Si en el agitado arranque de este 2020, las crisis de medicamentos y abasto en hospitales públicos junto con las protestas y movilizaciones de mujeres contra el feminicidio y la violencia ya le habían arrebatado al presidente López Obrador el dominio total que tuvo de la agenda pública en el primer año de gobierno, ahora la crisis sanitaria y económica derivada de la llegada del Covid-19 amenaza con afectar el liderazgo del jefe del Ejecutivo en la República.
Porque ante la posición pasmosa y lenta de su gabinete para enfrentar y declarar una emergencia nacional por el coronavirus , algo que ya hicieron muchos otros países y gobiernos en el mundo, incluido nuestro principal socio comercial y vecino, Estados Unidos, el gobierno federal ha empezado a ser rebasado por decisiones de gobernadores estatales, instituciones privadas y empresas que decidieron anunciar e implementar sus propias medidas, suspensiones de actividades y restricciones, como una forma de evitar que se reproduzcan los contagios y disminuir la llamada curva de propagación del virus entre la sociedad mexicana.
Y es que por más que el presidente insista en negar el impacto grave que tendrá el Covid-19 tanto en la salud, como en la economía y en la vida cotidiana de los mexicanos, y por más que esa visión de “no pasa nada”, junto a la absurda necesidad de contrastarse con lo que hicieron otros presidentes y otros gobiernos en el pasado —especialmente el de Felipe Calderón ante la epidemia de H1N1 —, la realidad y la natural reacción humana de miedo e incertidumbre ante una pandemia de un virus desconocido para la humanidad, ha terminado por rebasar a las autoridades federales de Salud y a su estrategia que encabeza el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell.
Aunque el presidente ha dicho y repetido que toda decisión que tome su gobierno en el control y contención de la pandemia se basará en “criterios científicos y médicos de especialistas”, en los hechos parece que más bien los médicos y científicos de su gabinete de salud se han sujetado y sometido a los criterios políticos y a los designios de un presidente que ni siquiera es capaz de observar y respetar las recomendaciones de su gobierno.
Y es que mientras el subsecretario López-Gatell le exige a la población practicar la “sana distancia” y evitar a toda costa “el contacto físico” hasta para saludarse, López Obrador no suspende sus giras y actos masivos en donde lo mismo viaja en aviones comerciales, que se rodea de multitudes que le abrazan y lo tocan y, ya en el colmo de la desobediencia de las reglas sanitarias, le planta un invasivo beso a una niña, poniendo en riesgo a la menor y demostrando que ni el mismo presidente respeta lo que dicta su gabinete de salud.
Es esa incongruencia, sumada a la parsimonia y la tibieza de decir que “no hay condiciones para declarar emergencia” —justo el mismo día que Donald Trump la declara a nivel nacional y anuncia fondos por 50 mil mdd para enfrentar una “emergencia nacional por coronavirus en Estados Unidos”— lo que ha mandado señales cada vez más erráticas y confusas a la sociedad mexicana. En los estados de la República y en sectores importantes de la sociedad, no se está percibiendo certidumbre y seguridad en la estrategia de contención y control de una pandemia. Por eso han salido varios gobernadores en Jalisco, Nuevo León, Yucatán, Chihuahua, Guanajuato y otras entidades, a cancelar eventos masivos y restringir actividades de riesgo; por eso también varias universidades públicas y privadas, como el Tec de Monterrey o las Universidades de Guadalajara y de Nuevo León, se adelantaron a la SEP al declarar desde la semana pasada la suspensión de clases presenciales para ofrecer clases en línea a su alumnado. Incluso, después de que el secretario de Educación Esteban Moctezuma anunciara la suspensión del ciclo escolar por un mes a partir del 23 de marzo, varios gobernadores determinaron suspenderlas desde el 17 de marzo, para disminuir los riesgos de contagio entre los estudiantes.
Aún ayer, López-Gatell dijo que las medidas “de sana distancia” y la cancelación de clases en el sistema público o de eventos masivos y de disminución de actividades productivas en empresas y oficinas públicas y privadas, no comenzará obligatoriamente hasta el 23 de marzo.
Pareciera que en el gobierno de la República no quieren terminar de reconocer que si la pandemia ya golpeó fuertemente a otros países, también nos está golpeando a nosotros cada día, a pesar de los buenos deseos del presidente que dice que “no nos harán nada, ni el infortunio ni la pandemia y sacaremos a México adelante”.
Por supuesto que todos queremos, igual que López Obrador, que el país salga adelante de este problema económico y de salud, pero no será sólo con discursos políticos y con buenos deseos como lo vamos a lograr. La sociedad tiene que hacer su parte y la forma en que los mexicanos apoyemos y participemos en las medidas de prevención, contención y disminución de contagios serán vitales, tal como lo han sido y lo están siendo en países como China, Italia, España o Estados Unidos. Pero al gobierno le toca ir al frente y hacer su parte, que no es otra que dar certidumbre y tranquilidad a la población de que los expertos en salud pública están actuando rápido, con eficiencia, con recursos económicos suficientes y con todos los instrumentos e insumos médicos y científicos necesarios; pero sobre todo que su actuación, la del gabinete de salud responsable, no obedezca a consignas ni a criterios políticos, aún cuando esos criterios sean los del mismo presidente.
NOTAS INDISCRETAS…
José Kuri
, el acaudalado empresario que se encuentra muy grave afectado por el Covid-19, es una de las 9 personas que volaron en un avión privado junto a Jaime Ruiz Sacristán, el presidente de la Bolsa Mexicana de Valores que dio positivo al coronavirus. El vuelo aterrizó el viernes en la Ciudad de México procedente de Estados Unidos y varios de los pasajeros que volaron con Ruiz Sacristán resultaron contagiados, incluido Kuri Harfush y sus hijos, que hoy están en cuarentena. Está claro que la pandemia no distinguirá entre grupos sociales o condiciones económicas. O nos cuidamos todos o el problema se agrava…Los dados mandan Serpiente. Mal comienza la semana.