El escenario de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha vuelto completamente adverso para el presidente López Obrador. Después de la elección de Norma Piña como presidenta y con el escándalo creciente del plagio de la ministra Yasmín Esquivel Mossa, el Presidente perdió cualquier posibilidad de influir en las decisiones de los ministros, además de que la nueva presidenta será irreductible en sus posiciones y no es para nada afín a atender presiones o sugerencias desde Palacio Nacional, como sí lo fue su antecesor Arturo Zaldívar.
Casi podría decirse que lo que se vive hoy en la Corte para López Obrador, es un anticipo de lo que le espera en el ya no tan lejano fin de sexenio al Presidente: sus antiguos aliados, hoy están en su contra; los que le debían lealtad ya se deslindan y reivindican su independencia, y los que siempre estuvieron en su contra, ya afilan los cuchillos para cobrarse agravios, ofensas y presiones. Eso es parte de lo que vivirá en poco más de un año el Jefe del Ejecutivo en casi todos los ámbitos de la vida pública, y de lo que ya vive en su relación con los ministros del máximo tribunal judicial.
Tal vez todo tenga que ver con su inédita y extraña decisión de haber adelantado la sucesión presidencial que, desatada desde hace un año, se vuelve cada vez más cruenta, caótica y empieza a contaminarlo todo, incluida la Suprema Corte de Justicia, en donde al fuerte revés que sufrió con la elección interna, se suma ahora la cacería de la opinión pública, la academia y las redes sociales, en contra de la ministra Yasmín Esquivel Mossa, tras confirmar la UNAM que sí cometió plagio en su tesis de licenciatura y con la que se tituló como abogada de esa casa de estudios en 1987.
Ayer circularon fuertemente los rumores de que la ministra Esquivel presentaría su renuncia al cargo, luego de haber sostenido una reunión en Palacio Nacional el jueves por la noche, acompañada de su esposo, el ingeniero José María Rioboo. En redes sociales varios periodistas filtraron la supuesta reunión y hablaron de la “renuncia inminente” de la integrante de la Corte. Ayer mismo, fuentes del Poder Judicial y directamente de la oficina de la ministra negaron la veracidad de los rumores: “La ministra no va a renunciar, no se ha reunido con el Presidente y ella afirma que está firme y más fuerte que nunca”, nos dijo una fuente muy cercana a la juzgadora.
Incluso nos adelantó que será el próximo lunes cuando el Presidente reciba a Esquivel Mossa en Palacio Nacional para dialogar con ella sobre todo el tema de las acusaciones de plagio y lo que resolverá en breve la SEP, luego de que la UNAM dijera no tener mecanismos para anularle el título y le turnara el expediente a la dependencia federal.
Anoche, desde Palacio Nacional nos comentaban que el Presidente podría invitar a Yasmín Esquivel a que se integre a una posición en su gabinete y de esa manera darle “una salida para arriba” a la ministra emproblemada. Pero de confirmarse esa invitación, significaría que el propio López Obrador le sugeriría la renuncia y si sale la ministra Yasmín, el Presidente perdería una posición, de las pocas que le quedan en el pleno de la Corte y la cedería a los conservadores.
El asunto representa todo un dilema no sólo para la acusada sino para el propio Presidente: porque si invita a Yasmín al gabinete, pierde una posición en la Corte, pero si la deja ahí, el desgaste será progresivo, irreductible y desolador para la ministra, pero también para el Presidente y para su movimiento de la 4T , porque él mismo la defendió desde un inicio, la reconoció como su “amiga” y descalificó la denuncia periodística de Guillermo Sheridan como un “ataque contra nosotros y un tema de politiquería”, aun cuando la UNAM ya reconoció la veracidad del plagio.
Por eso el tema Yasmín Esquivel ya trascendió a la Corte y se volvió también un problema para Palacio Nacional. Paradójicamente mientras más le peguen a la ministra, más la fortalecen ante el Presidente, aunque su imagen pública cada vez debilite cada vez más y su presencia en la Corte se esté volviendo insostenible.
Veremos qué deciden hacer tanto el Presidente como la ministra para salir de la tormenta en la que los metió el plagio de una tesis y la defensa apasionada, más que racional, que hizo el Presidente de una integrante de otro poder distinto al suyo. Es claro que hay lealtades y compromisos de López Obrador no sólo con Yasmín, sino con el ingeniero Rioboo, que ha sido amigo, contratista y financiador del movimiento político obradorista; pero también es muy claro, cada vez más, que el desorden y el caos final han comenzado para este gobierno; y que vienen meses de crisis frecuentes, como ésta, y de estar contra las cuerdas para el Presidente, en la medida que se acerque el fin de su sexenio.
