El gobierno federal anunció ayer el inicio de una campaña “para evitar que la crisis de fentanilo que afecta a algunas ciudades de Estados Unidos llegue a México”. La campaña, presentada por la presidenta Claudia Sheinbaum en su mañanera y coordinada por la Secretarías de Salud, Educación y el Consejo de la Comunicación de los medios privados, surge en el contexto del debate que encabezó la presidenta mexicana al negar, insistentemente, que en México se produzcan pastillas de fentanilo y sostener –exactamente igual su antecesor–, que esa droga no está presente en nuestro país ni afecta aún a los mexicanos.
Pero, con todo lo plausible y loable que resulta la campaña anunciada ayer en medios de comunicación y escuelas de secundaria y bachillerato, la presidenta ha mentido en sus conferencias mañaneras al afirmar, reiteradamente, que el fentanilo en pastillas utilizadas como droga no se produce ni se fabrica en México. Porque en el “Informe de la demanda y oferta de fentanilo en México: generalidades y situación actual”, elaborado y publicado en el 2024 por la Secretaría de Salud y la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones, se reconoce que sí hay fentanilo ilegal en México, que se han incrementado las muertes por sobredosis de esa droga letal en al menos cuatro estados de la República mexicana, y que las pastillas de fentanilo sí se producen en laboratorios clandestinos y totalmente improvisados por el crimen organizado, concretamente del Cártel del Sinaloa y del Jalisco Nueva Generación
“Después de que China impusiera controles más severos a todas las sustancias psicoactivas relacionadas con el fentanilo, organizaciones criminales en México incursionaron en el mercado, sintetizando la sustancia en laboratorios clandestinos. En este contexto, el tráfico ilícito de fentanilo ha resultado un negocio muy atractivo y lucrativo, ya que los cárteles no requieren de tierras, de trabajadores que cuiden de plantíos o esperar los tiempos de cultivo, sin mencionar que la inversión económica suele ser mucho más baja y las ganancias mucho más altas”, dice el informe del gobierno mexicano publicado el año pasado y que al parecer desconoce, con sus afirmaciones necias y desinformadas, la presidenta Sheinbaum.
El mismo informe oficial abunda: “Esta incursión se ha dado en un contexto marcado por cambios continuos en la delincuencia organizada de México, en la que existe mayor competencia entre los grupos que se disputan territorios de trasiego y plazas, generando entornos cada vez más violentos. Los principales conflictos en territorio nacional se dan entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa, quienes mantienen la disputa de las rutas de distribución de fentanilo hacia los Estados Unidos”.
Y mientras la doctora intentó desmentir con evidencia supuestamente “científica” a un reportaje de The New York Times, que documentó la existencia de “cocinas improvisadas” en Culiacán donde se producen pastillas de fentanilo, el citado informe gubernamental, firmado por el anterior secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, sostiene con todas sus letras que sí es posible fabricar fentanilo en condiciones improvisadas y sin requerir ningún equipo o instalación especial: “La síntesis es relativamente sencilla: la síntesis de sustancias psicoactivas como el fentanilo y sus análogos puede ser menos complicada, en comparación con la fabricación de otras sustancias psicoactivas. En este sentido, se ha identificado que la producción de fentanilo puede llevarse a cabo en laboratorios clandestinos sumamente improvisados y ante el déficit de precursores en el mercado, pueden emplearse diversas rutas de síntesis para producir la misma sustancia”.
¿Por qué si hay información analizada y estudiada por la Secretaría de Salud y la Conasama nadie de su equipo le ha pasado ese informe a la presidenta Sheinbaum y por qué la han expuesto a caer en mentiras y contradicciones al negar la fabricación y la presencia de la droga del fentanilo en México como un negocio redituable para los cárteles de la droga mexicanos que son los principales abastecedores del mercado ilícito de fentanilo a los Estados Unidos?
