El tiroteo del pasado martes en Topilejo , puso al descubierto que la capital de la República, ya no sólo es territorio de cárteles de narcomenudeo originarios de esta ciudad y que, a través de alianzas con los grandes cárteles nacionales del narcotráfico, construyeron redes criminales bajo el amparo y protección de autoridades locales; ahora, el Cártel de Sinaloa , con sus derivaciones, y el Cártel Jalisco Nueva Generación , están tomado a la Ciudad de México como centro de operaciones y como un posible territorio en disputa por los dos grupos criminales más fuertes, violentos y armados del país.
Aunque no es nueva la presencia de esos dos grupos en el Valle de México, no se tenían antecedentes de células armadas, provenientes de Sinaloa o de las regiones de influencia de Nemesio Oseguera “El Mencho” , que vinieran a establecerse y a traficar drogas de manera directa en el territorio capitalino. Hace décadas que los sinaloenses del Pacífico operaban en la CDMX, pero siempre con aliados o intermediarios locales como la Unión-Tepito o el CJNG auspiciando grupos como el de Tláhuac; pero esta vez, en el enfrentamiento con la Policía capitalina, donde quedaron cuatro agentes de la SSC heridos, uno de ellos de gravedad, lo que se encontró y decomisó fue una célula fuertemente armada que distribuía drogas en la ciudad y tenía todo un arsenal en una casa de seguridad, desde donde secuestraban y torturaban a narcomenudistas de otros cárteles para controlar ellos el estratégico territorio del sur de la ciudad.
Si bien es de destacar y reconocer la forma valiente y efectiva en que los policías al mando del secretario Omar García Harfuch enfrentaron y sometieron a la célula armada de Sinaloa, que según ha trascendido pertenecían al Grupo de Los Chapitos, que comanda nada menos que Ovidio Guzmán , el mismo al que detuvo y soltó el gobierno federal el 17 de octubre de 2019 en Culiacán, por instrucciones directas del presidente López Obrador , también es necesario dimensionar lo que significa la presencia de esos grupos en una zona en la que, según los informes de inteligencia capitalina, ya está asentado el Cártel Jalisco Nueva Generación, que hace algunos meses llegó a “limpiar” la zona del Ajusco para establecer ahí una base operativa de distribución y tráfico de drogas para el mercado capitalino.
Es decir, que en un mismo territorio hay ya presencia documentada y ahora confirmada oficialmente por la SCC, de los dos grupos criminales antagónicos, lo cual hace pensar que esté próxima una “disputa por territorios” en plena capital de la República, entre los dos cárteles que ya se han enfrentado en otros estados del país, disparando los niveles de violencia con su enorme capacidad armamentística y su violencia sanguinaria que termina afectando a los civiles inocentes.
No es casualidad que el choque entre la fracción de Sinaloa que comanda el hijo menor del Chapo Guzmán y el CNJG del Mencho, se produzca en el sur de la CDMX, porque esa zona, que conecta lo mismo con Morelos, tierra de Los Rojos, que con el Estado de México, donde domina en parte La Familia Michoacana y grupos como Los Ardillos , es la región más porosa y por donde entra la mayor cantidad de drogas, armas y todo tipo de tráfico y contrabando ilegal por las zonas boscosas y montañosas que llegan al territorio rural de Tlalpan, la zona menos vigilada y más abandonada de la capital.
Tampoco es casual que, de inmediato, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum , haya instruido a su secretario de Seguridad Ciudadana a diseñar una estrategia para “hacer frente y contener” a los grupos de narcotráfico que se asentaron en el profundo sur capitalino y que para ello haya solicitado el apoyo de la Guardia Nacional que controla el Ejército, aunque de forma y solamente de forma, los mandó a apoyar a la policía capitalina la secretaria de Seguridad Federal, Rosa Icela Rodríguez .