NOTAS INDISCRETAS…
La renuncia anunciada de Ricardo Mejía Berdeja cimbró a Morena, que con esta ruptura ve disminuidas sus posibilidades, ya de por sí complicadas, en la elección estatal de Coahuila. El subsecretario de Seguridad que dejó ayer su cargo con una carta de renuncia que hizo pública, fue de inmediato registrado como candidato del PT a la gubernatura, lo que significa otro golpe para Morena, que perdió un aliado en ese estado. Y aunque el PVEM había estado dialogando con Mejía y fue quien en principio le ofreció postularlo como su candidato, alentándolo para que renunciara a Morena, al final los verdes se rajaron y decidieron ir solos en Coahuila. Al parecer las presiones desde Palacio Nacional para los dirigentes verdes fueron muy fuertes y los obligaron a descobijar a Mejía Berdeja, que se queda solo con el PT. Ayer mismo, los efectos de esta baja se sintieron cuando Luis Fernando Salazar, coordinador de la campaña de Armando Guadiana, candidato morenista en Coahuila, llamó “traidor” a Ricardo Mejía y lo acusó de haber recibido dinero del PRI para fracturar a Morena: “Mejía es un traidor, se ha vendido al moreirato y al PRI, para dividir el voto transformador del cambio, con la intención de que el priismo y la mafia de la corrupción se perpetúen en Coahuila”, dijo el coordinador morenista. Se ve que les caló el rompimiento…Y hablando de rompimientos, un día después de que la Alianza Va por México anunciara con bombo y platillo a su candidata para el Estado de México, Alejandra del Moral, y de que los líderes de los tres partidos, PRI, PAN y PRD, proclamaran estar “más fuertes y unidos que nunca”, el PRD desmintió ayer tal unidad, cuando no se presentaron al registro de Del Moral como abanderada aliancista ante el Instituto Electoral Mexiquense. La ausencia de los dirigentes perredistas, aunado a que Nueva Alianza se sumara de último momento a la candidatura común, hizo que se pospusiera para hoy el registro de la candidata de Va por México, aunque trascendió que la dirigencia nacional perredista, que encabeza Jesús Zambrano, está inconforme con el reparto que se hicieron el PRI y el PAN de las candidaturas, tanto en el Edomex como en Coahuila, además de las nominaciones para el 2024. Y es que los perredistas se quejan de que Alito y Marko Cortés se quedaron con todas las postulaciones y no le dejaron más que migajas al Sol Azteca. Esto luego de que Marko Cortés anunciara el jueves que, como el PRI decidió a los candidatos en el Edomex y en Coahuila, con dos priistas como Del Moral y Manolo Jiménez, al PAN le correspondería la decisión de quiénes serán los candidatos en el 2024, tanto a Jefe de Gobierno de la CDMX , como a la Presidencia de la República. “Y nosotros en dónde leemos”, debieron decir los perredistas que, si bien son el partido menor en esa Alianza, también son parte de Va por México. Veremos si se resuelve la molestia del PRD…Si Claudia Sheinbaum creyó que militarizando al Metro y teniendo a la Guardia Nacional en los andenes y hasta en los trenes iba a detener la crisis política en que se encuentra su administración, tal parece que se equivocó. Ayer las recciones en contra de la presencia de los militares en el Metro siguieron creciendo y, además de los cuestionamientos de organizaciones de Derechos Humanos como el Centro ProDH, que se dijo “preocupado” por posibles abusos o excesos de los soldados de la Guardia, ahora le surgieron manifestaciones de protesta dentro de las estaciones del STC . Ayer grupos de feministas encapuchadas tomaron la estación Bellas Artes para exigir que saquen a la Guardia Nacional del Metro y con la consigna de “Metro chafa no se paga”, atacaron los torniquetes de acceso para que la gente no tuviera que pagar su acceso al transporte. En otras protestas en la Línea 3, un joven que protestaba con una cartulina, en contra de la militarización del sistema de transporte, fue detenido por los guardias y presentado ante un Juzgado Cívico solo por su protesta. Por la noche y ante las críticas en redes sociales, el secretario de Gobierno, Martí Batres, dijo que los policías que detuvieron al joven por protestar actuaron mal y serán sancionados y suspendidos. O sea que, una vez más, como ya ocurrió con la seguridad pública de este país, con las Aduanas, con el Tren Maya y con una serie de actividades civiles en las que este gobierno ha metido al Ejército, queda claro que la presencia militar, si bien es intimidante y autoritaria, no necesariamente resuelve los problemas. Al menos no resolvió la crisis de Sheinbaum con el Metro y, al contrario, parece que con la militarización sólo echaron más leña al fuego…Los dados mandan Escalera Doble. Buen cierre de semana.
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