Incluso la doctora, en un video que subió anoche a sus redes sociales, vuelve a caer en contradicciones o al menos no es precisa, cuando afirma –mientras está viendo en una computadora imágenes de personas que deambulan drogadas por fentanilo en ciudades estadunidenses– que ese problema no existe en nuestro país. “Estoy viendo escenas terribles de algunas ciudades de Estados Unidos, que tienen una crisis del consumo de una droga que se llama fentanilo, que tiene esta característica de paliar el dolor, pero que es muy, muy adictivo. Esta crisis que hay de fentanilo en algunas ciudades de Estados Unidos, y en otras ciudades, no queremos que llegue a México”, dice la presidenta.
Pero el informe de la Secretaría de Salud desmiente y exhibe la desinformación de Sheinbaum Pardo, al reconocer que en materia de la droga ilegal de fentanilo “desafortunadamente México ha transitado de ser un país de paso, como en el caso de otras sustancias, a ser un país donde se está gestando el consumo, principalmente en un contexto fronterizo”.
Y si bien el estudio oficial aclara que aquí no hay todavía una crisis como la que viven ciudades de Estados Unidos y Canadá, sí acepta que el problema de nuestros vecinos sí está impactando a México en menor escala, pero con “crecimiento sostenido” en varias ciudades de la frontera norte, donde documenta muertes por sobredosis de fentanilo, incluso en casos en los que esa droga no se vendía como tal, pero sí se encontraba añadida a otros opioides consumidos por los mexicanos como la heroína, o incluso la han detectado en dosis de cocaína consumida por mexicanos.
“Desde 2011, se han documentado a nivel mundial múltiples muertes por sobredosis asociadas al uso de fentanilo fabricado ilícitamente. De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), cada día mueren más de 150 personas por sobredosis de esta sustancia psicoactiva. En los Estados Unidos, en 2021 se registraron 80,411 muertes por sobredosis secundarias al uso de opioides, incluyendo opioides naturales, semisintéticos y metadona, además del fentanilo. Este escenario, dada la relación geopolítica con los Estados Unidos, sin duda ha tenido un impacto directo en México, mostrando en una escala mucho menor, pero con crecimiento sostenido, la presencia del consumo de esta sustancia psicoactiva, principalmente en algunas localidades del norte del país. El presente informe representa un acercamiento a la información objetiva, confiable y disponible en nuestro país en relación a la demanda y oferta de fentanilo”, dice el informe de Salud.
Refiere que los primeros antecedentes documentados del consumo de fentanilo en México comprenden el periodo de 2013 al 2017, tiempo en el que ocasionalmente se recibían casos de consumo en centros de tratamiento relacionados con el consumo de sustancias médicas, pero a partir de 2018, el número de casos recibidos en tratamiento, cuya sustancia psicoactiva de impacto era el fentanilo (principalmente de tipo ilícito) han crecido consistentemente, contándose en decenas hasta 2020 y en centenas desde 2021.
Estos casos se han concentrado primordialmente en entidades federativas del norte del país como Baja California, Chihuahua, Sinaloa y Sonora. En Tijuana, por ejemplo, un estudio que entrevistó a personas que consumían sustancias psicoactivas, encontró que muchos de ellos consumían una sustancia llamada “China White”, que la vendían como heroína pero contenía fentanilo y al menos 40% de los que se la inyectaban sabían que tenía el opioide letal que apareció en al menos el 34% de los casos de muerte por sobredosis registradas en la ciudad fronteriza mexicana.
En los festivales de música electrónica, menciona el estudio, se han realizado análisis de sustancias psicoactivas por parte de organizaciones de la sociedad civil como el Colectivo ReverdeSer, quienes analizaron con tiras reactivas para detectar fentanilo 51 muestras de sustancias psicoactivas (principalmente psicoestimulantes como el MDMA u otros estimulantes de tipo anfetamínico), encontrando que, en dos de cuatro muestras de cocaína, el fentanilo estaba presente, además de que estudios para detectar presencia de drogas en aguas residuales también han dado cuenta de la presencia de fentanilo en México, que se encontró en niveles superiores al límite de detección y cuantificación en dos ciudades, Tijuana, en Baja California, y San Luis Río Colorado, en Sonora.