Ayer, en una entrevista que le hicimos para el noticiero “A la Una con Salvador García Soto”, el secretario Omar García Harfuch decía que “la ciudadanía tiene que confiar en que su Policía, con el apoyo federal, enfrentará y contendrá a los grupos que intenten dominar territorios en la ciudad”, y sin negar los posibles efectos de una guerra entre cárteles por controlar territorios capitalinos, insistía en que su Policía les hará frente y no permitirá que generen violencia que afecta a los habitantes de la CDMX.
No hay duda de que los policías capitalinos ya demostraron el martes por la tarde que defenderán el territorio de la ciudad de la presencia y operación de grandes cárteles, pero lo que no está claro es si la Guardia Nacional, que en muchos estados de la República ha sido señalada y exhibida huyendo de los narcos o haciendo patrullajes solo de rutina, sin confrontar ni enfrentar a los sicarios del crimen organizado, vaya a actuar distinto en la CDMX. ¿O será que, como este es el bastión político que más le interesa a López Obrador y a Morena aquí sí habrá “balazos” contra los criminales y narcos, mientras en el resto de la República sólo les dan abrazos? ¿Qué los ciudadanos de los estados son de segunda y sólo importa blindar la capital mientras en las entidades federativas el narco asesina y masacra a la población? Es pregunta que pronto tendrá respuesta.
NOTAS INDISCRETAS…
En la reunión de ayer en el Instituto Cultural de México en Washington, ante los CEO's de las empresas más grandes de México y algunas de las más grandes de Estados Unidos, el presidente López Obrador tuvo que tragarse su orgullo y, literalmente, fue a pedirles a los empresarios estadounidenses que vuelvan a confiar en México y que regresen con sus inversiones que se retrasaron, se frenaron o de plano se cancelaron ante la incertidumbre que generó su propio gobierno con iniciativas como la fallida Reforma constitucional Eléctrica y la Ley que finalmente fue aprobada en la materia. Con Carlos Slim, Antonio del Valle, Arturo Gutiérrez y otros empresarios y líderes empresariales mexicanos, el Presidente se comprometió a “revisar y analizar” las “dudas y trabas legales” que su mismo gabinete y él construyeron, con el apoyo de la mayoría morenista en el Congreso, y que terminó por desincentivar y espantar a capitales y fondos de inversión estadounidense, primero en el sector energético y luego en otros sectores claves para la economía nacional.
Con Marcelo Ebrard como operador, Tatiana Clouthier como la cara amable, y el director de Pemex, Octavio Romero , como intermediario, el presidente mexicano les garantizó a los ciscados empresarios de Estados Unidos, que se respetarán sus inversiones existentes y se protegerán nuevas inversiones; incluso les ofreció que habría “incentivos y apoyos fiscales” si se deciden a volver a invertir en México para ayudar a que se recupere la alicaída economía mexicana. Vaya, más que un discurso de "cooperación e inversión" como eufemísticamente lo refirió el Presidente, lo que dijo AMLO, según algunos asistentes a la reunión, sonó a un “mea culpa” y a un reconocimiento de que, tanta ideología y tanto estatismo a ultranza, terminó siendo nocivo para las inversiones de nuestro principal socio comercial, a las que prácticamente se les rogó para que regresaran. Ni hablar, la soberbia y el fanatismo disfrazado de nacionalismo tienen sus costos…
Por cierto, interesante que a esa reunión el Presidente no haya llevado a la secretaria de Energía, Rocío Nahle , quien se ha convertido en el “coco” de los inversionistas estadounidenses y de todo el mundo. Si el tema principal que se habló en la reunión empresarial fue la inversión en el sector energético, que se cayó prácticamente tras las políticas estatistas, lo más lógico era que la titular de la Sener ahí estuviera. Pero hay ausencias que dicen mucho y tal vez Nahle no estuvo en Washington porque ya no va a estar por mucho tiempo más en su actual cargo…Los dados mandan Serpiente Doble. Día de caídas y recaídas.
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