Se ha hablado mucho de las nuevas campeonas del futbol mexicano. Las Rayadas del Monterrey volvieron a ponerse la corona y, con ella, son imanes de las mejores jugadoras de México.
No entendemos por qué en la Selección Mayor Katty Martínez apenas jugó en los duelos en Canadá, pero sabemos de la calidad y agallas que tiene.
Ya también platicamos del debut de Emma Hayes, la directora técnica inglesa que llegó a la selección de Estados Unidos, quien tiene la encomienda de ser la campeona olímpica en París 2024, además de regresar también al equipo al primer lugar mundial.
Sí, una de las mejores estrategas del mundo unió a las veteranas y a jovencitas de 16 años en dos partidos amistosos ante Corea del Sur, y ambos los ganó por goleada.
Claro, con jugadas de fantasía de Trinity Rodman y de la ya conocida Sophie Smith, así como la volante creativa Rose Lavelle, la inolvidable Mallory Swanson, además la juventud, ganas y valentía de las nuevas generaciones. Se pondrán nerviosas, pero saldrán con toda esa presión ante más de 30 mil aficionados en casi todos los estadios de Estados Unidos... Y lo que se espera en los Juegos Olímpicos en París.
Ahora, jugadoras mexicanas como Katty Killer: Buenas técnica y tácticamente, las tenemos, con ovarios para enfrentar partidos de talla internacional, como lo demostraron al ganarle a ese equipo estadounidense en Copa Oro.
La materia prima la tenemos, y lo podemos ver en uno de los mejores documentales de futbol de todos los tiempos: “Tan cerca de las nubes”, de Manuel Cañibe. Actuado por las verdaderas futbolistas de los años 70 en México: la Peque Rubio, Elsa Huerta, Eréndira Rangel... La verdadera historia de las jugadoras que llenaron el Estadio Azteca con 100 mil aficionados, en 1971, en la Copa del Mundo en México.
Un año antes, asistieron al Mundial en Italia, donde le ganaron a las anfitrionas. Pasaron al partido por el tercer lugar, la portera no podía pararse porque le lesionaron la espalda en el juego anterior... Lloraba en el césped, se levantaba —cada vez con más dolor— cuando tomaba el balón, y así, a empujones, con vendas, como momias, lograron el tercer lugar.
Fue la primera vez que el público mexicano recibía con mariachis en el aeropuerto a una selección amateur femenil, por haber logrado el tercer lugar mundial.
Un año después, se vendieron todas las entradas en el Azteca, cuando a las jugadoras no les daban ni 20 pesos para regresarse en camión a sus casas.
Todo lo que habían logrado, y ¡No les quisieron pagar nada! Amenazaron con no jugar el partido ante Dinamarca y, un día antes, en el hotel de concentración, obligaron a dos de ellas a leer un comunicado que no habían escrito, en donde decían que jugarían por respeto al público. Esa final la perdieron.
Después de ese día, nada se supo de ellas. Las silenciaron, como si nunca hubieran existido, con una de las portadas de un diario de circulación nacional que decía cobardemente: “Las mujeres no deberían jugar al futbol”.
Pues ahora, los equipos se pelearán por Katty Martínez, Karen Luna, Greta Espinoza, Tatiana Flores. Ahora sí se habla de todas, pese a los que, alguna vez en México, nos quisieron silenciar. Nunca más.