Sobre los casos de sobredosis por opioides atendidos en salas de urgencias en México, el informe de Salud documenta que de 2013 a 2024 se registraron 5,901 personas y señala que tan solo de junio de 2023 a enero de 2024, se han atendido 22 urgencias por intoxicación por fentanilo, en Baja California (7), Ciudad de México (1), Morelos (1), Jalisco (1), Oaxaca (1), Quintana Roo (2), Sinaloa (6), Sonora (2) y Tamaulipas (1), aunque reconoce que en algunos casos de sobredosis por fentanilo, los Semefo estatales clasifican las muertes como “insuficiencia respiratoria”.
¿Y entonces, habiendo toda esa información y teniéndola en su poder el titular de Secretaría de Salud, David Kershenobich, y el titular de la Comisión Nacional de Adicciones y Salud Mental, Francisco Gutiérrez Rodríguez, cómo es posible que la presidenta hable del fentanilo en México con mentiras, imprecisiones y desinformación? O tal vez, si no es una falla de sus colaboradores, a pesar de tener la información oficial, los estudios y datos del sector Salud y las evidencias de todo tipo, la presidenta sí sabe ,pero no puede reconocer la verdad sobre el fentanilo producido en México o quizás no la dejan hacerlo.
NOTAS INDISCRETAS… Decía un viejo refrán de la era priista, que parece cobrar nueva vigencia en la 4T, que los amigos de los presidentes solían responderle al tlatoani cuando este se dignaba a preguntarles qué querían o cómo los ayudaba: “No, señor presidente, a mí no me dé, nomás póngame donde hay”, y parece que eso mismo se lo dijo ahora a su amiga, la presidenta Sheinbaum, el exgobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, que fue premiado, tras su pésimo gobierno, al ser nombrado como director del Cenagas. Y no es que al polémico exgobernador morenista le falte abundancia, que al parecer la encontró con creces en su gobierno. O al menos eso es lo que aparenta ahora que ya se mudó a la Ciudad de México y lo han visto varias veces por la colonia Del Valle a bordo de un auto BMW plateado con al menos cinco guaruras que lo acompañan y lo cuidan en todo momento. El lunes, por ejemplo, lo vieron estacionarse en un café de una conocida cadena y también llegando al hotel Hyatt de Insurgentes Sur. Con tanta prepotencia, lujo y seguridad como se mueve el amigo de la presidenta, nos dicen quienes lo han visto por esos rumbos, uno pensaría que aquello de la austeridad republicana y lo de predicar con el ejemplo, que tanto repite la doctora, ya se le olvido a Cuitláhuac, que algunas cuentas dejaría pendientes en Veracruz para requerir de tanta seguridad… Y a propósito del fentanilo y de la insistencia de la presidenta Sheinbaum en negar su fabricación y producción en México, nos dicen que entre altos mandos de la Secretaría de Marina hay molestia porque se haya utilizado a una teniente de la Armada para desmentir el reportaje del NYT sobre la fabricación casera de esa droga en laboratorios clandestinos. Al exponer de esa manera a la Marina, nos dicen, se demerita a la única institución de Seguridad en México en la que confían en Washington. Hay incluso entre los mandos navales quienes aseguran que fue por presión de la Sedena y del Ejército que se mandó a la teniente Juana Peñaloza para “quemar” el prestigio de la Marina ante las autoridades estadounidenses. ¿Será que regresan los tiempos de choque entre las instituciones armadas de México?... Vuelven recargados y energetizados los dados. Y deseando un buen año para los amables lectores y para México, arrancan el 2025 con una Doble Serpiente.