A Hipólito lo mataron 25 sicarios que lo atacaron como hienas cobardes y carroñeras para poder matarlo. A Hipólito lo mataron también los más de mil disparos de armas de alto poder que lanzaron durante más de media hora al luchador social en su indefensa camioneta y con sus leales protectores. Pero a Hipólito Mora también lo asesinó la indiferencia, incapacidad e insensibilidad de gobiernos, del estado y de la Federación, que no pudieron protegerlo y salvarlo del zarpazo mortal del narcotráfico michoacano que lo tenía sentenciado por haber sido un valiente líder de los limoneros de su tierra, que se atrevió a desafiarlos y a encabezar una autodefensa de amigos, vecinos y trabajadores que tomaron las armas para defender sus tierras, su dignidad y a sus familias de las garras del crimen organizado.

A Hipólito lo mató también la apatía, la frialdad y lejanía de una sociedad que, a fuerza de normalizar la violencia, se ha vuelto también insensible e indiferente a la lucha desesperada y en total desventaja que libran muchos mexicanos para sobrevivir en el imperio del narco. Y lo terminó de rematar el discurso del presidente López Obrador que lamentó su artera muerte, pero no se resistió a decir que la responsabilidad de que asesinaran tan cobarde y cruelmente al líder de la Ruana y de Buenavista Tomatlán, no era de su gobierno, sino del culpable de todos los males, corrupción, ineficacia de la 4T, el expresidente Felipe Calderón Hinojosa.Porque solo en este país se abandona, se castiga y se deja indefensos a los mexicanos que no se conforman, ni se quedan callados, a los que no tienen miedo de disentir y critican al poder; pero también a aquellos que alzan la voz contra el crimen organizado, contra la injusticia, la desigualdad y la discriminación; que defienden a sus bosques, sus tierras o a veces hasta sus ranchos, sus casas, sus negocios y sus familias. Se les deja a ellos a merced de las garras del crimen que termina cazándolos, secuestrándolos y desapareciéndolos, mientras a la mayoría que sí se quedan callados y toleran la impunidad de los violentos y abusivos narcotraficantes, se voltea para otro lado.Solo aquí, a quien defiende la ley, la propiedad privada y el respeto a las familias, a sus derechos y posesiones, se le convierte desde que se rebelan en blancos vivientes de los cárteles del Narcotráfico, del poder político o de los cacicazgos y corrupción pública y privada, que buscarán acallar a como dé lugar a esas voces incómodas y desafiantes en contra del poder territorial, social, económico y político que ejercen los delincuentes en el México actual.

Porque los mismos que asesinaron a Hipólito, son los que asesinan también todos los días en este país a defensores ambientales y de la tierra (más de 100 asesinados en México en los últimos años), a madres de desaparecidos (al menos 7 entre 2021 y 2023), a periodistas y comunicadores (60 en lo que va de este gobierno) y a defensores de derechos humanos (más de 100 en los casi cinco años de gobierno de AMLO). Y muy difícil y extraordinariamente se investiga, acusa y sentencia a todos esos asesinos, sicarios la mayoría de las veces jóvenes de entre 16 y 30 años, que logran salir impunes del peor de los crímenes: matar a lo mejor y más valioso, a los mexicanos más valientes, más íntegros y más productivos que se atrevieron a desafiarlos.

Y mientras tanto las autoridades omisas, negligentes y cobardes para enfrentar al narcotráfico y a su poder corruptor, no se preocupan ni se ocupan de la tragedia de violencia, extorsión y opresión que viven millones de mexicanos en más de la mitad de los estados de la República, que hoy domina, controla y hasta gobierna, en algunos casos, el crimen organizado. Más bien los gobernantes celebran sus triunfos, hacen campañas por su propia sucesión y predican el odio y división entre los mexicanos. Y en medio de todo eso un amplio sector de los ciudadanos que no se identifican como parte de ese “pueblo” -bueno, fanatizado, condicionado por recibir dinero en efectivo y dispuesto a creer la demagogia sectaria y excluyente de un líder supremo- se encuentran perdidos e indefensos al no sentirse representados por los partidos políticos de oposición, pero tampoco gobernados y valorados por su presidente.

