La presencia y tentáculos del Cártel Jalisco Nueva Generación han hecho de la Ciudad de México uno más de sus territorios de amplia influencia y, desplazando a otras organizaciones nacionales, han llegado casi a apropiarse del narcomenudeo en la capital y a realizar aquí operaciones que van desde el trasiego de drogas, el lavado de dinero y hasta el contacto con grupos internacionales como el que representaban los dos israelíes asesinados el 24 de julio pasado en Plaza Artz Pedregal, con quienes los narcotraficantes mexicanos tenían tratos relacionados con la venta de drogas y de armas.
El viernes pasado, casi mes y medio después de aquel ataque en el exclusivo centro comercial, que evidenció la infiltración y la capacidad de operación que ha alcanzado el CJNG en la Ciudad de México, Policías Ministeriales de la Procuraduría de Justicia capitalina detuvieron en Guadajalara, Jalisco, a Mauricio Hiram, alias Mawicho, que fue el segundo tirador que disparó contra los israelíes Azulay Alón y Ben Sutji, y que logró escapar, a diferencia de su compañera sicaria Esperanza que fue detenida.
Lo primero que llama la atención en la captura del Mawicho, a quien los ministeriales capitalinos le siguieron la pista durante varios meses con la ayuda del Centro Nacional de Inteligencia (CNI o antiguo Cisen), es que hayan tenido que ser los policías de la Ciudad de México y no los agentes federales de la Fiscalía General de la República, quienes detuvieran al sicario del CJNG. Al parecer, aunque la investigación del atentado en Artz recaía en la FGR, tanto por el tema de narcotráfico como por la muerte de dos ciudadanos israelíes, a la gente del fiscal Alejandro Gertz Manero no le interesó dar seguimiento a un caso criminal tan relevante y con ramificaciones internacionales; seguramente en la Fiscalía están más ocupados buscando a políticos acusados de corrupción en el sexenio pasado, que parece ser toda su prioridad.
El caso es que, de acuerdo con fuentes federales, en la investigación del CNI y de la Policía Ministerial de la PGJCDMX se documentó que desde el 20 de julio de 2019, una célula operativa del CJNG se trasladó desde Guadalajara a la CDMX, bajo las órdenes de Mauricio Hiram Suárez Álvarez, quienes se reunieron con otra célula del CJNG establecida en CDMX en una casa de seguridad ubicada en la colonia Jardín Balbuena, donde planearon la agresión de los dos israelíes a quienes tenían órdenes directas de eliminar de Nemesio Oseguera El Mencho, líder del cártel.
Los sicarios del CJNG sabían que Sutji y Alón, con quienes el CJNG tenía tratos y “negocios”, se reunirían en un restaurante con una mujer “güera” y sólo esperaron durante cuatro días tener la confirmación del lugar, fecha y hora. Coordinados por un sujeto apodado El Viejón, quien funge como operador del Cártel, bajo las órdenes de Julio César Montero Pinzón (a) El Tarjetas, uno de los colaboradores de mayor confianza de El Mencho, así como de su hijo Rubén Oseguera González (a) El Menchito, con quien incluso se llaman entre sí “hermanitos”.
Montero Pinzón es uno de los principales operadores de El Mencho, por el nivel de confianza que tiene dentro de la organización delictiva y funge como supervisor de diversas plazas tomadas por el CJNG, como Cancún, donde coordina y planea la logística para abastecer de armamento y municiones, así como del pago de nóminas a sus operadores y autoridades cooptadas en Quintana Roo. Por esa razón, Nemesio Oseguera mandó a Montero Pinzón a encargarse del homicidio de los dos israelíes en la capital del país.
Una vez confirmado el lugar donde se suscitaría la reunión de los israelíes con “La Güera”, el restaurante Hunan al interior de Plaza Artz, las células del CJNG se trasladaron en al menos 3 vehículos en caravana desde la casa de seguridad de la Jardín Balbuena hasta las inmediaciones del centro comercial en Périfierico Sur, a donde llegaron a las 12:00 horas aproximadamente y, con toda calma, se distribuyeron estratégicamente en entradas y salidas principales, escaleras y elevadores, donde mantuvieron un perfil bajo durante las horas previas a la agresión.
Mauricio Hiram junto con Esperanza, una mujer de su organización, tomaron una mesa al interior del restaurante Hunan después de las 3 de la tarde y ahí esperaron la confirmación de la presencia de sus víctimas, así como sus características físicas y de vestimenta. Una vez con esta información las ubicaron visualmente y esperaron la distracción previamente planeada, la cual consistió en realizar varias detonaciones de armas de fuego largas al exterior de dicha plaza comercial, donde resultó herido un elemento de la SSC CDMX al filo de las 5:15 de la tarde y minutos después, a las 5:20 exactamente Hiram y Esperanza se levantaron de su mesa y se dirigieron a la terraza donde se encontraban sentados sus víctimas en compañía de una mujer de cabello rubio, detonando en varias ocasiones sus armas de fuego cortas en contra de los dos israelíes, provocando su muerte.
Luego en su huida, los dos se cambiaron la ropa para despistar, sin embargo, se logró la detención momentos después de Esperanza por parte de un elemento de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, mientras que Mauricio Hiram pudo escapar junto con sus cómplices. Posterior a la distracción realizada en las afueras de la plaza comercial, los sujetos se trasladaron a las inmediaciones de la alcaldía Tlalpan, donde abandonaron el vehículo utilizado, siendo encontrado dos días después por las autoridades.
La célula que vino del estado de Jalisco regresó a dicho lugar a resguardarse en casas de seguridad, mientras la célula en CDMX hizo lo mismo en esta ciudad. Fue a solicitud de la Procuraduría Capitalina que el CNI, que encabeza el general Audomaro Martínez, siguió la pista de Mauricio Hiram, a quien se ubicó en Guadalajara moviéndose libremente unas semanas después del ataque en Artz. Y hasta allá se trasladaron los ministeriales capitalinos que, en coordinación con la Fiscalía de Jalisco lograron la detención del Mawicho, quien tras haber estado vigilado en el Reclusorio Oriente, ayer fue entregado a la FGR y trasladado a un penal de máxima seguridad en Guanajuato. La pregunta es por qué el CNI no le dio la misma información a la FGR para que realizara la detención ¿o sí se la dio y a la Fiscalía ya no le interesa detener a narcotraficantes y asesinos a los que ahora el presidente López Obrador sólo les pide, casi les suplica, que “se porten bien y piensen en sus mamacitas, para no hacer daño a la sociedad”? Es pregunta.
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