“Minuto 54, rebota el balón en la arquera de las Centellas de Necaxa. Lista a la pesca del esférico, Luna aprovecha, se la encuentra... Remate dentro del área... ¡Gol de Marisol Luna! Gol con mirada al cielo, dedicado a la señora Martha Elba Martínez, qepd, madre de Marisol, a la que tiene tatuada en su brazo izquierdo, y a quien le prometió dedicarle su primera anotación. ¡Lo logró Marisol! ¡Gol del Puebla!”.

Marisol Luna Martínez es una de las refuerzos en esta campaña de la Liga MX Femenil para el equipo del Puebla.

Aquel día, en la Jornada 5, las poblanas ganaron su primer partido, contra el Necaxa. La oriunda de la Ciudad de México nos mostró su tatuaje en el brazo izquierdo, una espada de los “Tres Mosqueteros”. “Somos mi madre, que en paz descanse, mi hermano Jay y yo. Cuando meta mi primer gol, se lo dedicaré a ella hasta el cielo”, nos platicó.

Marisol juega futbol desde los cinco años de edad y recordaba, luego del entrenamiento camotero, cómo jugaba con sus vecinos de la colonia en Iztapalapa. “Recuerdo esos días, cuando todos jugábamos cáscara y retas... Apostábamos los refrescos, y fueron épocas muy bonitas. Mi padre me llevaba a jugar, él se llama Juan Luna, también exfutbolista”, comentó la artillera.

La jugadora viene de una familia futbolera de cuna. Su bisabuelo jugó para el Atlético Español, mientras que su padre hizo lo propio como centro delantero. Su hermano Jay también ha sido importante en su vida. Cuauhtémoc Blanco, David Beckham, Ronaldinho y Zinedine Zidane, fueron jugadores también importantes para ella.

La delantera es una chica dulce, que cree en el sacrificio y el trabajo duro para lograr sus objetivos.

“Mi meta a mediano plazo es meter muchos más goles, por supuesto, sumar en mi equipo y salir de México... Puede ser al Alajuelense de Costa Rica, o a algún equipo de España”, agregó.

Detrás de cada jugadora hay una gran historia de vida que no podemos perder de vista. Marisol también quiere un futbol femenil mejor y admira a jugadoras como Alex Morgan y Megan Rapinoe, de la selección estadounidense, quienes siempre han luchado por la igualdad de los derechos de las futbolistas. Y, por supuesto, quiere una Selección mejor.

Detrás de cada jugada, detrás de cada gol, hay sudor, sangre, sacrificio, trabajo, entrenamiento, lágrimas, porque esos goles son los que van directito al cielo.

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