Lo que estamos viendo y viviendo es una batalla por el relato de qué es la Patria —y a dónde se dirige. ¿Este regreso al estatismo solo cambia los rostros de la corrupción o según su promesa está erradicándola?; ¿este periodo no neoliberal es una pausa anómala o es el camino al futuro?

Se trata de una disputa que arrecia ahora, en tiempos de elecciones, porque para la segunda mitad del sexenio, solo una mayoría de diputados y senadores de la 4T podría seguir aprobando las reformas que continúen el desmantelamiento del régimen neoliberal —y la ausencia de esa mayoría lo detendría en seco.

Y en esta disputa sonora, ruidosa y en rumbo a estridencias aún de más altos voltajes, la prensa de simpatías neoliberales ataca a diario al Presidente y él las contraataca a diario. Los adjetivos vuelan, los adjetivos se vuelven metáforas hiperbólicas, las hipérboles se transforman en titulares. Ninguna táctica sin embargo ha servido mejor al Presidente que la de abrir las cajas registradoras de la prensa de oposición, para dejar al público asomarse a sus finanzas.

¿Explica el entramado financiero de un medio su línea editorial?

Como lo hemos atestiguado, demasiado a menudo sí. Una plataforma cuyos dueños pertenecen a la élite priista , reportará la corrupción o las incongruencias de los funcionarios de la 4T, pero jamás las del priismo que aún gobierna zonas del país o que gobernó hasta hace dos años al país entero –y lo saqueó. Una revista cultural con patrocinadores neoliberales alabará a los creadores ligados a los mercados capitalistas del arte, pero a los críticos del Capital, sin importar su estatura estética, los denostará con singular crueldad.

Por fortuna, y como un regalo imprevisto por los combatientes, no siempre los dineros explican las líneas editoriales. En este paisaje de prestigios calcinados, brillan —como misteriosas flores azules y frescas— los medios y los periodistas que no se subordinan a los intereses económicos –y tampoco a los intereses políticos . Aunque puedan tener un mapa de la realidad de Izquierda, y lo suelen tener, son periodistas y medios que simple y radicalmente se apegan a los principios del periodismo: en cuanto al periodismo informativo, estricta adhesión al reporte de los hechos; en cuanto al periodismo de opinión, pluralidad.

La prensa opositora ha exigido al presidente el cese de hostilidades —es decir: de parte del presidente, no de la de ellos—, alegando que los ataques presidenciales, por su enorme visibilidad, tienen un efecto intimidatorio que raya en la censura. Les asiste la razón. De lo que nunca hablarán es de la intimidación que de común los empresarios del periodismo ejercen sobre sus empleados: una intimidación más dura, cruda y definitiva. Poniendo a un lado a los contados dueños de medios con un respeto absoluto a la libertad de sus periodistas, así se ejerce la censura dentro de las empresas capitalistas del periodismo: si un periodista transgrede ciertos límites, se le llama a cuentas una, dos y hasta tres veces. Si no se cuadra, se le despide.

Lo que explica el corto trayecto que han tenido en medios privados los periodistas con mapas de Izquierda. Al inicio del sexenio, se abrieron varios espacios con una visión de Izquierda en la radio y la televisión privadas . La apuesta fue un triunfo a nivel del crecimiento de los públicos, pero no a nivel de las relaciones de los empresarios con sus afines. Salvo un par de esos periodistas que aún tienen sus programas, la mayor parte fueron despedidos –o renunciaron para no renunciar a su autonomía.

Cierro con una reflexión. En esta estruendosa batalla por el relato de México, el Presidente ha dicho varias veces que se siente solo y se ha preguntado en voz alta en dónde están los periodistas que apoyan su proyecto. ¿Por qué no suenan tan alto como los periodistas de los medios privados opositores?

La respuesta corta es que la mayor parte de esos periodistas de Izquierda están vetados de la radio y la televisión privadas, precisamente por simpatizar con su proyecto, y subsisten en la precariedad de las redes sociales, sin patrocinios.

¿Quiere el Presidente un periodismo de Izquierda vigoroso y que suene alto en la radio y la televisión? Tendría que imitar lo que los mandatarios de Izquierda de otras latitudes han hecho ante la misma pregunta: tendría que multiplicar sus presencias en la televisión pública .