Además de las tensiones y guerras internas entre aspirantes y entre corrientes ideológicas de la 4T, el partido Morena está en espera de la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para definir si sacrifica a uno o más de sus candidatos varones, para cumplir el mandato de la máxima autoridad electoral y colocar a las cuatro o cinco mujeres, según hacia dónde se defina la mayoría de magistrados electorales.
Y la decisión final del Tribunal sobre la paridad de género en las gubernaturas estatales impactará particularmente a tres entidades clave para Morena: Ciudad de México, Puebla y Chiapas. Porque en esos tres casos el resultado de las encuestas internas de Morena han dado claras ventajas a perfiles como Omar García Harfuch, Alejandro Armenta y Eduardo Ramirez, pero, los tres podrían estar en la tablita si el fallo de Tribunal mantuviera y legitimara el resolutivo del INE para que sean cinco mujeres candidatas, de las nueve entidades que elegirán gubernatura.
Porque si el proyecto aprobado por la mayoría de magistrados decide dejar en cuatro el número de candidatas mujeres, quienes la tendrían segura son Rocío Nahle, en Veracruz; Antares Vázquez en Guanajuato y Verónica Camino en Yucatán; y faltarían por definir una o dos candidatas, según lo que decida el Tribunal.
La pregunta es qué tan salomónica será la decisión que tendrán que tomar Claudia Sheinbaum y Mario Delgado para ver a cuál de los tres hombres que encabezan las encuestas en sus estados sacrifican. Omar García Harfuch representa una ideología distinta a la del obradorato, y la parte más dura, y la que tiene el control de la estructura política y clientelar de Morena en la CDMX está con Clara Brugada. Pero en el caso de los senadores Alejandro Armenta y Eduardo Ramírez, además de tener una militancia probada en Morena, son dos políticos que tienen una estructura en sus estados que han construido a lo largo de varios años.
Es decir que los costos políticos que pagaría el partido Morena, si decide sacrificar a alguno de los tres aspirantes punteros, serían distintos. Sacar de la candidatura a Omar García Harfuch sería un triunfo de los duros y de quién los apoya desde Palacio Nacional, pero sería también una derrota para Claudia Sheinbaum, que perdería toda legitimidad en su liderazgo por no haber podido hacer ganar a su candidato y haber perdido su primer batalla contra la nomenklatura morenista. ¿Qué clase de candidata presidencial sería la ex Jefa de Gobierno si no pudo ni siquiera mantener el control político de la ciudad que gobernó por cinco años?
En el caso de Chiapas, el costo de sacar de la candidatura a Eduardo Ramírez sería distinto para Morena. Si deciden imponer por género a la senadora Sasil de León, Ramírez ha dejado muy claro que no dudaría en buscar ser candidato por otro partido o coalición. Y según dicen dirigentes del Frente Amplio por México, el autodenominado “Jaguar Negro” ya ha tenido contactos con las dirigencias de los tres partidos frentistas, por lo que una parte muy fuerte del morenismo y de la estructura del Partido Verde en Chiapas podrían seguir al senador Ramírez, ocasionándole una fractura grave a Morena.
Y en el caso de Armenta en Puebla, sus diferencias de 10 o más puntos sobre su primo, el diputado Ignacio Mier, podrían no servirle de nada si se decide que para salvar a García Harfuch, se tiene que designar candidata mujer, que sería Olivia Salomón. El problema es que la estructura que apoya a Armenta podría no apoyar a la candidata morenista y, según nos aseguran periodistas de Puebla, el senador morenista ya ha tenido acercamientos con aspirantes del Frente Amplio poblano y ha prometido que si él no es candidato, apoyaría al abanderado de la oposición.
