En la votación de este miércoles en el Senado de la República, sobre la reforma constitucional que alarga la presencia del Ejército en las calles hasta 2028, aflorará la dura lucha interna que hoy se libra en el PRI y que podría terminar por fracturar definitivamente al viejo partido. La bancada de senadores priistas, que encabeza Miguel Osorio Chong, ha comprometido su voto en contra de la reforma que impulsó su dirigente Alejandro Moreno y que hicieron suya Morena y el presidente López Obrador.

De los 11 integrantes de la bancada tricolor anoche, al menos 10, mantenían su intención, mientras que el guerrerense Manuel Añorve ya habría cedido a las presiones del gobierno y de Morena y votaría a favor de modificar el Quinto Constitucional, en tanto que al senador por Sinaloa, Mario Zamora, lo seguían presionando desde el oficialismo para que también cambie su voto y traicione no sólo a su bancada, sino al compromiso público que él mismo hizo para votar en contra de la citada reforma.

Con todo, a Morena y sus aliados del PT y el PVEM les seguirían faltando 8 votos para lograr la mayoría calificada, en el supuesto de que logren “convencer” a los 2 priistas mencionados que, sumados al senador del PAN, Raúl Paz, que ayer anunció su renuncia al panismo para sumarse a Morena, le darían 3 votos más a la reforma que aprobaron el PRI y Morena en la Cámara de Diputados. Hasta anoche, en el resto de las fracciones opositoras, se decían “unidos para votar en contra” y evitar que pase la modificación constitucional que alargaría por cuatro años más la presencia militar en la seguridad pública.

Pero sin duda es en la bancada del PRI donde una votación en contra de una iniciativa que impulsó su propio partido en la Cámara de Diputados tendría mayores consecuencias. Porque en esa votación quedará claro que el priismo está dividido y que el rompimiento entre Miguel Osorio y Alejandro Moreno, y su aliado Rubén Moreira, ya es irreversible y podría ahondarse con una ruptura próxima del partido tricolor.

Si la reforma militar es rechazada en el Senado, por no alcanzar la mayoría calificada, Osorio se fortalecería, al menos en un sector del PRI y podría convertirse en el nuevo interlocutor del priismo con la oposición del PAN y el PRD; si en cambio la reforma pasara, ya sea porque logren cooptar a más votos de senadores opositores o por una asistencia baja a la sesión de mañana, con la que le alcance a Morena y aliados para reunir las dos terceras partes de la votación de los senadores presentes, entonces sería un triunfo para el dirigente Alejandro Moreno y el coordinador priista en San Lázaro, Rubén Moreira.

La paradoja es que antes de convertirse en enemigos declarados, Miguel Osorio Chong y Alejandro Moreno Cárdenas fueron grandes amigos y totalmente cercanos políticamente. Durante el sexenio de Peña Nieto eran aliados y amigos inseparables, tanto que, en una reunión de la Conago a mediados del 2017, donde el entonces presidente se quedó a cenar con todos los gobernadores del PRI, Peña les preguntó de pronto a todos los mandatarios priistas que estaban en el convivio: “Les voy a hacer un ejercicio. Si ustedes pudieran decidir en este momento, esta noche, quién debe ser el candidato del PRI a la Presidencia de la República en las elecciones del próximo año ¿a quién elegirían?”.

El ejercicio consistió en que cada uno de los gobernadores priistas escribieran en un papelito el nombre de a quién querían de candidato presidencial y lo depositaran en un recipiente para que luego se contabilizaran los votos de cada uno y ver qué aspirante priista tenía más simpatías entre los mandatarios estatales. Cuentan priistas que estuvieron presentes en aquella cena que Alejandro Moreno, entonces gobernador de Campeche, no dudó en el nombre que escribió en su papelito y en lugar de doblarlo y depositarlo en secreto se los mostró a varios: “Yo no tengo por qué esconderlo, mi candidato es Osorio Chong”, dijo a voz de cuello Alito.

¿Por qué entonces terminaron peleados y confrontados como lo están ahora? El punto de quiebre, dicen políticos que los conocen a ambos, ocurrió cuando viene la elección presidencial de 2018 y Claudia Ruiz Massieu asciende como presidenta nacional del PRI. Osorio coloca en el CEN priista a mucha de su gente y tras la derrota estrepitosa del PRI con José Antonio Meade en aquellos comicios, comienza el proceso interno para elegir a un nuevo dirigente y Alito se apunta para competir contra el doctor José Narro Robles. Moreno Cárdenas busca a su amigo Miguel Osorio para pedirle que vayan juntos y que él acepte la secretaría general del partido, a lo que el hidalguense le dice que no y se va del lado del doctor Narro. Ese fue el rompimiento total entre ellos; luego Peña Nieto intervendría para pedirle a Alfredo del Mazo que apoyara a Alito y lo demás es historia.

Para las elecciones intermedias de 2021, ya como dirigente priista, Alito ya no le da ninguna posición a Osorio ni a su grupo en las listas de candidatos del PRI y eso ahonda la ruptura. Mañana en el Senado, como se defina la votación de la reforma militar, tendrá un impacto directo en el futuro del PRI donde ya se escuchan voces de que, tras el acostón de Alito Moreno y Rubén Moreira con López Obrador y su 4T, hay liderazgos priistas que ya planean lanzar una nueva “corriente crítica” con la que podrían abandonar al PRI y buscar alianzas con una nueva coalición opositora.

NOTAS INDISCRETAS… Ayer nos lo dijo claramente el coordinador del PAN, Julen Rementería, en el Senado de la República: “Las presiones existen, son reales y cada vez más fuertes” ¿Presiones de qué, cañonazos, amenazas?, le preguntamos en el noticiero de “A la Una” por Heraldo Radio. “De todas, de esas dos que mencionas y de varios tipos más, están con todo para tratar de coptar votos para la militarización”, respondió el senador panista. Tan tenía razón y sabía de lo que hablaba, que unas horas después de que nos hiciera esa declaración en radio, al senador de su bancada, Raúl Paz, lo “convencieron” en Morena y apareció, muy sonriente en un video junto al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, para anunciar que Paz abandonaba no sólo a su bancada sino al PAN y se integraba a Morena donde lo convencieron con un “hueso” en forma de cargo de Enlace entre Morena y el sector empresarial. Lo dicho, mientras en el imperio romano se decía que “Roma no paga traidores”, en la 4T no solo les pagan, los hacen militantes… Por cierto que anoche, hablando de traiciones, desde España el embajador de México, Quirino Ordaz, le mandó un mensaje en Twitter a su amigo y paisano, el senador Mario Zamora, a quien están presionando y tratando de “convencer” en la 4T para que apoye la reforma de militarización. “Espero que el senador Mario Zamora apoye con su voto a favor de la reforma constitucional para que la Guardia Nacional continúe apoyando a la gente, esta reforma es benéfica para el país”, dijo el embajador y exgobernador de Sinaloa. Está claro que a Quirino le pidieron apoyo desde Palacio Nacional para tratar de convencer a su paisano de que apoye la militarización ¿Cederá el sinaloense?… Los dados mandan Serpiente. Descenso obligado.

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