¿Hasta cuándo seremos ese México que castiga, abandona y mata a sus mexicanos más valientes y dignos? Ese país en el que al que obra bien le va mal y al que actúa contra las leyes y contra otros mexicanos, se le endiosa y se le glorifica, lo mismo a través de narcocorridos violentos que con discursos políticos sectarios e ideologizados que adoran ese hecho abstracto y no comprobado de la “cuarta transformación del país”. Mientras tanto a Hipólito lo mataron los que asesinan a lo mejor de México.

NOTAS INDISCRETAS…

Con tanto jolgorio, acarreo y veneración al Presidente, parece que en Palacio Nacional se les olvidó la promesa pública y a los cuatro vientos que hizo el mismísimo Andrés Manuel López Obrador cuando les anunció a los mexicanos que el 1 de julio empezaría a refinar petróleo y a producir gasolinas la costosísima Refinería de Dos Bocas, y que ese mismo día el estaría inaugurando el primer barril de petróleo producido por una de sus obras faraónicas y multimillonarias. Lo había anunciado desde enero de este año la secretaria de Energía Rocío Nahle, que primero le prometió al Presidente que ese primer día de julio podría inaugurar Dos Bocas. Pero pasó el sábado 1 de julio y López Obrador no fue a Paraíso Tabasco a cortar el cordón inaugural de su muy cara refinería, y en lugar de eso lo vimos dar uno de sus discursos más largos y farragosos en sus más de 18 celebraciones oficiales que ha tenido en menos de 5 años de gobierno. ¿Y entonces qué paso con el primer barril de gasolina de Dos Bocas y dónde está la imagen de AMLO inaugurando la que considera su “magna obra”? Pareciera que, ante la dolorosa realidad de que aún no está terminada totalmente la mega Refinería y que tardará aún en comenzar su proceso de refinado, a algún genio del Palacio –ya saben quién— se le ocurrió que para tapar el incumplimiento y las mentiras de Rocío Nahle al Presidente, mejor había que organizar una edición más del eterno “AMLOFest” que ha sido este sexenio…Mientras Marcelo Ebrard reaccionó fuerte y hasta algo violento ante las encuestas publicadas el pasado lunes en las que se le da ventaja de hasta dos dígitos a Claudia Sheinbaum por sobre el excanciller, en el cuarto de guerra de Adán Augusto López se tomaron las encuestas con un poco más de “serenidad y paciencia”. Pues los adanistas aseguran que la publicación de esos sondeos son un intento desesperado de la ex Jefa de Gobierno para tratar de mantener el discurso de que ella es la única cercana y leal al presidente López Obrador, más en detrimento de Adán Augusto, a quien ya ven como su próximo rival. Qué tan sucia y tensa no se estará poniendo la contienda entre las corcholatas morenistas, que dentro de su mismo partido se asegura que el golpe en contra del tabasqueño Adán Augusto, sobre el presunto uso de aviones militares para movilizar a la familia de la diputada Andrea Chávez, a quien se ve acompañar con frecuencia al ex titular de Gobernación, proviene desde adentro de sus contrincantes morenistas y, como no quieren hacer acusaciones directas, apuntan con los ojos hacia el Palacio del Ayuntamiento desde donde despachaba la autora de esos ataques. Pero con todo y todo, los cercanos Adán se dicen confiados del crecimiento que está logrando su candidato y lo que aún crecerá en los dos meses que faltan de campaña. “Vamos a ganar”, dicen con total seguridad…Los dados mandaron Escalera Doble. Para todos los mexicanos acallados por el crimen y la violencia en el país.

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