Las revelaciones que ayer hizo públicas el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, para sustentar su afirmación de que es víctima de una persecución política y jurídica lanzada desde Palacio Nacional y ordenada por el presidente López Obrador, no sólo sacuden el escenario político y violentan códigos no escritos entre la clase política gobernante y de la oposición, sino que van más allá al romper reglas de amistad y camaradería política entre el líder priista y su compadre, el senador y coordinador del Partido Verde en el Senado, Manuel Velasco Coello.
Las acusaciones que lanza “Alito”, como se conoce al dirigente del PRI , sobre una campaña de acoso, desprestigio y “odio” del gobierno federal en su contra, por la simple razón de que no quiso votar a favor de la reforma eléctrica del presidente, son de una gravedad extrema, pero al mismo tiempo de una incongruencia total por parte del diputado y exgobernador campechano.
Grave porque involucra espionaje telefónico ilegal desde el gobierno hacia un líder opositor, con todo lo que eso significa penalmente y lo que ha negado hasta el cansancio López Obrador, que sostiene “que en mi gobierno no se espía a nadie”; e incongruente porque en la misma conferencia de prensa donde denuncia escuchas ilegales en su contra, Alejandro Moreno exhibe, como prueba de sus afirmaciones, una grabación ilegal de una conversación telefónica privada y de la que no tuvo autorización expresa para grabarla y mucho menos para hacerla pública.
“Alito” acusó “amenazas de muerte” en su contra y la de su familia, y para probarlo, no dudó en balconear a un compadre y “hermano” suyo –como los dos se llaman en la conversación telefónica–, aun cuando no hay congruencia en las fechas en las que afirma el campechano, ocurrieron dichas amenazas y quién fue directamente el que las formuló. Porque la grabación no autorizada que hace pública el dirigente del PRI está fechada el 8 de mayo de 2022, exactamente nueve días antes de que se votara y rechazara la reforma eléctrica de López Obrador. Pero el mismo senador Velasco reveló en sus redes sociales que fue el 9 de mayo cuando se reunió en su despacho de Bucareli, con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien le habría pedido, a nombre del presidente, que “convenciera” al líder priista de que sus diputados le dieran su voto a la reforma eléctrica.
Luego, en su mensaje de ayer en conferencia de prensa, Moreno Cárdenas acusa “amenazas de muerte” en contra de su familia, pero en la conversación que publica con el senador Velasco Coello, nunca hay una amenaza clara o directa hacia él o su familia, y solo se escucha al coordinador del PVEM insistir una y otra vez en que le mandaron a dar el mensaje y pedirle a “Alito” que le hable claro al gobierno y les explique sus razones, además de pedirle que transmita el mensaje de que “El Güero entregó su recado”.
La mayor amenaza que transmite Manuel Velasco al dirigente del PRI es advertirle “que se van a ir con todo”, a lo que Alejandro Moreno responde con un entusiasta, “diles que en el PRI no respondemos así, y que, si se van a venir con todo, que yo no tengo tema, y que lo que me sobran son huevos”. Hay algo que, en medio de esta grave acusación no revela “Alito” y se lo guarda, y es que más allá de los mensajes y presiones que le mandaron a través de Velasco, hubo otras reuniones “directas y personales” entre él y el secretario Adán Augusto López, donde las amenazas fueron más explícitas y directas.
Mientras Velasco se deslinda de cualquier amenaza y afirma, tanto en su cuenta de Twitter como en una entrevista que nos concedió anoche en “Las Noticias de la Noche”, de Heraldo Televisión, y afirma que él nunca supo que su compadre “Alito” lo estaba grabando, que menos autorizó la difusión de una conversación privada, que además fue “editada y manipulada”, anoche fuentes directas y cercanas al secretario Adán Augusto López le afirmaban a esta columna: “El secretario dice que nunca amenazó a Alejandro Moreno y que jamás lo haría”; las fuentes que transmitieron el mensaje desde Bucareli, sostienen que “no es el estilo de Adán, él es un hombre negociador y conciliador que no amenaza”.
Al final el movimiento de “Alito” ayer fue atrevido, pero también arriesgado. El líder priista se sabe acosado y perseguido de un gobierno que no dudará ni un segundo para armarle un expediente judicial y solicitar su orden de aprehensión, tengan o no elementos de prueba para hacerlo, y está tratando de salvarse de un destino que sabe posible: la cárcel. Y para ello echa mano de lo que puede, aunque eso signifique traicionar a sus amigos, “hermanos” o “compadres”.
Lo que sí es un hecho es que la denuncia grave que ayer expone el dirigente opositor, uno de los tres pilares de la Alianza “Va por México”, ha sacudido el escenario político y ha encarecido cualquier acción de represalia que el gobierno de López Obrador quiera tomar en contra del político por el cual se acuñó el mote de “traidores de la Patria”, con el que etiquetaron y acosaron a los 239 diputados de la oposición que votaron en contra de la fracasada reforma energética de López Obrador.
Por eso, como dice al despedirse Manuel Velasco, de quien sin avisarle que lo estaba grabando ilegalmente: “¡dale, compadre!”, y a partir de ahora se van a dar con todo los que alguna vez jugaron a ser primos y afines: el PRI y la 4T de Morena. Si el presidente creyó que a los priistas los iba a convencer con cortejos políticos y amenazas de “traición a la patria”, para romper sus pactos y alianzas con el PAN, se equivocó y tal vez no supo llegarles al precio. Y ahora, el partido que creyó más débil se puede volver su peor enemigo y pesadilla.
NOTAS INDISCRETAS…
A propósito de la jugada de “Alito”, anoche las fuentes de Gobernación afirmaban que el líder priista “está enloquecido” y que “quien lo enloqueció fue el embajador de Estados Unidos en México” Ken Salazar, quien le ofreció al dirigente opositor “todo el respaldo de la Casa Blanca” y hasta lo convenció con halagaos y adulaciones de que “usted puede ser el próximo presidente de México”. Eso dicen los de Bucareli… A propósito de amigos y enemigos, ayer el diputado de Morena Antonio Pérez Garibay dio una lección a muchos políticos tradicionales al reconocer públicamente que él y su hijo “somos amigos de Felipe Calderón y de varios expresidentes de la República. Y eso lo sabe desde antes el presidente López Obrador”. El diputado morenista rechazó las críticas y descalificaciones de sus compañeros de partido y de bancada, luego de que se difundiera un video donde su hijo, el piloto Sergio “Checo” Pérez, celebra eufórico su primer lugar en el Gran Premio de Mónaco, junto al expresidente Calderón. “Yo no niego ni escondo a mis amigos, y aunque apoyo al presidente López Obrador, él siempre supo que yo soy amigo de varios expresidentes y de los 20 o 50 empresarios más importantes de este país”. Y ya encarrerado en lecciones de congruencia para la clase política, don Antonio Pérez aprovechó y se destapó como “el próximo presidente de México” al hacer públicas sus aspiraciones por la candidatura presidencial de Morena. “Si el presidente López Obrador dijo que él tiene muchas 'corcholatas', pues yo soy la corcholata de Coca Cola, que es la mejor, y quiero ser candidato a la Presidencia y convertirme en presidente de este país”, nos dijo ayer en A la Una con este columnista, en el Heraldo Radio. “Yo no sé robar, pero sé gobernar”, remató el padre del campeón de la Fórmula Uno... Los dados ruedan sobre la mesa: Escalera Doble. Subimos.
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