Para colmo, sin poder aún resolver sus guerras internas, ahora también se le suman a Morena los amagos y amenazas de sus aliados, como el que hizo hace una semana el líder del PVEM en la Ciudad de México, Jesús Sesma, que amagó con que los verdes no irían con Morena si García Harfuch no era el candidato a Jefe de Gobierno y que ellos podrían postularlo como su candidato. Aunque de inmediato salió el senador Manuel Velasco a rechazar el desliz de su dirigente capitalino y a decir que el Verde respaldaba y respetaba los procesos internos de Morena en los nueve estados que elegirán gobernador o gobernadora.
Y ayer, a las amenazas a Morena se sumó también el Partido del Trabajo. A través de un comunicado y por redes sociales, el PT nacional salió a decir que daba todo su respaldo a Sasil de León, cuando aún no se define la candidatura morenista. Y aunque en la foto con Sasil aparece el mismísimo dirigente y fundador de Partido del Trabajo, en realidad dicen que el apoyo petista a Sasil es parte de una amistad y complicidad que tiene la senadora con la coordinadora de la bancada petista, Geovanna Bañuelos, porque a ambas se les ha visto compartir en fiestas juntas o de viajes al extranjero con cargo al Senado.
Veremos quién será el aspirante sacrificado, ya sea por temas de género o porque los duros de Morena le ganaron la batalla a Claudia Sheinbaum y el Presidente dispuso en favor de Clara Brugada. Y al final nos quedan dos preguntas, la primera: ¿Tendrá el morenismo y el lopezobradorismo una nueva líder en la persona de Sheinbaum o seguirá ese movimiento político bajo el control del futuro expresidente? Y la segunda: ¿tendrá México de nuevo un maximato político como el de hace 90 años?
NOTAS INDISCRETAS…
Vaya sacudida la que le dio ayer al ambiente político y jurídico el ministro Arturo Zaldívar. Y es que la decisión del expresidente de la Corte de renunciar a su ministerio para sumarse de inmediato a una campaña presidencial, no sólo es inédita en la historia del Poder Judicial de este país, sino que además, se convirtió en un acto de liberación para el ministro, que terminó haciendo pública su filia política por Morena y por la 4T, y al mismo tiempo en la comidilla del mundo político pero también de los abogados y juristas. En el ámbito político muchos salieron a repetir el clásico: “¡Se los dije!”, diciendo que al final Zaldívar no hizo sino confirmar las acusaciones que siempre se le hicieron por conducirse como un presidente de la Corte afín a un movimiento político, por encima de la autonomía del Poder Judicial y de la separación de poderes. Y entre los abogados también se cuestionó el proceder del que reconocían como “un prestigiado jurista”, no sólo por su adhesión política sino también por la forma que utilizó para presentarle su renuncia al Presidente por una supuesta “causa grave”, como lo establece el artículo 98 de la Constitución. “¿Cuál es esa causa grave, que no se conoció ni en el caso de Eduardo Medina Mora, ni tampoco se explica ahora en la renuncia de Arturo Zaldívar?”, nos decía ayer en una entrevista en el noticiero “A la Una con Salvador García Soto”, por el Heraldo Radio, el profesor de derecho constitucional de la UNAM, Francisco Burgoa. En contraparte, cercanos a Zaldívar aseguraron que la expresión “causa grave” que aparece en la Constitución no se refiere necesariamente a algo trágico o urgente, sino también a la decisión de un ministro de dejar su cargo para emprender una carrera política y hacer públicas sus simpatías por López Obrador y su movimiento. En fin, que Zaldívar no acababa de renunciar y, sin cumplirse aún el proceso legal para que se acepte su renuncia, ya apareció fotografiado con Claudia Sheinbaum, diciendo que sumará a sus asesores de campaña. Al final parece que en los dos lados había prisa, del lado de la campaña de Sheinbaum porque estaban desesperados por dar algún golpe, ante el bajo nivel de penetración que está teniendo su campaña, y del lado de Zaldívar porque al ministro ya le urgía salir del clóset y dejar el negro de la toga para teñirse completamente del guinda de Morena…Los dados mandan Serpiente Doble. Se descompuso la semana.