la gubernatura de Tamaulipas. Un presunto “exescolta” del empresario asesinado Sergio Carmona, apareció en un video con el rostro deformado para acusar que, cuando él trabajo cercano a Carmona, se dio cuenta de que “le entregaba portafolios con dinero a Mario Delgado, a Américo Villarreal” y a otros insignes morenistas de Tamaulipas. Claramente el video que circuló ayer en redes sociales busca revivir la estrecha relación de financiamiento que tuvieron el empresario asesinado Carmona y la dirigencia nacional y estatal de Morena, con las inyecciones de recursos en efectivo, producto del huachicoleo transfronterizo que tenían los hermanos Carmona, que iban a parar a las campañas de los candidatos morenistas en 2021. Y el supuesto escolta, que dice hablar “desde los Estados Unidos donde varios de mis compañeros somos testigos protegidos”, apunta con todo contra el candidato Villarreal y contra el líder morenista Mario Delgado… Los dados mandan Serpiente. Sigue malo el tiro.