Con la realización del tercero y último de los debates presidenciales concluyó anoche la fase más álgida de las campañas presidenciales. A partir de hoy comienza la cuenta regresiva de los últimos 10 días que le quedan a las candidatas y el candidato a la Presidencia de la República para tratar de influir y convencer a los electores de que sus propuestas, proyecto, sus partidos y hasta su personalidad, perfil y experiencia, son los adecuados para dirigir el destino del país para los próximos tres años.
En esta recta final de la contienda presidencial que hoy inicia, vendrán los movimientos y definiciones quizás más relevantes que tomen los equipos de campaña porque, si bien a estas alturas muchos de los votantes, sobre todo los que tienen afinidad partidista, ya están decididos y saben por quién sufragarán en los inminentes comicios, también en estos últimos días es cuando los indecisos, que hoy aún representan entre el 15 y el 20% de los encuestados en la mayoría de los sondeos, suelen decantarse y decidir su voto, lo que puede modificar los números y las “grandes ventajas” que algunas candidatas presumen, al grado de creer que “sólo falta el trámite del 2 de junio”.
Nada más lejano de la realidad. Hoy, no hay ninguna candidata o candidato que pueda declararse ganador, y quien lo haga no sólo peca de soberbia, sino que miente y manipula para desalentar la participación ciudadana. Lo único hay en este momento, a 10 días de que cierren las campañas y 12 días de que acudamos a las urnas, son tendencias, números de encuestas que reflejan momentos específicos de la disputa electoral, mucho dinero pagado a encuestadoras para que ayuden a generar la burda percepción de que “este arroz ya se coció” y ya no hay nada que hacer, independientemente de lo que quieran los votantes, porque ya hay una candidata que “arrasa en todas las encuestas”.
Del tercero de los debates presidenciales no hay mucho que rescatar: se repitieron básicamente las mismas acusaciones cruzadas entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, con un Álvarez Máynez que ahora dejó de lado las propuestas para lanzar ataques mayoritariamente a Xóchitl, pero también algunos duros y fuertes contra Sheinbaum. La retórica de los tres aspirantes volvió a ser la misma: que si el PRIAN es el culpable de todos los males, incluidos los que se han generado o agravado en este sexenio, según Claudia; que si Morena y su dirigente, Mario Delgado, están metidos en el huachicol fiscal y son investigados en Estados Unidos, además de ser la amenaza autoritaria, de acuerdo con Xóchitl; que si MC es la única opción frente a la corrupción del pasado prianista y los errores y excesos de Morena, además de que sí escucha a los jóvenes y piensa en los niños, según Máynez.
Menos agresivas que en los dos debates anteriores, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez volvieron a chocar no sólo en sus dos visiones de país, sino en el pleito eterno de si eran más corruptos los gobiernos del PRI y el PAN en el pasado, o si la corrupción de Rocío Nahle, de los hijos del presidente y de un fósil del pasado que tanto critican, como lo es Manuel Bartlett, descalifica a Morena y a la 4T.
La candidata de la alianza opositora llegó con el empuje de las movilizaciones multitudinarias que se vieron ayer en la Ciudad de México y en todas las ciudades de la República con la llamada “Marea Rosa” que ayer se decantó ya como un movimiento político y ciudadano en favor de Xóchitl y de las candidaturas aliancistas. Así lo presumió con fotografías de la masiva concentración en el Zócalo hablando de un “despertar” ciudadano que parece ser la última apuesta para la coalición del PRI-PAN- PRD que saben muy bien que sólo con una participación muy alta del electorado, por arriba del 65% del padrón total, tendrían posibilidades de acortar y hasta posiblemente revertir la ventaja que dan a Morena las encuestas.
Mientras tanto Claudia Sheinbaum llegó también al tercer debate con la idea de reafirmar su confianza de que ganará la Presidencia y de que al final, como dijera el clásico “haiga sido como haiga sido”, su estrategia de administrar su ventaja en las encuestas le funcionó en estos casi 3 meses de campaña, porque logrará cerrar, igual que arrancó su proselitismo, en la condición de puntera y favorita de los sondeos. Por eso en este debate, aunque evitó engancharse y responderle a varios ataques a su contrincante del segundo lugar, la candidata morenista tampoco dejó pasar señalamientos, pero prefirió centrarse en sus propuestas, mostrando en su imagen y en su ensayada oratoria, gesticulación y movimientos de manos, el enorme entrenamiento, cambios y asesoría que recibió en sus casi dos años de campaña.
