Una primera lectura de los resultados electorales muestra el avance territorial de la 4T. Morena ganó la gubernatura de once estados . Un avance extraordinario.
Una lectura apenas más granular, revela algo más: la 4T perdió a la clase media. Perdió las alcaldías de la Ciudad de México donde la clase media es preponderante y perdió las otras tres entidades, aparte de la capital del país, donde más se concentra esta clase social.
La pregunta que viene a cuento no es tanto por qué esa clase media no votó por Morena. La pregunta es por qué habría de votar por un partido que de forma tan brutal le dio la espalda durante estos años de pandemia .
Las cifras son elocuentes.
Un millón y fracción de las micros, pequeñas y medianas empresas del país cerraron en definitiva en el año 2020. Son cifras del Inegi . En consecuencia, 9.8 millones de clase medieros cayeron bajo la raya de la pobreza . Son cifras del Coneval.
Es decir, aproximadamente una de cada cinco empresas cuyos dueños eran de la clase media y daban empleo a otros clase medieros, cerraron. Y en consecuencia, uno de cada cinco clase medieros es ahora pobre.
Toda esa debacle que retratan con frialdad los números, se vivió en el seno de las familias de la clase media en tonos trágicos. El gobierno ordena el cierre de la actividad económica, pero se niega a condonar los cobros de luz, agua y predial, portándose como un acreedor indiferente al dolor ajeno.
Luego, sorpresivamente, le hace llegar a los dueños de las empresas un auxilio, de 25 mil pesos . Un dinero que alcanza, si acaso, para la nómina de una quincena.
Luego de ese auxilio, nada: absolutamente nada: ahora sí el total abandono. La desesperación. El agotamiento de los últimos ahorros. La pérdida de la casa o el departamento usuales. A veces, un suicidio en la familia.
Digamos mi buen amigo Juan Ignacio: en la madrugada, abrió una ventana, se subió a su marco, se dejó caer y se estrelló diez pisos abajo.
Y todo eso mientras en el espacio público los líderes visibles de Morena hablaban de otra cosa. De los crueles conservadores, de la refinería de Dos bocas , de los arteros periodistas neoliberales.
Y claro, de forma más reciente, de ganar las elecciones.
El presidente López Obrador
ha especulado que la clase media fue presa de la guerra sucia de la Derecha.
Que los ingenuos clase medieros se comieron completa la versión de que México iba directo a ser una dictadura comunista, si seguía gobernada por la Izquierda.
Otros allegados a la Izquierda han señalado que la clase media se distanció del obradorismo por su rechazo al feminismo , su indiferencia a la Comunidad LGBT y el cierre y satanización de los fideicomisos , especialmente los destinados a la ciencia, la tecnología y a las artes.
Es posible, aún si el efecto de esas causas quedará en la especulación.
Lo que sí es seguro es que el abandono económico de la clase media durante la pandemia fue brutal, a diferencia de lo acontecido en otras sociedades. Ni siquiera en sociedades distantes culturalmente, como la europea, sino en las de América Latina.
Y desde el abandono, la clase media le dijo a la 4T adiós, adiós, como si dijera: tu sueño me excluye, por lo tanto yo te excluyo de mis sueños.
Ojalá Morena y el Presidente calibraran lo acontecido en términos materialistas, como corresponde a quienes han sido educados en esa doctrina filosófica. Y ojalá su intento de recuperar a la clase media, un intento que han anunciado y ha sido bien recibido por los ciudadanos que simpatizamos con la Izquierda, pase por soluciones materialistas. Ayudas concretas para reabrir empresas medianas, pequeñas y micros , y restaurar empleos dignos.
Sería bueno para Morena, aunque la verdad no indispensable: Morena puede gobernar y puede ganar la presidencia en el 2024 sin la clase media. En todo caso, y más relevante, sería bueno para la clase media y para el país.