Antes de que decidiera lanzarse a la fallida aventura de ser el nuevo dirigente nacional de Morena , el diputado Porfirio Muñoz Ledo envió un mensaje al presidente López Obrador para proponerse de nuevo como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados , cargo que ya había ocupado en el primer año de la actual legislatura y del que tuvieron que sacarlo casi por la fuerza, cuando ante la falta de acuerdos con el PAN, Porfirio intentó quedarse por un segundo año consecutivo provocando una crisis en el órgano legislativo y la molestia presidencial.

En una carta que le mandó por correo electrónico a César Yáñez, coordinador General de Política y Gobierno, fechada el 30 de agosto, Muñoz Ledo se refiere a la crisis que en esa fecha existía en San Lázaro ocasionada por la intentona de Gerardo Fernández Noroña y del PT de quedarse con la presidencia de la Mesa Directiva, y tras descalificar a Noroña y acusar una traición del Partido del Trabajo, el experimentado y colmilludo diputado morenista, pronosticaba que no habría consensos y que el PT ya no podría presentar candidato y el PRI necesitaba sumar otros diputados, “pienso que el único candidato que puede tener consenso para la presidencia soy yo, como solución, no como problema”.

En su mensaje a quien fuera su vocero cuando ocupó la dirigencia nacional del PRD y luego se convirtiera en su cuñado, Porfirio Muñoz Ledo le pide a César “leerle este mensaje al Presidente. Se lo mandaré también a Laurita (la secretaria de López Obrador)”. En un tono de confianza, por la cercanía que mantienen, el diputado se dirige a Yáñez, a quién él recomendó y heredó a López Obrador cuando el tabasqueño llegó a presidir el CEN perredista en 1996, para pasarle un reporte y darle su análisis de lo que está ocurriendo tanto en la Cámara de Diputados como en el proceso de renovación de la dirigencia de Morena, para la cuán aún no se apuntaba en ese momento. Y le dice textual:

“Mi parte de hoy. Mañana es un día definitivo para el Partido y la Cámara. Estoy defendiendo con todo a Alfonso Ramírez Cuéllar. Hablé con Lorenzo Córdova, quien está claro que no puede intervenir en las cuestiones de los partidos sin la solicitud de estos. El INE tendrá que dialogar con el Tribunal porque los dos son órganos autónomos y paralelos. Hablé con Mario Delgado de fondo. Dolores Padierna quiere desplazar o sucederlo y está dividiendo al partido. Le dije a Mario que debe quedarse en la dirigencia, hasta la aprobación del Presupuesto. No debe pelear la Presidencia del partido en perjuicio de Alfonso. Su derecho a competir no se extingue, pero deberá consultar los tiempos con el presidente.

“Le dije también que en el Grupo Parlamentario la solución no es ni Pablo Gómez ni Tatiana. El primero no es conveniente y la segunda no quiere. La solución es Nacho Mier, el único que tiene la confianza 100% del Presidente. Hablen con Nacho, se siente muy honrado y me recordó la gran formación política y lealtad institucional de los que venimos del PRI, incluyendo a AMLO.

“Respecto a la bronca grave en Cámara, hablé también con Mario y consentimos que Noroña jamás tendrá los dos tercios, por llevarse a Toledo y a Serrano, pillos que están procesados. El PT que me traicionó por dinero ya no podrá presentar otro candidato y el PRI va a sumar otros diputados para ganar el derecho a proponer. Mañana no habrá consensos y se abrirá el espacio de 5 días para negociaciones, la Presidencia de la Jucopo tiene mano para considerar intereses. Se lo dije a Mario. Pienso que el único candidato que puede tener consenso para la Presidencia soy yo, como solución no como problema. No haré nada hasta el momento. En tal caso mi propuesta y mi conducta, sería ordenar y serenar la Cámara, para que pueda legislar tiempos electorales muy conflictivos.

Te agradecería mucho pudieras leerle este mensaje al Presidente. Se lo mandaré también a Laurita”.

Hasta ahí la carta de Porfirio a López Obrador con la intermediación de César Yáñez. 6 días después de aquel mensaje y de que claramente el presidente ignoró su propuesta para volver a presidir la Mesa Directiva de San Lázaro, Muñoz Ledo destapó su candidatura para intentar ser presidente nacional de Morena, con todo lo que vino después por sus abruptas declaraciones, su pleito frontal y agresivo contra Marcelo Ebrard y el propio Mario Delgado y su negativa a reconocer los resultados de la encuesta del INE y su derrota en las encuestas que consideró “un fraude, un robo y un cochinero”.

En esa aventura fallida Porfirio contó con el apoyo de César Yáñez, quien le operaba y lo ayudaba desde Palacio Nacional, aun cuando sus reacciones iracundas y descontroladas se convirtieron en un problema para Morena y para el presidente. Es Porfirio de cuerpo entero en su redacción y su análisis. Es el mensaje del hombre que dijo que “dirigir Morena sería mi acto final”, pero que lleva 9 presidentes de los cuales ha sido cercano por lo menos a 5, que ha dirigido tres partidos políticos, de los cuales ha fundado 2, y que lleva 56 años de trayectoria pública y política en la que ha tenido momentos brillantes, como aliarse con Cuauhtémoc Cárdenas para romper con el PRI y crear la Corriente Democrática y luego el Frente Democrático Nacional, y otros bochornosos como el día que atacó, pistola en mano a Steven Goldstein en Nueva York en 1985, cuando el empresario estadunidense ocupó unos centímetros de su vehículo en la residencia que ocupaba como embajador de México ante la ONU.

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