¿Qué es el Colegio Nacional?

Muy pocas personas lo saben. Menos son las que asisten a las conferencias de sus colegiados. Todavía menos entienden por qué los mexican@s pagamos los gastos de su sede, un gran palacete de piedra gris en el centro de la CdMx, más una beca a cada colegiado de 120 mil pesos mensuales —un presupuesto cuyo total anual es mayor a los presupuestos para la cultura del Estado de Yucatán y Sonora combinados—.

O por qué este colegio, que pretende albergar a las mayores eminencias de nuestra cultura, solo ha admitido a lo largo de su larga historia a hombres y no a mujeres.

Bueno, es una exageración. De 1943 al año 2016, el Colegio había elegido a 98 hombres y a 3 mujeres.

Antes de esa fecha, la secretaria de Educación del calderonismo les condicionó el presupuesto a que admitieran más mujeres —recibieron el dinero y la ignoraron.

Luego, el Congreso Federal los exhortó a lo mismo -y tampoco dieron acuse de recibo.

Luego, cuando invitaron a un cineasta mexicano de fama internacional y les condicionó su participación a que anunciaran un cambio de corazón —lo des-invitaron.

Por fin, cuando la doctora Lucía Melgar circuló en el año 2017 una propuesta para corregir el sexismo del Colegio, que se hizo muy pública y firmaron 9 mil mujeres y hombres —los colegiados se preocuparon.

En la Feria Internacional del Libro en Guadalajara de aquel año, el exministro de la Suprema Corte y también colegiado José Ramón Cossío, vio avanzar hacia él una tropa de periodistas y se dio la vuelta y escapó de sus preguntas.

Interrogado por una escritora al respecto, el colegiado Enrique Krauze, respondió:

—Es que son misóginos ellos —o sea, los otros colegiados.

—Sin duda es una institución patriarcal –confesó al periódico La Jornada el rector del Colegio de esos días, y se encogió de hombros, como si no hubiera remedio.

Y sí, no hay duda de que es una institución que no quiere a las mujeres, a juzgar por las mujeres que han sido discutidas como probables colegiadas y al final fueron rechazadas.

Frida Kahlo, Elena Garro, Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, Lourdes Arizpe (directora de la UNESCO), Olga Sánchez Cordero, Martha Lamas, Carmen Boullosa, Lidya Cacho —la lista completa llenaría esta columna.

Con todo, en el año 2018, asustados por un país donde todas las organizaciones públicas iban abrazando la paridad, los colegiados tragaron saliva, hicieron un supremo esfuerzo y eligieron a 3 colegiadas más, eso al mismo tiempo que elegían a otros 2 colegiados. No era cosa de ser radicales.

Y puesto que solo se elige a un nuevo colegiado cada que uno muere y deja vacante su sitio, a este ritmo podemos esperar que el Colegio alcance la paridad por género en el año 2089. El cálculo es de una matemática mexicana que trabaja calculando distancias entre la Tierra y estrellas de otras galaxias.

Por eso ahora, tiempo de mujeres, tiempo de corregir desigualdades, viene a cuento la propuesta que hace 8 años hizo la doctora Melgar.

La doctora propuso que la paridad en el Colegio se alcance de una vez. ¿Cómo?

Los colegiados tendrían que cambiarle el nombre a su institución patriarcal, para que se llame, con más justeza, Colegio de Hombres, y que cada colegiado reciba la mitad de dinero de su beca vitalicia: la otra mitad podría entonces usarse para becar a una mujer de lo que sería el Colegio de Mujeres, una institución con sus reglas y —esto es importante:— un consejo propio, libre de criterios patriarcales para elegir cuáles son las mujeres más sobresalientes.

Es una buena idea. 78 años ya son muchos para un Colegio Nacional sexista.

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