Con la carta que mandó ayer desde Brooklyn Genaro García Luna, en vísperas de ser sentenciado por el juez Bryan Cogan el próximo 9 de octubre, se adelantó el inicio del séptimo año para el presidente Andrés Manuel López Obrador. Porque a las muchas señales que ya existen, de que al inminente expresidente de México le espera algo más que la tranquilidad de su rancho en Palenque, se suma la acusación y los señalamientos directos que le hace el exsecretario de Seguridad mexicano, sobre presuntos contactos entre el mandatario saliente y su familia con líderes del narcotráfico, a través de operadores directos del presidente.

“Es del conocimiento público y está en los registros oficiales de México y Estados Unidos, los contactos, videos, audios, fotografías, registro de comunicación y gestión, entre el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador,  y sus operadores con los líderes del narcotráfico y sus familias, en particular con los narcotraficantes que fueron utilizados como testigos en mi contra durante el juicio, quienes inclusive durante el juicio imputaron al presidente López Obrador y a sus operadores de estar vinculados con ellos y con el narcotráfico”, señala en su carta, de puño y letra, el exhombre fuerte de la seguridad en el gobierno de Felipe Calderón.

Y agrega: “Estos hechos son corroborados con la reciente captura del narcotraficante Ismael Zambada Mayo Zambada, la carta emitida por él, donde señala los vínculos del actual gobierno con él y el narcotráfico, la posición del actual gobierno contra la captura del capo y el desmantelamiento del Poder Judicial de México (Jueces, Magistrados, Ministros, Corte), cuyos principales beneficiarios son los criminales. Hechos ratificados con la pausa-suspensión de relaciones oficiales entre México y Estados Unidos, decretada por el presidente de México debido a la postura de Estados Unidos ante estos hechos”.

Los señalamientos de García Luna contra López Obrador y su familia, que incluyen una acusación de que su gobierno proporcionó “información falsa” a los fiscales estadunidenses que llevaron su caso con el fin de perjudicarlo, llegan a dos semanas de que concluya el mandato del tabasqueño y a 21 días de que el juez Bryan Cogan emita su sentencia sobre el juicio y las acusaciones que le imputó el gobierno estadounidense al exsecretario de Seguridad federal en México entre 2006 y 2012.

Y aunque es seguro que el propio presidente saldrá hoy en su mañanera a desacreditar los dichos de García Luna y a descalificar al exfuncionario calderonista que está acusado también de haber tenido tratos y recibido sobornos del narcotráfico mexicano, lo que es un hecho es que la incómoda carta, difundida por el periodista estadunidense Keegan Hamilton, viene a abonar a las insistentes versiones y señales de que al gobierno de López Obrador, y probablemente al futuro expresidente, lo investigan agencias del gobierno de Estados Unidos, como la DEA, el FBI y el ICE, por presuntos vínculos con organizaciones y personajes criminales que habrían financiado campañas de candidatos de Morena a gubernaturas, diputaciones y alcaldías en al menos cinco estados de la República.

Recientemente en este espacio publicamos información proveniente de la DEA sobre la existencia de 43 expedientes e investigaciones abiertas contra dirigentes y funcionarios del partido Morena y del gobierno lopezobradorista, que tuvieron tratos o recibieron financiamiento ilegal del empresario huachicolero asesinado, Sergio Carmona, quien a su vez tuvo contacto y acuerdos en al menos dos ocasiones con el capo del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, actualmente preso en la cárcel del mismo Juzgado Federal del este de Nueva York, en donde se llevó a cabo el juicio contra García Luna y contra Joaquín “El Chapo” Guzmán.

A los dichos del exsecretario de seguridad calderonista se suman también las afirmaciones que emitió El Mayo Zambada en aquella carta filtrada y difundida por sus abogados, en las que el capo sinaloense asegura que él fue engañado, secuestrado y subido contra su voluntad en un avión que los trasladó al territorio estadunidense, justo cuando había bajado de la sierra a una residencia en las afueras de Culiacán en la que iba a reunirse con el gobernador de Sinaloa, el morenista, Rubén Rocha Moya, y con el diputado electo, Héctor Melesio Cuén, quien extrañamente fue asesinado justo en la citada residencia donde se llevaría a cabo la fallida reunión y luego la Fiscalía de Sinaloa inventó un montaje para tratar de hacer pasar su ejecución como un “asalto en una gasolinería”.

La propia Fiscalía General de la República exhibió el montaje de la fiscal sinaloense, Sara Bruna Quiñones, y confirmó que el homicidio de Melesio Cuén se produjo en la misma residencia donde El Mayo Zambada asegura haber sido secuestrado cuando acudía a encontrarse con el gobernador morenista de su estado y con el diputado asesinado. Es decir, que la versión del capo sinaloense, de algún modo fue confirmada o ratificada por las investigaciones de la FGR, a cargo del fiscal Alejandro Gertz Manero.

