El primero en hablar, y largamente, fue el premio Nobel Mario Vargas Llosa y dijo que México está en peligro de volverse una dictadura.

Bueno, nos lo había dicho ya el año pasado, el antepasado y también hace 3 años.

Esta vez sin embargo enfocó la causa: porque la libertad de expresión está por desaparecer, debido a las intimidaciones que el presidente López Obrador lanza contra los periodistas e intelectuales desde sus conferencias mañaneras.

Luego, esa premisa la desglosaron precisamente los periodistas y los intelectuales que consideran que han sido intimidados por el presidente, y lo hicieron en tres mesas sucesivas. Pero este artículo no tratará de lo que dijeron; a mí, tal vez porque soy en esencia una dramaturga, me parece más elocuente el reparto de los oradores.

En el reparto está el mensaje. Este es un principio del arte dramático.

Entre 21 oradores hubo 3 mujeres. Una mujer para agraciar cada mesa. O para que nadie señalara que en una mesa no había una mujer. ¿Cómo explicarse esa escasez de mujeres? ¿Tal vez fue el apego al criterio de la meritocracia –ese criterio declarado de los liberales ?

Imposible. En México las mujeres sobresalen en el periodismo de opinión , son la mitad de los titulares de los noticiarios y llevan el liderazgo en el periodismo de investigación. Aventuro entonces otra explicación: el desdén de nuestros liberales —no programático, sí en los hechos— por la equidad entre los géneros .

El largo y tumultuoso tren del feminismo ha cruzado por el territorio de los liberales mexicanos sin que ellos lo detengan, han alzado las manos para saludarlo, cierto, pero ninguna mujer feminista ha bajado a estarse con ellos por mucho tiempo, por razones que a ellos les debería intrigar.

En las mesas no hubo un solo periodista o intelectual abiertamente gay; hubo 2 que no eran chilangos: uno peruano y uno jalisciense; ¿cuántos morenos hubo?: un solo moreno.

Tres trenes más que han cruzado el reino de nuestros liberales sin haber parado a dejar personas o carga: la revolución de la diversidad sexual; la revuelta contra el centralismo geográfico de nuestra cultura; el reclamo contra la pigmentocracia .

Y hubo solo 2 periodistas de Izquierda . Eso en un país donde según las encuestas el 70% de la población sigue apoyando al presidente de Izquierda.

La creciente popularidad de la narrativa socialista, en México y en el mundo, es el quinto tren que nuestros liberales han dejado pasar –y se entiende. Ellos se ostentan como la opción a la Izquierda, me parece a mí que con demasiada ortodoxia. Podrían haber bajado de ese larguísimo tren mercancía, para desempacarla y analizar las razones de su atractivo, pero de común se han girado para darle la espalda y lo han descartado con un feo epíteto:

Populismo –un epíteto por cierto de siglos ha.

Desde luego los liberales mexicanos pueden invitar a sus foros a quiénes mejor les plazca, yo solo anoto como observadora lo evidente: son el Club de los Poquitos Hombres Blancos Heterosexuales y Chilangos . Y hace ya décadas han cerrado su club: quién no es como ellos, no entra.

Deslumbrados por su propia brillantez, no han visto pasar los trenes. Cómodos en su relevancia a lo largo de ya 40 años, se han quedado aislados de la lenta pero impresionante explosión de la diversidad del pensamiento colectivo de nuestro país.

Un apunte final sobre el reparto del foro de los liberales mexicanos. De 21 participantes, solo uno era un periodista de las redes y los otros 22 eran periodistas o intelectuales que trabajan para medios de comunicación comerciales. Eso en un momento es que al menos la mitad del periodismo relevante, y por cierto el único que no padece la censura del dueño del medio donde se emite, sucede en las redes.

Acaso sea tiempo de que nuestros distinguidos liberales hablen en sus foros de la libertad de todos y todas, no solo de la libertad de ellos mismos. Para hacerlo tendrían que abrir el criterio de admisión a su selectísimo club .

O no.

Por fortuna en México son libres de hacer lo que mejor les plazca.

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