En el caso de Máynez, su estrategia tampoco varió en este tercer debate y siguió siendo la de contrastarse de las dos candidatas con sus propuestas y mensajes, aunque en su golpeteo constante contra Xóchitl y sólo algunas menciones ocasionales y golpes mucho más cuidados contra Claudia, el candidato emecista reafirmó la percepción de que a él y a su jefe político, que no es Dante Delgado sino Samuel García, lo único que les importa es restarle votos a la candidata aliancista, para aumentar la votación naranja, aunque eso al final signifique que en sentido estricto están jugando a favor de Morena y de su continuidad en el poder.
Podría decirse que, si bien crecieron en audiencia y mejoraron en sus formatos y ejercicio, los tres debates organizados por el INE, que fueron de menos a más en su organización, producción y realización, quedarán ahí como el ejercicio de contraste, de confrontación y de propuestas que se proponen ser, pero al final, más allá de haber producido algunos momentos tensos y entretenidos, sobre todo en el segundo debate, no dejarán mucho que recordar para la historia y tampoco lograron ser decisivos o modificar sustancialmente las intenciones de voto de los electores.
Así que ahora no resta más que esperar esta semana los cierres de campaña ya anunciados y perfilados por las tres candidaturas, respetar los tres días de veda y de silencio que establece la ley electoral a partir del miércoles 29 de junio, previo a la jornada de votación, y sobre todo apelar a que los ciudadanos salgan a votar masiva, libre y conscientemente, el próximo 2 de junio, pero sobre todo que lo puedan hacer en paz y con seguridad para expresar lo que a su juicio convenga para el país en los próximos 6 años.
Y de las candidatas y el candidato, pero más que de ellos de sus partidos y dirigentes, y marcada y encarecidamente del presidente López Obrador, queda esperar que haya prudencia, madurez y altura de miras para que respeten la ley y que no utilicen esta decena final en vísperas de los comicios para seguir atizando odios, ni para enrarecer con palabras y discursos violentos e ilegales, lo que aspiramos sea una elección legal, transparente y con total certidumbre, aún cuando ya las campañas se mancharon de sangre por la violencia y asesinatos de candidatas y candidatos por todo el territorio nacional.
NOTAS INDISCRETAS… Entre los golpes fuertes que ayer se escucharon en el debate presidencial llamaron la atención algunos que no iban destinados a las candidatas y el candidato, sino a sus colaboradores y ahí varios salieron muy raspados, empezando por Arturo Zaldívar, el exministro de la Corte que fue mencionado en varias ocasiones por Xóchitl Gálvez y hasta por Máynez como un referente de sumisión y subordinación desde el Poder Judicial hacia el presidente. “No sé cómo lo tiene en su equipo”, dijo Xóchitl a Claudia después de recordar las investigaciones del Consejo de la Judicatura en contra de Zaldívar por presionar y acosar a jueces para resolver casos favorables al gobierno federal y a temas de corrupción. Pero otro que salió raspado en los comentarios fue Omar García Harfuch, a quien Xóchitl se refirió burlonamente como “el superpolicía de la señora”, mientras que Máynez de plano se aventó la frase de que “Quien sabe cuál García sea peor si García Luna o García Harfuch”. Y por supuesto como referentes de la corrupción de la 4T resonaron fuerte los nombres de Manuel Bartlett y Rocío Nahle, sin olvidar a los vástagos presidenciales… Por cierto que cuando habló de su política exterior y en un par de ocasiones, Claudia Sheinbaum refirió a Juan Ramón de la Fuente como la estrella de su equipo de campaña, lo mismo para temas de política exterior y de la relación con Estados Unidos que para otros temas. “Ahí tenemos al exrector Juan Ramón de la Fuente” repetía orgullosa la candidata morenista, a quien se le olvidó que también está en su equipo el excanciller Marcelo Ebrard, aunque seguro no se le olvidó, pero no lo considera importante… Y sin duda el que se llevó la noche en cuanto a lo chamuscado que salió del debate, fue el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado. La mención directa que le hizo Gálvez de sus nexos con el empresario asesinado Sergio Carmona y su vinculación al huachicol fiscal en el contrabando ilegal de gasolinas y combustibles por las aduanas federales, que le han costado una pérdida y evasión de hasta 700 mil millones de pesos al gobierno federal, no es que sean nuevas para el líder de Morena, pero se las hicieron en cadena nacional y justo en un debate presidencial en el que se afirmó que “Mario Delgado está siendo investigado por agencias de Estados Unidos por haber recibido dinero sucio para el financiamiento de Morena y de sus candidatos”. De qué tamaño sería el trancazo que anoche el propio Mario Delgado improvisó una conferencia para responder a Xóchitl, aunque lo hizo con más argumentos ideológicos y políticos que con pruebas de su inocencia… Los dados mandan Escalera Doble. Se viene la última semana de campañas.