No parece casual que la carta de García Luna que ayer corrió como reguero de pólvora en las redes sociales y los medios tanto mexicanos como estadunidenses, haya coincidido con la presencia en México y las declaraciones del expresidente Ernesto Zedillo en contra de la cuestionada Reforma Judicial de López Obrador y sobre las acusaciones de destrucción de la democracia e intentos de tiranía señaladas públicamente por el exmandatario mexicano.

De todos es sabido que Zedillo Ponce de León es el único presidente mexicano que vive tranquilo en Estados Unidos y que siempre ha tenido, desde que terminó su presidencia, un trato privilegiado y cortés del gobierno estadunidense, con el cual tuvo acuerdos y entendimientos durante su mandato que llevaron no solo al rescate financiero cuando el sistema de pagos estuvo a punto de quebrar en México en 1995, sino también a que el último expresidente de la era priista impulsara y favoreciera desde Los Pinos la alternancia democrática que incluyó el triunfo de Vicente Fox en la Presidencia de la República y de Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México.

Es decir, que incluso el propio López Obrador cuando descalificó los dichos de Zedillo, a quien conoce bien porque durante su presidencia lo apoyó como dirigente del PRD y lo recibía con frecuencia en Los Pinos, utilizó la expresión: “Ahí vienen, traen a este a Zedillo, para decir que ya es una dictadura México y es de risa sí es de risa, hacen el ridículo”. Y la pregunta es ¿a quiénes se refiere el presidente cuando dice “ahí vienen” y “traen a este Zedillo”? ¿Acaso se refiere al gobierno de Estados Unidos porque ubica que el expresidente vino a cuestionarlo y atacarlo con la venia de Washington? Es muy probable que así sea.

Por eso decimos que con la Carta que llegó desde Brooklyn, se adelantó el séptimo año para López Obrador, aún antes de que termine su presidencia. Porque ya no queda duda y lo sabe bien el propio presidente, los vientos del norte no le dejarán pasar el retiro tranquilo en su paraíso tropical a donde dice, falazmente, que se retirará de la vida política. Y son esos vientos del norte del continente los que ya empezaron a soplar y podrían provocarle un remolino al ya casi expresidente que, mientras se quiso blindar destruyendo al Poder Judicial para construir uno a modo, no podrá evitar que hasta Palenque, en un futuro tal vez cercano, le lleguen las Noticias del Imperio.

NOTAS INDISCRETAS… Si ya el general Jesús Leana Ojeda, de la 3era. Región Militar de Sinaloa, había incendiado el avispero con sus declaraciones en las que dijo que terminar con la violencia que vive ese estado “no depende de nosotros, sino de que los grupos antagónicos, que dejen de hacer su confrontación entre ellos y que estén dejando a la población en paz”, con lo que tácitamente reconocía que son los narcos los que manejan y deciden si hay seguridad o no en este país, ayer su jefe el General Luis Cresencio Sandoval terminó de desnudar la fallida y negligente estrategia de seguridad de este gobierno en la que las Fuerzas Armandas, incluidas el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional han sido meras comparsas, edecanes que patrullan pero no confrontan ni enfrentan a los grupos del narcotráfico. Porque el jefe del Ejército mexicano, también ratificó que no saben cuánto durará la violencia en Sinaloa y cuánto tardará en regresar la paz porque eso depende de que los grupos del narcotráfico detengan sus confrontaciones. ¿Y entonces, para qué queremos al Ejército y a la Guardia Nacional, para qué el monopolio de la fuerza del Estado si las Fuerzas Armadas no son capaces de detener y evitar a los grupos del narco que, con sus disputas, ponen en riesgo y en peligro a la población sinaloenses? ¿No tiene la capacidad el gobierno y su Ejército para someter, detener y encarcelar tanto a los Mayos como a los Chapitos que tienen secuestrada, literalmente, a la población sinaloense? ¿O más bien por instrucciones del presidente no deben enfrentar ni mucho menos detener a los narcos sinaloenses y solo deben permanecer como observadores mientras las dos facciones de ese cártel se matan entre ellos y siembran el pánico en Culiacán y en otros municipios? La pregunta es entonces para qué tanto desfile militar mostrando un supuesto poderío y para qué la foto de las tropas militares frente a la presidenta electa Claudia Sheinbaum. Si no sirven para garantizar la seguridad de los mexicanos y dependen de que los narcos quieran parar sus guerras y se porten bien, entonces estamos jodidos o de plano lo que se quiere es mostrar a un Ejército que está solo del lado del poder para sostenerlo y evitar cualquier intento de protesta o desestabilización social. Ahí está, totalmente desnudada y exhibida, reconocida por el mismísimo secretario de la Defensa Nacional, la negligente, cómplice y cobarde estrategia de seguridad de López Obrador que dejará a un país en llamas y en manos de los narcotraficantes que, como amos y señores, tienen en sus manos la vida, el dinero y la tranquilidad de los mexicanos… Los dados mandan Serpiente Doble. Caída al abismo.

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