La decisión por mayoría de la Suprema Corte de Justicia de la Nación , de validar la realización de una Consulta Popular sobre un posible juicio a los expresidentes de la República tiene doble filo: es histórica porque abre una ventana que en toda la historia política de este país estuvo cerrada: la posibilidad de someter a exmandatarios nacionales a un proceso penal por posibles delitos, algo que apoyaría la mayoría de mexicanos, pero al mismo tiempo, con este fallo de 6 ministros contra 5, a favor de la constitucionalidad de esta controvertida propuesta del presidente López Obrador, se confirma que el Poder Judicial de la Federación, que para algunos era el último reducto de contrapeso al autoritarismo presidencial, fue sometido a los caprichos del Ejecutivo.
Las expresiones constantes y de presión que tuvo el presidente en los últimos días, sobre la pertinencia de que los ministros de la Corte votaran “en conciencia”, que “asumieran las consecuencias” de su decisión porque él “se deslindaba” o incluso lo que dijo López Obrador horas antes de la votación del pleno, de que “sería muy lamentable que los ministros votarán en contra de la Consulta”, es el indicativo más claro de que detrás del resultado final de la votación hubo toda una operación política y presiones reales a varios de los ministros para que “meditaran” el sentido de su voto y apoyaran la propuesta presidencial.
“Apretaron con todo a los ministros”, dijo una fuente confiable del gobierno, que confió que la aprobación se planteó al interior de Palacio Nacional como “una prioridad vital” para el presidente López Obrador, que con esto no sólo se anota una victoria histórica (algo que para una personalidad como la suya, cuyo mayor objetivo es trascender en la historia es un logro enorme) sino que además obtiene un beneficio político doble: mantendrá la atención de la agenda y la opinión públicas con el posible proceso a los expresidentes, al tiempo que logra lo que siempre se propuso: estar en la boleta electoral en los comicios federales de 2021, algo que intentó primero con la revocación de mandato que no le resultó y que ahora obtiene con esta Consulta Popular, además legitimada por la Suprema Corte.
Así es que hoy, mientras en Palacio Nacional y entre los mexicanos habrá muchos que celebren y se regocijen ante la imagen nunca vista de no uno, sino cinco expresidentes sentados en el banquillo de los acusados, desde algunos repudiados y polémicos como Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y el más reciente Enrique Peña Nieto, hay otros mexicanos que no encuentran razones para festejar cuando ven a una Corte politizada y con ministros sometidos a los designios y presiones de la Presidencia de la República.
@sgarciasoto