Al Poder del Presidente se le revisa y se le cuestiona a diario en México. Y qué bueno. Mientras al resto de los poderes actuantes se les cuestiona a penas. Qué mal.

Y al poder más poderoso entre los poderes, se le mantiene inadvertido, en la sombra, protegido por el tabú.

Al Poder Económico también se le cuestiona
Al Poder Económico también se le cuestiona

El tabú siendo que es privado. Privado: opuesto a lo público. Eso aún si para él trabajan la mayor parte de los mexicanos.

Pues bien, levantemos el tabú, para tomarle una instantánea.

Para empezar un dato. Hoy el 10% de los mexicanos concentra el 79% de la riqueza del país.

Dato que ni siquiera revela la verdadera concentración de la riqueza: dentro de ese 10%, son en realidad 3 hombres que acaparan más riqueza que el 50% de la población. Es decir, 3 señores tienen más riqueza que 65 millones de mexicanos.

Las cifras son de Oxfam.

¿Cómo ha sido posible tal extrema concentración?

La historia tiene su punto nodal en 1988, cuando el presidente Salinas de Gortari aplica en México la teoría neoliberal y empieza a subastar los monopolios del Estado y grandes porciones de las áreas consideradas como estratégicas para la nación.

Es decir, transfiere a privados lo que antes era parte del Bien Común.

Las subastas continúan 30 años, hasta que el actual gobierno de Izquierda las interrumpe en el año 2018.

Y en ese proceso privatizador es que se crean las fortunas de los hoy más ricos del país. Por abreviar, me concentro solo en los mencionados 3 más ricos.

Carlos Slim, que recibió a precio de ganga el monopolio de la telefonía nacional. Ricardo Salinas, que compró la televisora del Estado. German Larrea, que le compró minas.

Pero sus fortunas de hoy no quedan explicadas solo con las subastas iniciales. Son las reglas neoliberales que desde entonces les han permitido multiplicarlas. Dicho en breve, son reglas que les han permitido gastar muy poco mientras han cobrado mucho.

Es decir, sus consorcios han pagado solo un ridículo 2.4% de impuestos; los salarios que han pagado son en promedio más bajos que los de China; y en contraste, los productos que nos han vendido a los mexicanos son más caros que en otras latitudes.

Por muestra un botón. Carlos Slim nos vende un internet tan malo como el de Egipto a precio del internet estadounidense.

Además, su amistad con el Poder Presidencial ha sido magnífica. Nuestros mayores mega-billonarios son los mayores contratistas del Estado, aún hoy en día.

Además, lo dicho, son el tema tabú para el Poder Mediático.

Y los otros poderes, el Ejército, los Poderes Judicial y Legislativo y la Derecha Mexicana los han asistido a ellos, no a los trabajadores.

Terminar con la era neoliberal y progresar hacia una democracia económica es otra forma de decir que los otros poderes actuantes del país deben subordinar al Poder Económico al Bien Común.

La Izquierda dura aconseja la expropiación.

La Izquierda que asume el libre mercado tiene dos posturas. La moderada, como la del presidente López Obrador, que se conforma con cobrarles de forma puntual impuestos.

Y la Izquierda más severa, como la de Picketty, que propone imponerles un nuevo pacto. A decir: cobrarles más impuestos y exigirles mejores salarios.

Como sea, debatir qué hacemos con los mega-billonarios es una asignatura urgente en México.

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